El rol japonés está de moda. Square Enix sigue alimentando dicho género con una aventura de clara inspiración 16 bits, al menos en la parte jugable. Analizamos Lost Sphear, la última obra del estudio Tokyo RPG Factory.
Es una alegría para muchos de nosotros lo que está sucediendo con los JRPGs. No paran de aparecer, y compañías como Square Enix nos ofrecen con mucha frecuencia nuevas obras basadas en tan popular y veterano género. La más reciente es Lost Sphear, un título que continúa lo iniciado con I Am Setsuna hace ya un tiempo, es decir, que nos ofrece una jugabilidad bastante inspirada en las clásicas producciones de la era de los 16 bits.
Además y sin ser el mejor exponente dentro de su género, de lo que no cabe duda es que con esta producción los desarrolladores han pulido algunos de los problemas más criticados de su anterior obra, dando como resultado un juego más redondo. ¿Podría haber dado más de sí? Pues considero que sí por diferentes motivos que más tarde voy a explicaros, pero a pesar de eso Lost Sphear es una aventura muy notable dentro de su particular estilo old school.
La historia que tiene lugar en este título está bien concebida, aunque no es ni la más original que he vivido nunca ni, tampoco, la mejor narrada. El protagonista es el joven Kanata, un muchacho que ve cómo tanto su ciudad natal (Elgarthe) como el resto de localizaciones que forman parte de su mundo se ven, del día a la noche, prácticamente desvanecidas. ¿Y por qué razón? Pues, sin querer entrar en demasiados detalles para no desvelar nada demasiado significativo, por un problema que tiene que ver con la pérdida de los recuerdos.
Recuerdos de cristal
Precisamente, el tema de los recuerdos presenta una importancia capital en el desarrollo de la aventura y, no en vano, el protagonista posee una asombrosa habilidad que le separa del resto: la cristalización de recuerdos. Gracias a estos objetos de gran valor Kanata puede dotar de nueva vida ya no sólo a determinados personajes, sino a zonas y aldeas enteras, característica que a la postre es una parte muy importante de la base jugable que ostenta esta aventura JRPG.
De esta forma, una de nuestras tareas fundamentales a lo largo de todo el juego consiste en ir tratando de restablecer y "normalizar" el mundo que rodea a Kanata y al resto de protagonistas mediante el implante de dichos recuerdos que tenemos que ir recolectando. La exploración se convierte, por lo tanto, en una de nuestras actividades primordiales en Lost Sphear, pudiendo recorrer un amplísimo escenario que está compuesto por una buena suma de localizaciones claramente diferenciadas. Para movernos de un punto a otro utilizamos un mapamundi, una herramienta clásica en este tipo de producciones, pudiendo de paso ir recopilando una gran cantidad de objetos de todo tipo (además de los citados recuerdos), desde nuevas armas a pócimas curativas, ropas y demás ítems de utilidad variable.
Como ya sospecharéis y dada la naturaleza de esta producción, muchas de las localizaciones que nos aguardan en este juego están bloqueadas o no son accesibles de inicio, por lo que el backtracking es una pieza clave en la fórmula de juego que presenta la aventura. A medida que progresamos y como ya os he comentado líneas más arriba, también vamos reclutando a nuevos miembros que se unen a nuestro viaje, pudiendo llegar a conformar un grupo de personajes tan curioso como compensado. A Kanata y su amiga Lumina se unen otros como el siempre sorprendente Locke, el más oscuro Van y varios más que no quiero desvelar, tipos todos ellos dotados de una personalidad muy concreta y determinada… y lo más importante, de aptitudes y características muy definidas.
Combates clásicos ATB
Como buen JRPG, a lo largo de Lost Sphear debemos ir participando en numerosas batallas contra una generosa variedad de monstruos y rivales. Dichos enfrentamientos tienen lugar por turnos, cómo no, pudiendo ajustar varios parámetros como su "flow" (activo o pasivo). Eso sí, es necesario precisar que los combates no son aleatorios, por lo que en la mayoría de las ocasiones vemos llegar a los rivales, los cuales normalmente se encuentran merodeando y patrullando en ciertas zonas de los decorados.
El título emplea el tradicional sistema ATB (Active Time Battle), dotando de bastante dinamismo a las batallas y, también, más profundidad de lo que puede parecer en un principio. Y es que si bien durante los primeros compases del juego las contiendas resultan muy facilonas y no nos permiten escoger entre demasiadas opciones, a medida que progresamos va ganando en estrategia y cierta complejidad dentro de su simpleza. Eso se debe a diversos motivos, como el progresivo aprendizaje de nuevas técnicas y recursos mágicos por parte de los protagonistas o al empleo de las llamadas Vulcosuits.
En cuanto al primer factor, el empleo de ataques mágicos, un recurso llamado Spritnite adquiere mucha relevancia. Gracias a él podemos aprender nuevas técnicas y habilitar cada vez más slots para realizar acciones especiales para cada uno de los personajes, algo fundamental para poder encarar con garantías las batallas más duras. Y, por otra parte, las armaduras mecanizadas Vulcosuits nos permiten ganar en capacidad ofensiva y defensiva, al tiempo que también nos otorgan nuevas habilidades, como por ejemplo romper ciertos objetos y estructuras que están dispersos por los escenarios.
Es una aventura bastante variada y atractiva, especialmente para aquellos que adoren los JRPG clásicos
Otro de los pilares sobre los que se apoya esta obra es la interacción con diferentes personajes secundarios, pudiendo dialogar con un buen número de ellos a lo largo de las más de 20 horas que nos durará esta aventura. Las (no muy frecuentes) conversaciones habladas se han mantenido en japonés, mientras que los textos han sido reflejados únicamente en inglés. Sí, ya lo sé, es una pena que en este caso Square Enix no haya realizado el esfuerzo de traducir el juego (algo que afortunadamente sí que sucederá en el inminente Secret of Mana), pero también es cierto que a poco que se tenga un nivel bastante básico de inglés es posible seguir la trama sin demasiados problemas.
Todos estos ingredientes hacen de Lost Sphear una aventura bastante variada y atractiva, especialmente para aquellos que sean como yo y que adoren los JRPG clásicos. Sin embargo, también es necesario recalcar un par de defectos que presenta el título que van más allá de su falta de traducción y su predecible argumento, comenzando por el diseño que muestran algunos decorados y mazmorras que visitamos, los cuales en ocasiones se muestran demasiado básicos en su concepción. Y no me refiero a su vertiente técnica, sino a sus pequeñas dimensiones y a su naturaleza demasiado lineal.
Por otro lado, también me ha parecido un juego que tarda un poco en arrancar, más de la cuenta incluso para tratarse de un JRPG, un estilo donde las cosas suelen tomarse con más calma que en otro tipo de producciones. El comienzo es demasiado simple y facilón, por lo que las primeras horas pueden hacerse un tanto superfluas, aunque a cambio durante este tiempo se nos explican con bastante acierto los clásicos tutoriales. Una cosa por otra.
En cuanto a su acabado técnico, no estamos ante ningún portento gráfico, para nada, pero por lo menos sí es un videojuego dotado de cierto encanto visual y que, dentro de lo que cabe, nos proporciona buenas sensaciones. La gran cualidad que atesora la aventura en esta faceta radica en su parcela estética, donde en muchas ocasiones brillan con luz propia algunos decorados que han sido dotados de una elegancia y plasticidad incontestables. Lo demás es bastante más funcional, incluyendo la recreación de los personajes y sus correspondientes animaciones.
El sonido es harina de otro costal dado que el juego nos regala una banda sonora fantástica, de las mejores que he escuchado últimamente. Tomoki Miyoshi ha confeccionado un buen cúmulo de piezas que son una auténtica delicia para los oídos, amén de ajustarse perfectamente a cada una de las situaciones que plantea la aventura. Unas melodías bien rematadas por efectos sonoros competentes.
Con I am Setsuna Tokyo RPG Factory allanó el camino para lo que ha acabado siendo Lost Sphear. Esta aventura rolera se inspira en los grandes clásicos del género de la era de los 16 bits, mejorando muchos de los aspectos que fueron más criticados del citado I am Setsuna, empezando por su sistema de combate, que en este caso ha sido bastante potenciado. Todavía posee margen de mejora en ciertos aspectos jugables pero, más allá de eso, se trata de un gran representante del género. Una lástima que no haya llegado con textos en español.
Comprar Lost Sphear- La jugabilidad old school resulta muy cautivadora (al menos para los más nostálgicos)
- El sistema de batalla está bien plasmado: simple pero enganchante
- La banda sonora es sensacional
- La historia, sin ser mala, termina siendo bastante predecible
- Los diseños de algunas mazmorras y escenarios son demasiado básicos
- La primera parte de la aventura es bastante facilona
