¿Te suena la cultura tarahumara? ¿No? Pues existe, y es una etnia indígena de la Sierra de México. Como leerás en este análisis, el equipo de Lienzo nos sumerge de lleno en su cultura y mitología con Mulaka, una aventura "de las de antes" con mucho encanto y variedad.
Decir que Mulaka es "un videojuego de acción y aventuras ambientado en la mitología tarahumara" no es mentir, pero sí es quedarse corto a la hora de explicarle a alguien lo que se va a encontrar aquí. La obra de Lienzo tiene cierto encanto, cierto poder de sugestión que es difícil de describir. Definitivamente, no creo que sea un juego para todo el mundo, pero estoy seguro de que habrá un pequeño sector de sus jugadores que quedará embelesado con ese "je ne sais quoi" del que hablamos.
No, Mulaka no tiene personajes memorables, ni un mundo abierto y complejo, pero sí que es capaz de atraparte con la familiaridad o la naturalidad que esperarías en juegos como The Legend of Zelda, del que bebe mucho y en muchos sentidos: los personajes con los que hablamos presentan el mismo semblante ambiguo y tembleque antinatural que los que vemos en la serie de Nintendo, y también nos resultan igual de cercanos sus jefes y semidioses, sus planos de cámara e incluso sus enemigos y jefes finales… entre otras cosas.
Pero no nos equivoquemos: hablamos de una familiaridad meramente mecánica, Mulaka no es en absoluto un Frankenstein que coge partes de varios juegos para echar a andar. Más bien al contrario, es un juego fiel a sí mismo y sus propias ideas, que nos propone explorar una cultura tan exótica como es la tarahumara. Controlamos a un Sukurúame (Elegido hijo de las estrellas) que da nombre al juego, y nuestro destino es purgar la Sierra de México del mal y la codicia de una deidad maligna conocida como Terégori. Con este objetivo, debemos viajar por diferentes localizaciones buscando la ayuda de los semidioses, que nos conceden sus bendiciones y poderes para transformarnos en animales.
Una historia bastante trillada en el mundo de los videojuegos y que podemos completar en unas 5-6 horas si vamos directos al grano, con la posibilidad de volver a visitar las áreas que hemos dejado atrás anteriormente para descubrir coleccionables y secretos nuevos. Cada una de estas áreas presentan tanto un diseño artístico como temas musicales propios —estos últimos bastante inspirados, de hecho— y no dejan de mejorar hasta el final de la aventura. Además, la pantalla de carga que separa cada uno de ellos es muy breve.
Mulaka se esfuerza por introducir nuevos enemigos, jefes, mecánicas y rompecabezas constantemente para no ser repetitivo
Tal vez es aquí donde resida uno de los mejores puntos fuertes de Mulaka: se esfuerza por introducir nuevos enemigos, jefes, mecánicas y rompecabezas de forma constante para evitar la sensación de repetitividad. Algunos de los monstruos que se presentan conforme progresamos son variantes de enemigos existentes, de tal forma que podemos ver trilobitas normales, magnéticos o con una mecánica suicida, por ejemplo. Y siempre se nos ofrece la posibilidad de desarrollar su trasfondo con un bocadillo de texto opcional. Algo parecido ocurre con los puzles: de éstos hay muy pocos tipos, pero los que hay ganan complejidad y originalidad conforme avanzas en la aventura.
Es una lástima que los propios combates no acompañen la tónica general de variedad: la mayoría de jefes son bastante divertidos, pero por desgracia los enfrentamientos contra enemigos pequeños no están a la altura. Transcurren en pequeñas áreas cerradas y con escasa o nula interacción con escenarios. Además, se prolongan con oleadas adicionales de enemigos, de modo que se pueden hacer abiertamente pesados en algunas ocasiones. Sí que los salva el hecho de que cada enemigo esté lo suficientemente bien definido como para obligarnos a pensar un poco y distribuir nuestras prioridades y momentos para atacar.
No ayuda el hecho de que sólo contemos con una lanza como arma, y aunque se puede usar con más de una mecánica, hubiera estado bien poder hacer uso de más combos o desbloquear algún arma extra para enriquecer nuestras posibilidades pugilísticas. Hubiera sentado especialmente bien al conjunto, teniendo en cuenta que las mecánicas para luchar contra enemigos son muy buenas individualmente; pero la sensación de pesadez desmerece el conjunto.
Hemos repasado los rompecabezas y los combates, pero creemos que es importante recalcar que los niveles de Mulaka tienen también un interesante componente de exploración. Algunos mapas son más lineales y otros más abiertos, aunque todos comparten este factor, que principalmente se guía por la curiosidad del jugador. A menudo encontramos cofres o coleccionables en plataformas difíciles de alcanzar, así como otros tantos escondidos o imposibles de conseguir hasta que desbloqueamos cierto poder.
Y hablando de poderes, desde el comienzo de la aventura tenemos un poder de visión especial (similar a la clásica vista de águila de Assassin's Creed) que nos ayuda a encontrar los puntos de interés de la zona en la que estemos, aunque su uso es bastante limitado. Una mecánica que se agradece bastante si tenemos en cuenta que en ningún momento contamos con un punto de ruta que nos diga qué hacer: siempre debemos abrir una puerta con tres llaves para continuar, pero la ubicación de éstas depende de nuestra capacidad para orientarnos en el mapa y de las pistas que nos ofrecen los personajes.
Lo tocante a los gráficos, por otro lado, es un asunto algo espinoso. Defendemos la libertad y originalidad creativa a capa y espada, y por fortuna Mulaka nos aporta algunos escenarios muy bellos de vez en cuando; sin embargo, la simplificación extrema de las texturas al punto de que llevarlas a la inexistencia también nos deja con planos muy sosos en alguna que otra ocasión. Con todo, es una cuestión de gustos y el programa reserva más alegrías que decepciones en este sentido. No podemos decir lo mismo del motor Unity, que nos deja con bastantes problemas de físicas: algunos modelados están contenidos en una caja invisible, y tanto los saltos como el poder de transformarnos en halcón pueden hacernos caer en algún lugar del que ya no podemos salir. También nos hemos enfrentado a ciertas ralentizaciones puntuales en la versión de PC, incluso usando una tarjeta gráfica poderosa.
La balanza, a fin de cuentas, se inclina a favor de Mulaka. Incluso enfrentándose a pequeños problemas de pulido y un combate algo mejorable, da la sensación de que fueran sólo puntuales contratiempos que no afectan en gran medida a la calidad general. La cultura tarahumara tiene su aquel, y también existe un encanto sutil en las torpes animaciones de sus personajes poligonales, los rompecabezas con plataformas de corte noventero, la posibilidad de transformarnos en animales o enfrentarnos a versiones cada vez más poderosas de monstruos como los "hombres campamocha".
Mulaka no es sólo un variado popurrí de acción y plataformas noventeras, sino que además evoca con acierto sensaciones de algunos clásicos. Nuestro viaje por la Sierra de México nos invita a descubrir áreas con buen ritmo y exploración, y tomar parte en algunas estupendas batallas contra jefes. Sólo algunos problemas de rendimiento y un arsenal limitado nublan una puesta en escena estupenda.
- Introduce nuevos escenarios, enemigos y mecánicas constantemente.
- Algunos tramos del juego son particularmente variados, complejos y divertidos.
- Sin caer en el conservadurismo, se siente como un clásico noventero.
- Los escenarios de combate no están bien aprovechados.
- Presenta desperfectos técnicos relacionados con las físicas y la fluidez.
- Le vendría bien darnos acceso a un arsenal más amplio.
