No conformes con el triunfo de Slender hace más de un lustro, Blue Isle vuelve a la carga con una idea mucho más ambiciosa: un sandbox MMO, de esos que podrían plantarle cara a ARC o a Conan Exiles. ¿Sus apuestas? Un entorno con menos elementos de supervivencia y más actividades intrínsecamente divertidas.
En alguna que otra ocasión he leído (y replicado) en foros eso de "supervivencia, crafteo, sandbox, acceso anticipado: los cuatro jinetes del apocalipsis". Es un poco cruel, ciertamente, pero no podemos negar que el género de los sandbox MMO lleva grabado a fuego un estigma de mediocridad que es muy difícil disimular. Estamos acostumbrados a ver estudios medianos yendo a por todas con una obra colosal que termina pecando de repetitiva, falta de mimo, pulido, profundidad, emoción y variedad; y sin embargo, es un tipo de producto con un público muy amplio. La comunidad termina convirtiéndose en un aliciente para jugar mucho mayor que el propio juego en sí, gracias a su impecable organización en clanes y su creatividad sin límites. Citadel: Forged With Fire no es nada nuevo en este sentido, ni mucho menos, pero al menos sí demuestra ser consciente de cómo juegan los jugadores a este tipo de propuestas y trata de hacer las cosas bien.
Yendo al grano y sin sorpresas en su planteamiento. Si ARK: Survival Evolved llamó a las puertas de tu curiosidad con la posibilidad de invadir bases enemigas mientras disparas un rifle de asalto a lomos de un dinosaurio en compañía de tus amigos, Citadel te propone domesticar lobos gigantes y dragones, construir un castillo, surcar el cielo en tu escoba voladora o jugar a lo que básicamente entendemos por quidditch. ¿Suena bien? Pues claro que suena bien, y si tienes mucha paciencia y un grupo de amigos para jugar te lo puedes pasar genial con estas actividades y más. Pero para cuando llegue el momento habrás perdido la cuenta de las horas que has pasado haciendo actividades superfluas o llenas de problemas: hay mucho espacio y tiempo para 'grindear', pero a la hora de la verdad no hay mucho que resaltar.
Citadel: Forged With Fire, Explorando Ignus
Iniciamos nuestro camino en el mundo de Ignus —claramente inspirado en El Señor de los Anillos o Harry Potter, pero mucho más pobre en todos los sentidos— con un mago recién forjado en fuego que da nombre al juego. Por supuesto, empezamos la aventura con ropas harapientas y con la única ayuda de un instructor que nos dará pistas sobre las básicas de crafteo y combate. No tardamos nada en comenzar a subir de nivel y desbloquear nuevos conocimientos que nos permitirán especializar a nuestro personaje como más nos guste: tienes la opción de combatir con una varita mágica, con una espada o una mezcla de ambas, apostar más por la resistencia, la salud o el maná, o incluso pasar de todo eso y centrarte en domesticar y cuidar criaturas que peleen por ti.
No tenemos que preocuparnos de comer, beber o dormir, algo que no me parece necesariamente malo porque supondría sacrificar complejidad en favor de diversión directa, pero es que tampoco es el caso. El sistema de combate es tremendamente simple y se resume a ir andando hacia atrás, en círculos o buscar las espaldas de nuestros oponentes mientras lanzamos hechizos o golpeamos con tajos individuales de nuestras armas cuerpo a cuerpo, con cuidado eso sí de gastar poco maná porque este se regenera muy lentamente y las pociones que lo restauran son bastante difíciles de conseguir. La inteligencia artificial de nuestros oponentes es absolutamente nefasta y responde a patrones muy básicos, aunque sí debemos reconocer que a medida que avanzamos en el juego encontraremos una variedad de enemigos bastante aceptable: al contrario que ocurre en nuestras primeras 30 primeras y soporíferas horas, encontraremos enemigos lentos pero poderosos, otros rápidos pero frágiles, algunos que vuelan y algunos tienen la posibilidad de atacar tanto en cuerpo a cuerpo como a distancia.
El sistema de combate es tremendamente simple
Como te puedes imaginar, el tema del combate es un poco más interesante cuando nos adentramos en las tres criptas que componen el 'endgame' del apartado PvE: mazmorras bastante tradicionales en términos de mecánicas y diseño que más o menos cumplen su cometido, pero que resultan todo un suplicio si no tienes amigos conectados o tu servidor de 60 personas de capacidad está más o menos vacío en ese momento. Afortunadamente, siempre tienes la posibilidad de completar misiones y contratos sencillos de "ve a esta cueva, mata a este enemigo de élite, llévate esta recompensa". Hay otra característica interesante en este sentido y es la posibilidad de crear nuestro propio servidor privado, que actualmente da bastantes problemas técnicos, pero entendemos que cuando se pula debidamente será un gran aliciente para jugar porque significa que podremos coordinarnos mucho mejor con nuestros amigos, y ahí está el gran atractivo del juego, como era de esperar.
Citadel: Forged With Fire tiene un sistema de construcción de casas muy sencillo, abierto y cómodo de usar, con bastantes posibilidades. Conseguir materiales para hacer cualquier cambio en nuestra casa virtual lleva bastante tiempo, por lo que la mayoría de jugadores solitarios tienden a hacer una cabaña con lo más básico, como un cofre para guardar cosas que no vayan a utilizar, y poco más. Quienes estén dispuestos a dedicar más tiempo y recursos a esta tediosa empresa pueden formar grandes castillos en compañía de sus amigos, que es sin duda algo mucho más divertido y gratificante. Lo que no es tan divertido es que según las críticas de otros aficionados que han llegado a nuestros oídos (no hemos podido comprobarlo de primera mano) las defensas de las fortalezas son tan pobres que a menudo los servidores PvP terminan echando por tierra los esfuerzos de semanas de trabajo en un periquete.
La relación entre esfuerzo y recompensa es un problema en todos los juegos online, y en el caso concreto de Citadel es bastante acusado porque la mayor parte de actividades divertidas requieren un esfuerzo bestial por nuestra parte, y no siempre compensa. Para cuando lleguemos a domar un dragón o montar en una escoba voladora, que son cosas tan divertidas como parece, primero habremos pasado por medio centenar de horas lidiando con una IA nefasta, actividades de recolección tediosas y misiones aburridas y genéricas. No hay una historia que te anime a avanzar, ni personajes interesantes, ni actividades desafiantes que hacer desde el principio. Al menos sí podemos afirmar sin temor que el proceso de subir de nivel es relativamente ágil y que desbloqueamos constantemente nuevas bonificaciones pasivas y poderes para crear armas y artefactos nuevos.
A nivel técnico y artístico, Citadel: Forged With Fire cumple las expectativas sin demasiadas florituras
Por su parte, la magia no nos termina de convencer, pero al menos hace más o menos su tarea. Los hechizos se pueden crear a partir de cuatro disciplinas mágicas, cada una de las cuales modifica los atributos del encantamiento que usemos, y se pueden asignar a nuestro arsenal en un periquete. Al final contamos con un pequeño pero efectivo elenco de destrezas místicas para curar o dañar en área y atacar con diferentes elementos. Todas ellas tienen alguna variante que se puede adaptar a nuestras preferencias personales, aunque no encontrarás nada particularmente sorprendente hasta que lleves… muchas horas. Que no se nos malinterprete: no creemos que la magia esté mal en absoluto, es un pequeño rasgo distintivo que le viene bastante bien en general a nivel de mecánicas e identidad, pero podría haber dado bastante más de sí y esperamos que lo haga en futuras actualizaciones.
A nivel técnico y artístico, Citadel: Forged With Fire cumple las expectativas sin demasiadas florituras. Los bosques y ciénagas de Ignus están recreados con personalidad y acierto y acompañados de melodías ambientales más que correctas, aunque tal vez nos hubiera gustado ver algo más de variedad de idomas. No hay muchos más allá de las frías tierras del norte. Por otra parte, el juego apunta a los 60 fps incluso en consolas, algo nada habitual en los mundos abiertos, y no suele dar problemas más allá de alguna transición de primera a tercera persona y los servidores privados, como decíamos más arriba. Nos hubiera gustado que las praderas y castillos tuvieran rasgos más distintivos y mayor nivel de detalle, que algunas criaturas tuvieran mejores animaciones o que la traducción al español fuera completa en lugar de estar reservada únicamente a textos, pero a fin de cuentas son problemas muy pequeños que no entorpecen nuestra experiencia.
Citadel: Forged With Fire tiene buenas premisas, alguna idea original y buena apariencia, pero al final cae en los problemas más recurrentes de los sandbox MMO habituales. Para cuando puedas volar, jugar partidos de quidditch o construir un castillo te darás cuenta de que no justifican las horas que has dedicado a lidiar con su tosco sistema de combate, su recolección o las aburridas misiones secundarias que obtenemos de vez en cuando. ¿Tiene potencial? Desde luego que sí, pero tendrá que sacarlo a lucir mediante actualizaciones regulares.
- Potente sistema de progresión y fabricación, fácil de entender y con posibilidades
- La presentación del juego está lograda a nivel artístico, técnico y de interfaz
- Unas cuantas actividades interesantes para quien esté dispuesto a dedicar muchas horas
- Combate y exploración poco aprovechados
- Animaciones y apartado técnico algo rudimentarios
- Hace falta machacarse demasiado para lograr cosas muy básicas
