Rol sublime. Análisis de Divinity: Original Sin II en consolas

Rol sublime. Análisis de Divinity: Original Sin II en consolas
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Rol de la vieja escuela, del que te brinda infinitas posibilidades de juego, pero también con sabor a nuevo, con abundantes novedades que hacen de esta propuesta de Larian Studios uno de los mejores RPG de los últimos años. En el análisis de Divinity: Original Sin II te hablamos de su estreno en consolas.

Puedes hacer lo que quieras, sin límites más allá de las consecuencias, a veces atroces, de tus actos. Esta es la gran baza de Divinity: Original Sin II, como lo fue del extraordinario primer Divinity Original Sin. Una aventura de rol en la que puedes llevar a cabo prácticamente cualquier locura que se te pase por la cabeza. Sé cruel, malvado, terrible con todos los que te rodean; o apuesta por el lado de la virtud, el equilibrio y las buenas acciones. No solo eso. Usa la fuerza bruta, o los embustes, o el sigilo, roba, golpea, apuñala, crea incendios, destroza el mobiliario urbano ¡y lo que quieras! Mi compañero Alejandro Pascual no pudo definir mejor la labor de Larian Studios en el análisis del videojuego original en PC. Es como si nos transportaran a un mundo paralelo donde los clásicos cRPG al estilo Baldur's Gate no hubiera hecho más que incrementarse en número, sin descanso, en lugar de convertirse prácticamente en una reliquia del pasado. Y lo hace con maestría, empujando el género a niveles nunca antes visto, hasta el punto de convertir su último trabajo en el mejor juego de su estilo sin necesidad de recurrir a la nostalgia.

El juego bebe de su anterior, desde luego, y lo notarás en estilo de juego y de combate. Pero Divinity Original Sin 2 es capaz de retorcer y avanzar sus propias mecánicas y estructura hasta el punto de convencer al más incrédulo que no terminó de encajar la propuesta del original. Ayuda mucho en ello una historia, personajes y narrativa en general mucho más cuidada gracias a la labor de todo un veterano en estas lides, el genial Chris Avellone, que es artífice entre otros del memorable Planescape: Torment. Desde un cuidado extremo a sus protagonistas, un desarrollo de los acontecimientos mucho más interesante y algo tan importante y que se perdona mucho en el rol isométrico como acompañar cada línea de texto (hasta la del más ínfimo personaje secundario) con voz. Cómo no dar saltos de alegría viendo un videojuego de estas características en PS4 y Xbox One, donde se estrena una Definitive Edition -gratis también para los jugadores del original en PC- que aporta cientos de ajustes y correcciones a un RPG ya de por sí extraordinario.


El despertar de un Dios

Larian Studios sabe que si eres aficionado al género y no entraste en el primer Original Sin era porque la historia no resultaba suficientemente atractiva. La trama principal de Original Sin II no es la mejor que hemos jugado en un juego de rol, ni mucho menos. Sigue recogiendo muchos de los tropos de la fantasía más clásica y más allá de apuntalar su particular estilo humorístico, no hace mucho más para cambiar las reglas de Rivellon, que nos llevará miles de años después del primer juego a un conflicto centrado en los Hechiceros de la Fuente, canalizadores de magia especial, más poderosa, pero que atraen a unas criaturas monstruosas. Los maestres, en busca de un nuevo Divino tras la muerte del anterior, capturan y someten a todos estos hechiceros mientras esperan la ascensión de su nuevo líder.

Podemos elegir clase, raza, apariencia y si queremos un personaje hecho desde cero o con Orígenes, el cual aporta un pasado y personalidad a nuestro personaje.
Podemos elegir clase, raza, apariencia y si queremos un personaje hecho desde cero o con Orígenes, el cual aporta un pasado y personalidad a nuestro personaje.


La historia se sigue con interés, pero es en las particularidades de nuestro héroe y sus acompañantes donde Larian ha echado el resto, más allá de intentar aportar algo de frescura a los tópicos. Entre las razas disponibles (humano, elfo, enano, hombre lagarto y no-muerto) se incluyen personajes predefinidos con su propio nombre, pasado y misión. Son los llamados Orígenes, y podemos elegir encarnar a uno de estos o acompañarlos en sus diferentes búsquedas. Todo un soplo de aire fresco, teniendo en cuenta que veníamos de poder escoger únicamente a personajes humanos. Cada raza, además, tiene sus particularidades como los hombres lagarto que pueden excavar o los no-muertos, cuyos dedos son como ganzúas. Todas estas habilidades pueden ser paliadas por cualquier clase, por supuesto.

 Los diálogos se amplían con opciones propias de un personaje concreto o de los rasgos de su personalidad.
Los diálogos se amplían con opciones propias de un personaje concreto o de los rasgos de su personalidad.


El juego ejercita la creatividad en tus acciones, sin castigar los métodos tradicionales

Tanto siendo uno de estos protagonistas como interactuando con ellos, veremos enriquecida la trama con sus conversaciones que se amoldan a nuestro estilo de juego y a las distintas misiones que hagamos y personajes que conozcamos en el camino. No dudarán en tomar la iniciativa para hablar con tal o cual personaje si ello les ayuda a progresar en su misión personal, mientras que el nuevo sistema de afinidades creará un vínculo con ellos que nos llevará desde el interés romántico hasta la imposibilidad de ser compañeros de viaje. Evidentemente, no podemos profundizar mucho en los ejemplos de este análisis por riesgo a spoilers, pero la relación que tenemos con nuestros compañeros multiplica las posibilidades de juego y es un organismo vivo que evoluciona a medida que pasan las horas.

Rol sublime. Análisis de Divinity: Original Sin II en consolas


Abrirse camino

A menudo, cuando un videojuego vende su "mundo abierto" lo hace apelando a la libertad. Pero un vasto terreno que explorar no te hace más libre en un videojuego, sólo más grande. Ser un juego de rol y ser abierto supone poder encarar las situaciones de múltiples formas. Divinity: Original Sin II lleva esta norma a su máxima expresión. No se trata sólo de luchar contra quieras, robar lo que quieras... o persuadir, explorar y resolver acertijos. Se trata de que, al hacerlo, estás cumpliendo una misma misión de maneras muy distintas. En el primer acto, nuestro objetivo principal pasa por escapar de Fuerte del Júbilo, un lugar donde retienen a todo hechicero de la Fuente y encontrar una forma de quitarnos el collar que nos impide canalizar esta magia. La cantidad de formas de escapar de nuestra prisión y remover el collar es notoria y es el resultado de múltiples decisiones que tienes que tomar. Para acceder a una vía de escape, ¿robarás esa llave? ¿Matarás a todo el que se ponga en tu camino? ¿Encontrarás un atajo a través de una ruta secundaria o, por el contrario, ni siquiera usarás esa forma de escapar?

Los menús son profundos y sencillos. En el inventario, se agradece de nuevo no tener que negociar demasiado con el peso del equipo.
Los menús son profundos y sencillos. En el inventario, se agradece de nuevo no tener que negociar demasiado con el peso del equipo.


Es en este laberinto de decisiones con múltiples salidas es dónde Original Sin 2 brilla con luz propia y lo acerca a la más pura esencia del rol: la de lápiz y papel. La obra de Larian Studios nos ha devuelto a una época donde probar una solución alocada a un problema puede ser un método completamente factible, para tu sorpresa; donde se ejercita la creatividad en tus acciones, sin castigar los métodos tradicionales. Donde una bandera en el mapa significa un personaje importante en la historia, pero ni mucho menos donde tienes que ir a cumplir una misión. De hecho, el juego es tan parco en palabras con respecto a tu diario de misiones que muchos jugadores pueden sentirse completamente perdidos en un principio, algo que el juego podría explicar mejor. Los más completistas tardarán decenas de horas en pasar el primer acto si quieren terminar todas las misiones.

Demuestra por completo su flexibilidad con los modos multijugador o en solitario

El combate se asienta fehacientemente en los pilares que construyó el primer Original Sin. Si no lo conoces, se trata de un sistema por turnos. No hablamos de pausas tácticas, propias de este tipo de rol, no. Turnos que se asemejan más al sistema de un JRPG como Final Fantasy X o Trails of Cold Steel que a cualquier propuesta occidental, donde cada personaje tiene su orden predefinido que puedes ver plasmado en pantalla y donde cada turno consume un número de puntos que determina las acciones que podemos realizar. Movernos, atacar, usar objetos o lanzar hechizos y habilidades tienen su propios Puntos de Acción y nuestro turno terminará cuando los utilicemos todos. Como novedad, se nos da la oportunidad de retrasar nuestro turno para poder obtener una ventaja táctica más adelante si así lo precisamos.

Rol sublime. Análisis de Divinity: Original Sin II en consolas


Si no has probado todavía su combate por turnos, puede sorprenderte en un principio. Pasadas unas horas, puede que no quieras otro tipo de sistema.
Si no has probado todavía su combate por turnos, puede sorprenderte en un principio. Pasadas unas horas, puede que no quieras otro tipo de sistema.


Se rescatan también mecánicas del primer Original Sin, como por ejemplo aprovechar el entorno para causar más daño (electrificar un charco de agua o hacer explotar una humareda de veneno). Sin embargo, se fomentan más las reacciones en cadena producidas por estos efectos a través de los hechizos y más elementos puestos en escena. Se ha cuidado más también la cantidad de hechizos potenciadores que podemos usar en nuestro equipo y en contra del oponente para dominar más el combate antes de comenzar a atacar. Además, la cantidad de talentos y clases se ha multiplicado con respecto al original. Esto significa nuevos hechizos, habilidades que aprender y posibilidades para un combate que plantea un buen desafío incluso en el modo de dificultad más estándar. Eso sí, en algunas situaciones, donde el caos se adueña de la contienda, con efectos de lluvia, fuego, sangre o veneno desperdigado por el terreno, puede llegar a resultar algo difícil identificar a todos los enemigos, incluso resaltando sus contornos a través de las opciones, además de que en algunos momentos parecer tardar algo más de la cuenta en reaccionar al escoger un determinado hechizo u objeto.

Más allá de expandir el combate, lo cierto es que cualquier que haya jugado al primer Original Sin se sentirá familiar con el de su secuela, pero es que este sistema ya cogió por sorpresa en su momento siendo muy sólido y una opción perfecta tanto para la estrategia como para su apartado multijugador.

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¿Solo o en compañía? Da igual

Con la cantidad de formas de cumplir una misión, ya podemos ver que Original Sin II es grande y complejo. Pero donde realmente demuestra por completo su flexibilidad es con sus modos multijugador o en solitario. Podemos plantear perfectamente una partida para nosotros solos, e incluso dentro de esta fórmula, elegir si queremos ir acompañados de otros personajes o completamente por nuestra cuenta. Si vamos acompañados, controlamos a los cuatro protagonistas, con los que hablar desde su punto de vista e interactuar con sus rasgos únicos. Podemos echarnos una mano para teletransportarnos o accionar mecanismos. Si somos un Lobo Solitario, podemos añadir puntos a este talento que nos dará un subidón en las estadísticas para poder rendir en batalla, teniendo que replantear nuestras acciones y estrategias durante toda la partida.

Rol sublime. Análisis de Divinity: Original Sin II en consolas


Su multijugador cooperativo es uno de los mejores que puedes encontrar. Prácticamente único en su género.
Su multijugador cooperativo es uno de los mejores que puedes encontrar. Prácticamente único en su género.


El modo multijugador es un animal muy diferente. Si el original nos permitía un cooperativo para dos jugadores, aquí la opción se extiende hasta a cuatro personas, pudiendo compartir aventura con otro amigo en una misma consola, o bien optar por Internet para viajar con un grupo completo. Sea cual sea la opción que elijas, el juego se adapta, permitiéndonos explorar libremente el terreno, hasta el punto de que cada jugador se encuentre en la otra punta del mapa realizando su propia misión. Gracias al tiempo de reacción que permiten los combates por turnos, jugar con uno o varios amigos y discutir la estrategia a seguir es uno de los mayores placeres de los que Original Sin 2 es capaz.

Aunque su esencia rolero te hace pensar inevitablemente en el teclado y ratón, ya desde su lanzamiento en PC el videojuego de Larian se ha adaptado al mando de consolas, gracias en parte al gran trabajo que se hizo en su día con la adaptación del original a consolas. Con abundantes cambios en el tercer acto de Divinity: Original Sin II, la Definitive Edition también renueva por completo el Modo Arena que nos propone enfrentarnos a otros personajes (jugadores) en emocionantes duelos estratégicos. Crecen los desafíos que propone este modo de juego con batallas a muerte clásicas o el Rey de la Colina entre otros, permitiendo además el uso de mutágenos para modificar los condicionantes de la lucha. Esta nueva versión del juego también incorpora 16 nuevos personajes con sus propias habilidades, entre los que encontramos viejos conocidos como Radeka, Malady o Zandalor, a los que podremos usar en 13 mapas y cinco arenas distintas.

Destila belleza, detalle y colorido en todos sus mapas

Con la vista puesta en los mods para consola, que es una opción que se baraja desde Larian, la pena es que esta versión de consolas pierde otra de las grandes aportaciones del videojuego, su genial modo Dungeon Master, que básicamente permite a un jugador retar a otras cuatro personas en partidas personalizadas donde cuenta con infinitas posibilidades de juego, pues te deja incluso escribir tus propias líneas de diálogo. Cuenta además con tiradas de dados que no existen en el juego original así como escenas que puedes describir en las que tomar una decisión, al más puro estilo de lápiz y papel. Por eso, se echa tanto de menos esta opción que dota a Divinity: Original Sin II de incontables horas de juego adicional.

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La belleza de Rivellon

Como los clásicos cRPG, Divinity: Original Sin II vuelve a apostar por la perspectiva isométrica que sirve para crear una exploración y combates con un estilo clásico, pero muy atractivo. El juego destila belleza, detalle y colorido en todos sus mapas con una puesta en escena muy cuidada a la par que optimizada. Solo algunos elementos puntuales, como por ejemplo los retratos de cada uno de los personajes nos han hecho arquear una ceja. En lo puramente técnico, el videojuego funciona a una resolución 4K nativa en Xbox One X, mientras los usuarios de PS4 Pro disfrutan del juego con una resolución 4K dinámica. En ambos casos se saca partido de la tecnología HDR.

La Definitive Edition incluye de serie el DLC Sir Lorna la Ardilla, gratis para los poseedores del original, que nos permite disfrutar de una nueva y divertida misión.
La Definitive Edition incluye de serie el DLC Sir Lorna la Ardilla, gratis para los poseedores del original, que nos permite disfrutar de una nueva y divertida misión.


Original Sin II es el pináculo de un estilo de juego de rol

La variedad de localizaciones y el nivel de detalle de personajes y escenarios en general convierte a este en un RPG visualmente atractivo, que además sorprende una vez más por su espectacular banda sonora. La interfaz de usuario en consola resulta igualmente buena, permitiendo disfrutar de la acción de Original Sin con la comodidad que demanda un videojuego de estas características. Además, a diferencia del lanzamiento original, la Definitive Edition viene acompañada de una notable traducción al español. Se echa de menos que su estructura en Actos nos impulse hacia adelante, haciendo borrón y cuenta nueva con algunas misiones, pero hay ya tantos elementos imposibles de ver en una sola partida que será una delicia rejugar en el futuro. Original Sin II es el pináculo de un estilo de juego de rol, probablemente el más puro a la etimología del género. A su propia concepción del lápiz y papel. De todas las grandes propuestas que nos ha dejado el cRPG en los últimos años, es la mejor porque mira y avanza hacia adelante. Así de importante es el estilo que ha construido Larian Studios. Para el fan del rol, esto es un regalo.

Magnífico

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Por: El equipo de 3DJuegos
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Divinity: Original Sin II es la definición perfecta de la libertad en el género del rol. Lo logrado aquí por Larian Studios excede toda expectativa. Sabe a clásico, pero busca innovar. Recoge elementos del original, pero los mejora y amplía. Pocos juegos de rol pueden llevar sus siglas con más orgullo que el juego que tenemos aquí. Un imprescindible en PC y consolas.

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  • Libertad sin límites: ábrete camino como quieras o como puedas
  • Historia mejorada, especialmente la de nuestros compañeros y Orígenes
  • Combate mejorado con nuevas habilidades, magias, talentos...
  • Gran apartado sonoro y una bella banda sonora
  • Se echan en falta los mods y el modo Dungeon Master
  • El combate se torna algo caótico cuando hay muchos elementos en pantalla
Jugadores: 1-4
Idioma: Textos en español y voces en inglés
Duración: 70-80 horas
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