Una gemela fallecida, una tétrica leyenda de fantasmas, y mucho misterio en la Toscana; así arranca el atmosférico Martha is Dead, lo nuevo de los creadores de The Town of Light en el walking simulator de terror. Examinamos a fondo sus puntos clave, sus defectos y el alcance de su censura gráfica en este análisis.
Nunca es fácil hablar del terror, en parte porque hoy en día no parece haber una razón concreta para ese extraño placer que sentimos con las historias de miedo. Solo nos queda, en definitiva, que cada uno busque sus propias respuestas. Decía Stephen King, en Danza Macabra, su ensayo sobre el género, que la clave de un buen producto de terror se encuentra en los puntos de presión, es decir, en cómo se pueden “herir” las sensibilidades de las personas a través del arte. En el mundo cinematográfico, lo vimos con el aislamiento y la soledad en El Resplandor, cinta que al bueno de King no le terminó de convencer, o con la relación cazador-presa de la sensacional Alien, el octavo pasajero.
En cuanto a los videojuegos, la cosa se complica un poco por el tema de la interacción y de la jugabilidad, pero ahí tenemos los ejemplos de la psicología y la culpa en Silent Hill, de la locura en Outlast, o del clásico apocalipsis zombie en Resident Evil. Y así podríamos seguir un rato, porque se han explorado muchísimas ideas en nuestro medio favorito. De todas formas, el caso de Martha is Dead, el nuevo título de LKA, estudio italiano que ya nos trajo el interesantísimo The Town of Light en 2016, es bastante especial. ¿Por qué? Sencillo: porque esa presión de la que hablaba anteriormente se aplica a través de distintos frentes, y además el título consigue traerlos a la actualidad de una manera que no te esperas. Esta aventura de terror en primera persona toca, con un grado de acierto variable, temas como el suicidio, los trastornos de personalidad, la vida más allá de la muerte, la culpa, las relaciones familiares y, por supuesto, la guerra a través de su cruda representación de la Segunda Guerra Mundial. Es cierto que unos cuantos de estos puntos son frecuentes dentro del terror y del drama en general, pero la salida de Martha is Dead ha coincidido exactamente (e involuntariamente) con la amarga situación que estamos viviendo en Europa, y eso, unido a la censura opcional en consolas PlayStation, ha puesto al título en una extraña actualidad y en el centro de la polémica. ¿Están justificadas ambas cosas? La respuesta más rápida es que sí, pero a medias… y no siempre por buenas razones.
La polémica y Martha is Dead
En primer lugar, tengo que advertirte que con Martha is Dead no te encontrarás ante un survival horror al uso; no tienes armas, ni gestión del inventario, y de hecho no vas a tener que buscarte la vida para sobrevivir en ningún momento. Su desarrollo se acerca muchísimo más al controvertido género del walking simulator. Es, por tanto, relativamente similar a títulos como Firewatch o Everybody’s Gone to the Rapture (salvando las distancias, claro), y no a Amnesia, Soma o Alien: Isolation, como podría pensar uno en primera instancia. A grandes rasgos lo nuevo de LKA ofrece una aventura subjetiva, pausada, en la que la historia se descubre a partir de pequeñas investigaciones que te tocará ir haciendo por el escenario. De hecho, hasta cierto punto el terror es incluso secundario; en Martha is Dead son más importantes el misterio, la morbosidad y el drama que el miedo en sí. Me temo que aquí comienzan los problemas.
De por sí, no me parece mal, en absoluto, que un título de terror explore otras emociones. De hecho, creo que es incluso positivo; no es casualidad que algunas de las obras de culto del género sean hábiles también en el terreno del drama o del suspense. El truco está en cómo se cohesionan los temas y en qué se busca conseguir con cada uno de ellos. En What Remains of Edith Finch, por ejemplo, que para mí sigue en el trono de los walking simulators por su realismo mágico y por su belleza trágica, todos los aspectos narrativos avanzan en la misma dirección: la maldición de la familia de la protagonista y sus consecuencias. En Martha is Dead, en cambio, siento que hay un pastiche de ideas que no terminan de cuajar, o que al menos no se conectan de manera satisfactoria.
Hay demasiados frentes abiertos y la duración del título, que oscila entre las seis y las ocho horas, no permite que ninguno se desarrolle en su plenitud. Es más, para ser sincero, te diría que la trama interrumpe el drama con el terror, y el terror con el drama. En ninguno de los casos el juego parece cómodo, y es ahí cuando recurre al gore y a las escenas totalmente pasadas de rosca para tener cierto impacto. ¿Qué pasa con la censura? Como te decía, es opcional en consolas PlayStation y afecta, más que nada, a mutilaciones graves y a alguna que otra referencia sexual. Ayuda a rebajar el tono, pero aún así creo que lo aconsejable es no activarla, ya que te puedes perder algún que otro detalle importante.
La historia de Martha is Dead
En líneas generales, hay dos cosas que tener en cuenta. Por un lado, la aventura nos pone en la piel de Giulia K., una joven italiana que tiene una situación familiar muy complicada. Su hermana gemela, Martha, goza de todas las atenciones de su madre, y nuestra protagonista, como es lógico, se siente desplazada y restringida en su propia casa. El padre, por si fuera poco, es un general alemán del ejército nazi. De pronto, sucede lo impensable: Martha fallece (de ahí el nombre del juego, en parte) y Giulia decide suplantar su identidad, ya que ambas tienen exactamente la misma apariencia física. Sé que parece que estoy profundizando en cuestiones argumentales, pero todo esto sucede en los primeros minutos; a partir de ahí, la cosa, evidentemente, se complica bastante. Te mentiría si te dijera que la premisa de la historia no me parece potente, aunque el desarrollo es confuso y no tiene muy claro por dónde tirar. Al mismo tiempo, se van presentando elementos propios del folclore europeo, como la fantasmagórica historia de la Dama de Blanco, y símbolos, como el cuervo, que ya están demasiado vistos. No obstante, la historia realmente no va por ahí, ya que en Martha is Dead lo sobrenatural es mitad golpe de efecto, mitad despiste.
Un Martha is Dead son más importantes el misterio, la morbosidad y el drama que el miedo en sí
Por otro lado, mientras intentamos descubrir qué demonios ha pasado con Martha, y si las leyendas de la región son auténticas, se deslizan continuamente referencias innecesarias a la Segunda Guerra Mundial, más concretamente a sus últimos compases (mediados de 1944). La guerra es algo que está muy de fondo, en segundo plano, de manera que su participación en la trama es superficial. Sí, el destino de algún personaje secundario se ve truncado por los encontronazos entre partisanos y nazis (canción de Bella Ciao incluida, cómo no), pero la escasez de diálogos y de desarrollo de personajes, más allá de Giulia y su madre, no permite que llegues a empatizar de verdad con ellos. De hecho, llegué a sentir que había historias muy potentes ahí, esperando a que las descubriera, pero que el juego simplemente no quería que participara en ellas. Muchas preguntas quedan sin respuesta y, aunque entiendo la intención, el resultado me parece un poco oportunista.
En este sentido, buena parte del problema se encuentra en que casi todo tiene lugar en diferido. El jugador prácticamente no es testigo de nada, y solo cuenta con el narrador, que es la propia Giulia, para entender qué es lo que está pasando en esa aldea de la Toscana. No hay casi conversaciones, ni interacción entre los personajes, por lo que esa profundización psicológica que pretende el título cae en saco roto constantemente. Sí que me gusta, en cambio, que haya diferentes maneras de contar la historia, ya sea a través de la protagonista, de los diarios y de los documentos que vamos encontrando por ahí, y de dos recursos que prefiero no desvelar para no chafarte la sorpresa. El primero de ellos se utiliza en exceso, hasta el punto de que sirve para tapar algunas asperezas o para revelar detalles imprescindibles de la trama que se han obviado de manera intencionada, pero el segundo, que tiene lugar en el epílogo, me pareció genial. Es una pena que Martha is Dead tarde tantas horas en ponerse verdaderamente personal, y que acabe justo cuando lo consigue. Simplemente, hay demasiadas ideas desaprovechadas en el plano creativo.
Investigación, fotografía y muchos paseos
Volviendo a la cuestión de la jugabilidad y del género, tengo que decirte que Martha is Dead es muy, muy sencillito, incluso para ser un walking simulator en primera persona. La estructura de su mundo es totalmente lineal: los caminos están excesivamente delimitados, la exploración es casi nula, ya que todo el desarrollo lo marca la narrativa, y la interacción brilla por su ausencia. Apenas hay nada que hacer en la granja de Giulia y compañía, más allá de darse unos cuantos paseos por la campiña italiana y descubrir algún que otro detalle secundario, generalmente relacionado con la fotografía. Casi todos los esfuerzos jugables se centran precisamente en una cámara de fotos que funciona bastante bien y que tiene algún que otro ajuste interno (exposición, filtros…) y un minijuego de revelado tan simple como relajante, sobre todo por el acompañamiento de su genial melodía, pero todo lo demás tiene un funcionamiento cuando menos cuestionable. Tampoco hay grandes derroches en cuanto a puzles o acertijos, ni siquiera en temas de investigación, que es la principal baza del título.
Martha is Dead está lleno de bugs y problemas de rendimiento que afectan gravemente a la experiencia
En temas de movimiento la cosa no está mucho mejor. La bicicleta, por ejemplo, que supuestamente está ahí para facilitarnos el desplazamiento, tiene un control terrible, se queda atascada continuamente y la cámara hace cosas muy raras cuando vas en ella. Al final, casi prefieres ir caminando a todos los sitios, algo que no sería el fin del mundo si no fuera porque Martha is Dead está lleno de bugs y problemas de rendimiento que afectan gravemente a la experiencia. Hay un poco de todo: popping, stuttering recurrente (en algunos casos criminal), luces y puntos que aparecen fuera de lugar, e incluso cuelgues inesperados, especialmente en la versión de consolas. Creo que tuve que cerrar y volver a abrir el juego unas diez veces en esas siete horas que tardé en completar la historia y, aunque el autoguardado ayuda, al final queda la sensación de que lo nuevo de LKA necesita unos cuantos parches de manera urgente. No faltan tampoco los iconos de difícil acceso, la inestabilidad en las imágenes por segundo ni una vibración que a veces parece fuera de control; estas asperezas, que ya de por sí son nefastas, atentan contra la labor de inmersión que intenta el título en todo momento.
Al margen de eso, lo cierto es que visualmente Martha is Dead supone un salto considerable con respecto a The Town of Light, el anterior (y más acertado) proyecto del estudio. La representación gráfica de esa región de la Toscana, con el pueblo perdido en mitad de las doradas colinas, es más que llamativa; me recuerda, en algunos momentos, a algunas de las piezas claves del cine italiano, en parte gracias a su uso de la iluminación, pero también a otros walking simulator de terror, quizás demasiado. Las texturas no están mal, e incluso me atrevería a decir que en algunos instantes dan una sensación de fotorrealismo bastante bien conseguida, si bien en movimiento pierde bastante. En cuanto al arte, al margen del sobresaliente epílogo, todo se siente un pelín plano y falto de vida, especialmente en un bosque que sufre de los mismos problemas que ya presentaba la espesura de Maryland en Blair Witch, el juego en el que trabajó Bloober Team antes de saltar a la nueva generación con el ambivalente The Medium.
La música, en cambio, cumple con creces y se mantiene muy bien en todo momento; de hecho, es quizás el apartado más redondo del juego. Las melodías que suenan en la radio tienen un encanto especial, propio de tiempos pasados, y permiten que, de tanto en tanto, te olvides del resto de problemas. A pesar de todo, tengo la sensación de que LKA pasó mucho tiempo pensando en la atmósfera decadente de Martha is Dead y, aunque el resultado final no me termina de convencer, creo que hay cierto espacio para el optimismo.
Quizás con un poquito más de buen hacer Martha is Dead podría haber sido un juego muchísimo más interesante y disfrutable. The Town of Light también tenía sus cosillas, pero poseía una sensibilidad especial, algo que lo hacía único; con Martha is Dead no he sentido eso en ningún momento. Hay demasiados detalles perdidos, demasiadas ideas desperdiciadas, y justo cuando el título se pone verdaderamente interesante salen los créditos. Le falta potencial dramático para ser una historia triste, le falta misterio para ser un thriller, y lo sobrenatural tiene tan poco peso que tampoco es un juego de terror. Te digo esto con cierta pena, porque la premisa y la ambientación me parecen muy potentes, pero entre el terrible rendimiento, especialmente en consolas, su jugabilidad limitada y su hilo argumental un tanto errático, no puedo recomendar Martha is Dead con convicción. Puede que con unas cuantas actualizaciones mejore, pero de entrada me esperaba mucho más.
Comprar Martha Is Dead- Voces en inglés, italiano, alemán y chino. Textos en español… pero con imperfecciones que pueden dificultar el avance.
- Buena atmósfera y muy interesante cuando se pone personal.
- Jugablemente es demasiado simple, con investigaciones que no llenan ese vacío.
- La historia tiene una premisa genial, pero es un poquito tramposa y se acaba en el mejor momento.
- El rendimiento en consolas es terrible; en PC está mucho mejor.
