No estamos en la mejor época de las 2D, o al menos eso pensábamos, porque títulos como Muramasa: The Demon Blade nos demuestran que la vieja escuela todavía puede darnos grandes momentos de juego. La belleza del lejano Oriente y la violenta confrontación de katanas se juntan en un beat 'em up en el que dos ninjas buscan su destino gracias a la talentosa mano de Vanillaware.
El imperio de las 3D nos inunda. La mayor parte de lanzamientos apuestan por perfectos modelados, detalladas texturas y, cómo no, la alta definición. No obstante, en medio de esta especie de psicosis por acercarse lo máximo posible al hiperrealismo también queda un pequeño hueco para otro tipo de juegos que nos recuerdan que ver personajes y escenarios desde un solo lado también puede ser interesante.
Muramasa: The Demon Blade es un buen ejemplo de ello. Con una desmesurada belleza visual bidimensional y una jugabilidad propia de los beat 'em up de la vieja escuela, lo nuevo de Vanillaware llega directamente y en exclusiva al catálogo de Wii para convertirse en uno de los lanzamientos de culto más importantes de este año.
Y es que, aunque bajo la capucha de un título de acción en "scroll" horizontal, la obra de los creadores del también maravilloso Odin Sphere recoge un poco de exploración, de diálogo y de mecánicas RPG para ofrecernos un espectáculo jugable y visual a lo largo de una aventura épica, muy larga (más de 10 horas) y altamente rejugable. Los amantes de los "sprites" y los "scroll parallax" tienen en el wiimote y en el nunchuk de Nintendo una buena razón para disfrutar de una de ninjas con mucha acción, una ambientación deliciosamente oriental y, por encima de todo, unos valores de producción muy exigentes. Muramasa: The Demon Blade no es simplemente un videojuego, es una manera de hacernos ver que el talento y el arte son más importantes que la tecnología.
Recorriendo el Antiguo Japón
Una de las grandes características del título de Vanillaware es que se nos permite, como ha sido tradición en los beat 'em up, seleccionar entre varios protagonistas. En nuestro caso, tenemos a Momohime y Kisuke, dos personajes que vivirán aventuras recorriendo las praderas, los bosques y los poblados del Antiguo Japón, desde Edo (Tokyo) hasta Kyo (Kyoto). Eso sí, lo peculiar del asunto es que los ninjas vivirán cada uno su propia historia, tanto que incluso van a partir desde distintos puntos de la geografía nipona.
Así pues, dos aventuras repletas de honor, venganza y traición, temas claves del credo ninja que en este caso están representados en el para nada circunstancial guión que ha preparado el mismísimo director del proyecto: George Kamitani.
Adornado con referencias a la mitología y cultura orientales, Muramasa: The Demon Blade es una aventura con katanas como protagonistas que nos propone varios modos de control (binomio wiimote-nunchuk, controlador clásico o controlador de Gamecube) para repartir cortes a diestro y siniestro. Todo con el atractivo de un avance semilineal donde las recurrentes batallas, jefes finales, puntos de experiencia y evolución de los protagonistas marcan un estilo de juego único al que para ser perfecto sólo le hubiera faltado una vertiente multijugador.
Una de ninjas, por favor... ¡y con muchas katanas!
En efecto, el nuevo videojuego de Yoshifumi Hashimoto es una experiencia estrictamente individual donde el avance sucede a través de un gran mapeado dotado de unos 30 niveles en los que deberemos de librar cientos de batallas para ganar experiencia, mejorar nuestros atributos y obtener de paso algo de dinero para comprar objetos de recuperación, accesorios de distintas propiedades, ingredientes y hasta libros de cocina. De hecho, en Muramasa: The Demon Blade será importante hacer de chef y alimentarnos para aumentar nuestra fuerza y espíritu, ya que de lo contrario no podremos empuñar muchas de las 100 katanas disponibles.
Y es que las katanas son verdaderamente cruciales para la aventura de Vanillaware. Los únicos inconvenientes es que ellas disponen también de una barra de vida, requieren almas para recuperar su fuerza y sólo podemos llevar encima hasta tres a la vez. Por lo demás, cada una dispone de su propia forma, longitud y fuerza de ataque, sin contar el arte secreto que las caracteriza, algo así como un poder especial de uso limitado pero realmente demoledor.
Y para que nadie se pierda, una vez entremos en el menú de pausa veremos un diagrama en forma de árbol para forjar nuevas katanas con las que moler a golpes tanto a los variados enemigos que nos encontremos por el camino (ninjas, samurais, fantasmas u horripilantes monstruos) como a los desafiantes jefes de nivel, los cuales tenderán a ocupar gran parte de la pantalla.
Una belleza visual de dos dimensiones
Por suerte, los puntos de guardado están bien situados, aparte de que tenemos la generosa cantidad de cinco slots para guardar, la oportunidad de escoger entre dos niveles de dificultad (más uno desbloqueable) y un práctico tutorial que nos enseña a avanzar, saltar, esquivar, defendernos, realizar ataques en el aire y hasta devolver shurikens con nuestra espada. Vamos, todo lo necesario para iniciar nuestra aventura ninja.
Una aventura en la que va a ser imposible que pasemos por alto el cuidado conjunto visual que conforman los "sprites", los fondos en 2D y el intenso colorido aplicado al bello conjunto que significa Muramasa: The Demon Blade. Inspirados por un dibujo reminiscente de la mitología japonesa (no se pueden ocultar las similitudes con el estilo Odin Sphere), los creativos nipones nos dan un videojuego de exquisita fluidez donde podemos deleitarnos con un maravilloso atardecer, un tétrico bosque fantasmal o una lluviosa playa donde las olas se pierden en la orilla. La vegetación y las ropas de los protagonistas se mueven vivamente sin necesidad de evolucionados motores gráficos. Sólo la artesanía y buen gusto del artista frente al jugador. Todo lo demás es mejor verlo por uno mismo para recrearse con decorados de un "scroll parallax" milimétricamente ajustado y adornado con una variedad cromática puramente pictórica.
Por supuesto, siempre al son de la música, y es que no podía ser de otra manera si es que tenemos a un maestro como Hitoshi Sakimoto detrás del apartado musical. No es el directo responsable del doblaje al japonés, tampoco del subtitulado al castellano, pero sí de poner el alma sonora a una obra que es capaz de transportarnos a otra época, lugar y, sobre todo, forma de ver al videojuego.
Muramasa: The Demon Blade apuesta por el olvidado género de los beat 'em up en dos dimensiones para darnos una aventura de exquisitos valores de producción, una factura visual incomparable y una jugabilidad directa para los que quieran revisitar la vieja escuela. Si crees que la diversión tiene que ver más con el arte que con la tecnología, lo nuevo de Vanillaware te sorprenderá, atrapará y enamorará dentro de una historia cargada de honor, valor y mucho acero de katana. Una pequeña obra de arte que todo usuario de Wii debería de considerar.
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