Mega Man 11 trae de vuelta una IP que ha logrado mantenerse tal cual durante 30 años. Tras el análisis del juego de Capcom en PC, PS4, XOne y Switch nos encontramos con un título que es una celebración de su clasicismo como modo de supervivencia, de 30 años con saltos y disparos inconfundibles.
Hay que reconocer que tiene su mérito. Megaman cumple 30 años… y lo hace manteniéndose absolutamente fiel a las bases jugables que estrenó en 1987. La fórmula plataformera, basada en derrotar a 8 robots para luego encarar al malvado Dr. Wily en un marco bidimensional sigue presente en Megaman 11. Y lejos de parecer un increíble anacronismo, lo entendemos como algo lógico en una saga que ha demostrado no saber funcionar de otra forma.
Hay licencias que nacieron para revolucionarse con cada entrega. Al conocido en Japón como Rockman no le importa en absoluto pertenecer a otro club: el del suma y sigue. El nuevo videojuego del bombardero azul nace en este contexto, constituyendo una magnífica celebración de las claves originales. Contiene numerosos guiños al pasado, desde el scroll lateral hasta la reaparición de enemigos, pasando por la copia de las habilidades de los jefes que vamos derrotando… o incluso la vuelta de Rush, nuestro inseparable perro robótico.
Pero también tiene una apuesta para el presente, con la presentación de varios niveles de dificultad, la habilidad de ralentizar el tiempo y la opción de obtener mejoras que ayudan a esquivar la infernal dificultad que siempre ha caracterizado a esta serie. La gran habilidad que demuestra Capcom para dar a cada tipo de jugador lo que quiere (retos grandiosos para veteranos y desafíos satisfactorios para novatos), es lo que define a un videojuego que no huye de su conservadurismo, pero que tampoco descarta alcanzar nuevos horizontes. No mediante la innovación en mecánicas, pero sí tratando de llegar a más público. Y eso, hablando de Megaman, es todo un logro.
El clasicismo como modo de supervivencia
Megaman siempre ha descansado en una idea narrativa simple pero efectiva: científico bueno (Dr. Light) lucha contra doctor malo (Dr. Wily). Entre medias, Megaman, un ser biónico encargado de acabar con el caos que surge de tal confrontación. No hay ninguna diferencia en Mega Man 11, salvo por el hecho de que se nos muestra el origen de tal disputa, y que está relacionada con el Doble Mega, un dispositivo que logra poner al límite los circuitos del robot en que se equipa.
Megaman 11 constituye una magnífica celebración de las claves originales de la saga del bombardero azul
Precisamente este dispositivo es el que explica la gran novedad de esta entrega: la posibilidad de ralentizar el tiempo o de potenciar la capacidad de disparo de forma temporal. En particular, la habilidad de ralentización permite un diseño de niveles magnífico, con partes muy ingeniosas, que van desde evitar que nos alcance una cortina de fuego hasta permitirnos golpear durante más segundos el punto débil que ha dejado expuesto un enemigo. Hay secciones de plataformeo y jefes que son casi imposibles de superar sin hacer uso de esta técnica, divertida de utilizar e imprescindible para comprender cuál es la aportación que realiza este Megaman a la franquicia.
Esta capa se posa sobre la estructura de juego clásica. Esto es: la pantalla de selección de 8 niveles, correspondientes cada uno a un escenario con un robot jefe característico. Los poderes resultantes se corresponden con el viento, la electricidad, el fuego… y dependiendo del orden que establezcamos, nuestro siguiente paso nos resultará más o menos llevadero. La estrategia, en este sentido, sigue estando muy presente. Pero sobre todo la habilidad. Nos volvemos a encontrar ante un título muy desafiante, especialmente en modo superhéroe, el mayor de los cuatro grados de reto disponibles.
Sin embargo, es un desafío siempre justo con el usuario, gracias a una extraordinaria respuesta a los mandos, fiable al cien por cien. Además, creemos que Capcom ha acertado de pleno al permitir escoger la dificultad, y en adición incorporar una serie de ayudas opcionales. Recolectando tornillos en los decorados, podemos comprar vidas, contenedores de energía, un disipador de calor que mejora el tiempo de recuperación de la técnica Doble Mega, y así un largo etcétera. Todo esto establece distintas capas de dificultad que se adaptan a muchos tipos de usuarios. Hace el juego más asequible, pero si no quieres, no tienes por qué utilizarlas.
Completar todos los escenarios lleva en torno a 3-4 horas, repletas de multitud de situaciones y una gran calidad plataformera y de acción. No obstante, el juego no se acaba ahí. Aparte de poder completarlo en un nivel de dificultad superior, puedes acceder a una serie de modalidades adicionales. Superar los niveles en el menor tiempo. Llegar hasta el jefe final saltando o atacando lo menos posible. Coleccionar una serie de medallas dispersas por cada escenario. Hay pruebas más elaboradas que otras, pero si te gusta medirte con otros usuarios, la existencia de marcadores online asegura rejugabilidad para rato.
En suma, considerando todos sus ingredientes, Megaman 11 es un videojuego bastante completo si lo comparamos con otras entregas. También es uno de los más cuidados. Como habréis comprobado a través de las imágenes, el apartado artístico se ha modificado sensiblemente, y esto es debido a que Yuji Ishihara se encuentra a cargo de los diseños. Trabajó en Megaman Battle Network y Megaman Legends, que apostaron por un look más colorido, juvenil y, principalmente, manganime.
A destacar los diseños de los decorados, pero también de los enemigos, con animaciones muy detalladas, probablemente las mejores de toda la serie. En especial, brillan los jefes finales, momento en que hacen presencia multitud de efectos visuales y explosiones, generando situaciones visuales muy satisfactorias. Esto, unido a una fluidez exquisita a 60 frames por segundo, termina de erigir un videojuego 2.5D en el que todo está en realidad modelado de forma tridimensional, aunque encajado dentro de un estilo de juego bidimensional. Una delicia.
Acorde al tono colorido del juego está la banda sonora de Marika Suzuki, compositora no muy conocida en la saga Megaman (trabajó en Megaman Star Force), pero que ha mostrado una buena variedad de temas para las partituras. Están lejos de resultar memorables, como sí ocurrió en otras entregas, pero es un buen trabajo. En cuanto a los efectos sonoros, son inconfundibles, y vuelven en todo su esplendor para placer de los nostálgicos. Por cierto, voces en inglés y japonés, con subtítulos en castellano.
El apartado artístico apuesta por un look más colorido, juvenil y, principalmente, manganime
Así pues, la mayor conclusión es que Megaman 11 está muy lejos de revolucionar, pero propone algunos aspectos interesantes a la fórmula tradicional. Una es la habilidad Doble Mega, que aporta una inyección de novedad. La otra es la accesibilidad, no entendiéndola en el sentido de hacer las cosas más sencillas (los veteranos tienen su reto), sino en abrir la puerta a más jugadores. El equilibrio alcanzado puede significar una forma de mantener viva a una franquicia legendaria y, quién sabe, contribuir a que siga con nosotros unos cuantos lustros más.
Megaman 11 regresa justo al sitio en que más cómoda se siente la licencia: las plataformas de espíritu jugable 2D, con todas sus convenciones. A la fórmula se añade una interesante característica que renueva la jugabilidad (Doble Mega) y una accesibilidad que permite a los veteranos disfrutar del reto de siempre, pero también abrir la puerta a nuevos jugadores. De la combinación de todos estos ingredientes resulta un título con sabor a clásico, pero adaptado al presente, con una presentación audiovisual reinventada que encantará a los amantes del bombardero azul… y con un poco de suerte a aquellos que aún no lo sean.
Comprar Mega Man 11- Un gran juego de Megaman que sigue la tradición de la serie al 100%.
- La técnica Doble Mega aporta muchísima frescura a la saga.
- Gran dificultad para los veteranos, con jefes de mucha inventiva.
- Accesibilidad. Los nuevos jugadores encontrarán su hueco.
- Muy cuidado a nivel gráfico y artístico.
- Podría haberse apostado por más novedades.
- La duración de la campaña se hace escasa.
