Las cruzadas dan para mucho. Cine, literatura y ahora videojuegos. Con Crusaders: Thy Kindgdom Come nos meteremos de pleno en la guerra por Tierra Santa. Cuando lo instales, encontrarás un RTS de batallas masivas que bebe directamente de Total War, una buena factura técnica y una rigurosidad histórica avalada por el Canal Historia de televisión.
En pleno debate sobre el futuro del PC como plataforma de juego, no cesan de salir videojuegos de calidad para los compatibles, especialmente de gestión y estrategia. Es cierto que algunos estudios han tenido problemas, como el mal logrado Iron Lore, desarrollador de Titan Quest, pero lo que está claro es que hoy en día la mayoría de los estudios siguen teniendo en cuenta al ordenador como plataforma.
Si es cierto que el PC está en crisis, la industria del videojuego puede tener un problema. Y es que hablamos del sistema que sirve de trampolín para todos aquellos estudios pequeños y con poco presupuesto que desarrollan juegos con gran ambición y buena calidad. Uno de ellos es Neocore, el desarrollador húngaro que debuta con Crusaders: Thy Kingdom Come.
Este RTS con claras similitudes con Medieval nos introduce de lleno en la Primera Cruzada Cristiana. En 1095, el Papa Urbano II instó a todos los reinos cristianos del mundo a emprender una Guerra Santa contra los turcos para devolver al reino Bizantino las tierras de Jerusalén. La llamada Cruzada de los Príncipes reuniría a ejércitos provenientes de toda la Europa católica, que se encontraron en Constantinopla para seguir un camino que pretendía ser conjunto.
En este punto comienza Crusaders. Tendrás que elegir un ejército entre los cinco posibles y partir desde la actual Estambul para llegar a Jerusalén en 15 misiones repletas de guerreros, batallas, emboscadas y muerte.
Cruzadas masivas
A todos aquellos que hayan jugado a Medieval, el sistema de juego de este título les sonará bastante. Hablamos de estrategia en tiempo real con batallas masivas en las que cientos de soldados luchan encarnizadamente. Dispondremos de hasta 12 grupos de unidades a la vez comandados por nuestro protagonista y su guardia personal.
A la hora de llegar al campo de batalla, nos daremos cuenta de que hay cierta escasez de opciones de batalla. Nuestros ejércitos realizan los movimientos tradicionales de este tipo de juegos, de ataque y desplazamiento, así como emboscadas, un par de formaciones diferentes o movimientos automáticos. Pero poco más, no hay microgestión durante las batallas y las opciones se presentan escasas. Da la sensación de que en Neocore se han centrado demasiado en el núcleo guerrero del juego pero se les ha olvidado darle posibilidades que hubieran enriquecido mucho el título.
A la hora de enfrentarse a los enemigos, nos encontramos con el sistema clásico del piedra-papel-tijera, aunque es excesivamente rígido. Hay muchos factores que parece que hay tener en cuenta a la hora de entrar en liza, como el estado de nuestras unidades o el tipo de terreno, pero lo cierto es que en muchas ocasiones esos aspectos serán indiferentes cuando dos tropas se enfrenten pues, aunque esté en peores condiciones, ganará casi siempre el que sea superior en el sistema preestablecido.
Sin embargo, hay ciertos detalles admirables que dan realismo a un título que ya de por sí busca la rigurosidad histórica. Por ejemplo, habrá que tener cuidado a la hora de utilizar a los arqueros ya que, aunque en las largas distancias son letales, tus unidades también serán heridas por tus propias flechas. Por tanto, hay que calcular muy bien cuando ordenar el ataque y cuando cesar. Otro aspecto a tener en cuenta es el uso de la climatología y del terreno. No será lo mismo luchar con un sol abrasador que hacerlo con niebla. Tus tropas se cansan mucho más con el calor y los ataques a distancia no sirven de nada si no se sabe dónde están los enemigos. Asimismo, la orografía es muy importante, y veremos cómo aquellos que están en las zonas superiores tienen ventaja, y los que deban subir pendientes para atacar lo harán con mayor lentitud y más fatigados.
Otro aspecto importante es el uso de los líderes. Cada uno de los cinco nobles europeos con los que se puede jugar tiene unas habilidades especiales diferentes, se sienten más cómodos con unos tipos de tropa que con otros y son más fuertes ante ciertas unidades. Además, de ellos y los soldados rasos, hay una figura intermedia con cierta importancia, la de capitán. Éstos son individuos dentro de cada tropa que hacen las veces de líder, que aumentan la motivación de las tropas y las hacen más fuertes.
Además de lo que se apuntaba antes, otro punto negativo es la carencia de gestión entre batallas. Apenas contamos con unas cuantas opciones, como entrenar a las tropas, reclutar otras nuevas o gestionar las reliquias. Éstas podrán ser vendidas, utilizadas durante las batallas u ofrendadas al Papa para mejorar las relaciones y aumentar la fe de tus soldados.
Las relaciones con el resto de ejércitos cristianos también jugarán un papel importante en el juego. Durante las cruzadas cada uno tenía sus motivaciones, y eso se refleja en Crusaders. Se nos encomendarán una serie de misiones secundarias que podrán ser o no cumplidas, y a medida que las hagamos iremos ganando nuevas habilidades, nuevas tropas o mejoras. El cumplimiento de ellas además mejorará o empeorará la amistad con los demás cruzados. Hablamos de un componente centrado en la batalla, como todo el título, pero no deja de ser una idea fresca aunque parca en posibilidades.
También son escasos los modos de juego. El principal es el campaña, formado por un total de quince misiones lineales, con cuatro niveles de dificultad. Después contamos con otros cinco escenarios para batallas únicas, en las que también podremos jugar con los musulmanes. Y por último el multijugador, que se limita a batallas por red local o Internet entre dos jugadores. Estas opciones resultan insuficientes, lo que minimizará bastante la rejugabilidad del título.
Un apartado técnico a la altura del título
El aspecto gráfico de Crusaders tiene los mismos puntos positivos y negativos que el resto del juego. Tiene buena calidad, con unos modelados creíbles y escenarios bellos, pero falta algo de detalle. Las tropas, relativamente variadas, pecan de los mismos modelados, no hay diferencias. No obstante, lo que realmente importa es el movimiento durante las batallas, y en este aspecto hay que decir que Crusaders rinde, presentando unos buenos movimientos y cierto realismo. Neocore ha creado un motor gráfico exclusivo para el título, que es capaz de mover a más de 1000 soldados a la vez y bellos escenarios de más de 7 kilómetros cuadrados. Como punto negativo hay que resaltar un mal uso de la cámara, bastante brusca y que entorpece en muchas ocasiones la jugabilidad.
![Durante las cruzadas se nos encomendarán una serie de [b]misiones secundarias[/b] que, si bien no son obligatorias, nos permitirán ganar nuevas habilidades, tropas o mejoras.](https://i.blogs.es/juegos/2701/crusaders_thy_kingdom_come/fotos/analisis/crusaders_thy_kingdom_come-464446.jpg)
En cuanto a la interfaz, posee unas características similares a la de Medieval, con una disposición parecida de todos los elementos, a excepción de una barra a la izquierda que aporta información detallada sobre las tropas y que ayuda a la hora de desplegar a unas u otras en la batalla.
Por último, como en la mayoría de los títulos de estrategia, la música tiene un papel secundario. Durante las misiones se alternará un ritmo tranquilo con otros de tempo más rápido en los momentos tensos. Los gritos de batalla, luchar, cabalgadas y demás, también están presentes, dejando su impronta y añadiendo realismo al título.
Crusaders: Thy Kingdom Come es un RTS masivo centrado totalmente en las batallas. Recrea fielmente las guerras de la Primera Cruzada y en conjunto resulta divertido, pero la falta de opciones estratégicas y de gestión, así como un sistema piedra-papel-tijera demasiado rígido lastran un título con un buen apartado técnico y una rigurosidad histórica admirable.
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