Tras el buen hacer de Mimimi Productions con Shadow Tactics, el estudio repite estrategia con Desperados III, recuperando un género que nunca debió marcharse y puliendo su fórmula a los estándares actuales.
Es lógico que Shadow Tactics nos sorprendiera. Había pasado mucho tiempo desde que este género imperase por los ordenadores. Su ausencia se hizo notar en muchos jugadores que seguían recordando juegos como el memorable Commandos y sus derivados con sentida añoranza. Aquellos que tuvieron la oportunidad de jugar también a Desperados, recordarán además que este estilo tenía mucho potencial, con una fórmula de estrategia flexible que cambiaba rotundamente la manera de afrontar cada partida si elegíamos el camino del sigilo o de la acción.
Yo lo reconozco: no sé jugar dando rienda suelta al revólver. Por más que lo intento, mi cabeza busca siempre armar el menor jaleo posible. Ver esa campana en rojo que te indica que los enemigos han dado la voz de alarma, con la correspondiente llamada a los refuerzos, para mi es sinónimo de reiniciar el nivel. Al fin y al cabo, este es uno de esos juegos donde las teclas que más vas a utilizar son el F5 y el F8, sinónimos de guardar y cargar partida. El juego te avisa, como Shadow Tactics, de cuando llevas demasiado tiempo sin hacerlo, no vaya a ser que se te olvide que cualquier movimiento puede ser letal.
Sin embargo, disfruto de ver cómo otros jugadores son capaces de atravesar el escenario a punta de pistola. Cómo sacan partido no solo a los personajes que llevan revólveres, sino también a las habilidades únicas de los que usan otras estrategias. John Cooper, el protagonista, es perfecto para ello, gracias a la habilidad de llevar dos pistolas y poder despachar a dos enemigos a la vez; mientras que su habilidad para lanzar una moneda y distraer a los enemigos, es prueba suficiente de la transigencia del juego. El sigilo, no obstante, no se queda atrás, porque permite asegurar cada movimiento y hay una genuina satisfacción en recorrer cada rincón del mapa para ejecutar una táctica que has ideado en tu cabeza y que salga a la perfección. Ir limpiando el mapa poco a poco, sin que los demás enemigos se enteren de que está ocurriendo es un pequeño placer.
Así que, resuelvas las cosas a tiros o en silencio, Desperados III siempre es divertido. Las habilidades únicas de los personajes son lo que realmente los diferencia, pero poco a poco te das cuenta de que sus animaciones y la forma de comportarse en el terreno está medida y equilibrada de forma muy artesanal. Héctor, por ejemplo, es el grandote del grupo. Lleva un hacha y un cepo para osos, así como una escopeta capaz de acabar con enemigos cercanos a golpe de plomo. Pero más allá de sus habilidades únicas, tiene una forma de andar personal, más lenta que otros personajes, que se equilibra con el hecho de que es el más rápido a la hora de transportar los cuerpos de los enemigos, porque es el más fuerte.
Y es en estos pequeños y sutiles detalles donde radica la gracia de Desperados III, puesto que son apenas segundos lo que suponen la diferencia entre el éxito de una estrategia o que no salga exactamente como pensamos. Los mejores momentos del juego suceden cuando clavas una de estas tácticas gracias al modo Duelo. Pulsando un botón, pausamos momentáneamente la partida y podemos seleccionar varias acciones a ejecutar a la vez por todos los personajes que queramos. No solo añade una capa de profundidad al juego, muy útil para realizar movimientos vertiginosos y coordinados, sino que fomenta la creatividad del jugador. Más de una vez me he sorprendido pensando: "¿Y si pruebo a hacer esta jugada combinada, en vez de despachar uno a uno a estos enemigos?" A veces, incluso, se tarda más en ello, pero el resultado es más satisfactorio. Al pulsar la tecla de Ejecutar, tu jugada se desenvuelve tan rápido ante tus ojos que solo da tiempo a saborear cómo tus enemigos muerden el polvo. Pero es suficiente.
F5 y F8: Ensayo y error
Me gusta que Desperados III haya arriesgado, porque todo el mundo estamos acostumbrados en estos juegos a tener unidades clásicas, como el francotirador, por ejemplo, interpretado aquí por Doc McCoy, un médico de armas tomar que guarda en su bolsa de primeros auxilios todo tipo de venenos; o la espía, la señorita Kate O'Hara que es capaz de usar el arte del disfraz y la distracción para abrir el paso a nuestras tropas; pero es con la inclusión de la misteriosa Isabelle Moureau con quien Mimimi se ha permitido el lujo de llevar el juego a cotas más sobrenaturales expandiendo las posibilidades de nuestras estrategias. Isabelle es una especie de bruja de los pantanos de Nueva Orleans que no solo es rápida y con muchas acciones contextuales, sino que es capaz de enlazar a dos enemigos para que sufran las mismas consecuencias e incluso controlarlos a distancia para que se muevan o disparen a un aliado.
Creo que el estudio acierta a la hora de mezclar a estas unidades poco a poco y en diferentes dosis. El desarrollo de la campaña no solo busca que vayamos desbloqueando a todas ellas para abrir las posibilidades del juego, sino que en otras ocasiones nos limita a los personajes, para ver qué tal nos desenvolvemos con este dúo o este otro trío. Eso sí, se nota que el juego realiza este truco para intentar sacarte de tu zona de confort y que aprendas a utilizar otras tácticas, arrebatándote a ese personaje en el que tanto te apoyas. Por ejemplo, es muy fácil que te enamores de la pistola francotiradora de McCoy o su grácil forma de despachar grupos reunidos, por lo que Desperados III usa estas limitaciones para animarte a aprender otras técnicas, más allá de expandir las que tienes a tu disposición. Por supuesto, los mapas se van volviendo cada vez más y más complejos. Los primeros pueden rondar la media hora, mientras que a mitad del juego cada nivel puede completarse (jugando en sigilo, eso sí) en torno a los tres cuartos o una hora de duración. Ahora bien, los últimos mapas son la verdadera prueba final y tardarás horas en dar con la estrategia adecuada para ver el final de la obra. En total, 16 misiones que forman una duración aproximada de 25-30 horas.
Cuando ya has desbloqueado a todos los personajes y habilidades, la sensación de repetición cobra protagonismo
Mi mayor problema con Desperados es que hay ciertos puntos en este camino hacia su final que pueden hacerse demasiado familiar. Cuando ya has desbloqueado a todos los personajes y habilidades, y realizado las mismas estrategias decenas de veces, llega un punto en el que la sensación de repetición puede hacerse demasiado pronunciada. Ya lo comenté en su avance. En temas de variedad, Commandos 2 sabía que las habilidades de los comandos eran importantísimas, pero no tenían que serlo todo, y por ello recurre a objetos y al entorno durante las misiones para dar más variedad en las situaciones. En Desperados III hay acciones contextuales, como la posibilidad de hacer caer una roca encima de un grupo de enemigos, por ejemplo, o huellas en el barro que delatan nuestra posición; pero son algo anecdóticas y sigo echando de menos una cierta progresión a lo largo de la segunda mitad del juego que me anime a utilizar aún más estrategias diferentes. Además, tras haber dominado tan bien el juego con cinco unidades distintas en Shadow Tactics, creo que era el momento de haber elevado un poco más la complejidad en esta materia, tal y como hicieron Commandos 2 y Desperados II en su momento, añadiendo más tipos de unidad distintas que aprender, sobre todo en el caso del juego de Pyro.
El gran diseño de niveles ayuda a que esta sensación de repetición sea menos acusada. Saltar de los clásicos entornos del salvaje oeste a los pantanos del Bayou de Luisiana o a la propia ciudad de Nueva Orleans, por ejemplo, son diferencias muy de agradecer. También es notorio el salto visual con respecto a Shadow Tactics, sin necesitar remarcar tanto a los personajes para que los detecte el jugador y con un esquema de control muy intuitivo para que las acciones sean rápidas en todo momento. Ahora bien, sí creo que Mimimi se encuentra ya en una posición ventajosa para llevar el género más allá. Con Shadow Tactics demostró que dominaba los conceptos, y Desperados es una buena mezcla de esta modernización del género, unido a la fórmula de la franquicia clásica del Oeste; y sin embargo, creo que hay todavía más espacio para la innovación y llevar esta estrategia a un siguiente nivel.
De hecho, Mimimi ya trabajó por llevarla con tino al terreno de las consolas. Su esquema de control con mando se adapta bastante bien a la exigencia de un juego de estrategia y, aunque creo personalmente que no es tan rápida como el teclado y el ratón, que te permite realizar acciones a gran velocidad, el hecho de poder pausar el juego para el modo Duelo permite que, con un poco de maña, puedas jugar toda su campaña con comodidad.
Desperados III es la refinación de la fórmula y la evolución lógica del trabajo del estudio
Con todo, Desperados III es, sin duda, de lo mejor que puedes jugar ahora mismo en este género. Tiene los alicientes necesarios para llegar al final de su campaña, aunque no le acompañe tampoco una historia muy memorable (tampoco es necesario) o a muchas conversaciones se les preste poca atención, porque suceden en mitad de la acción y estás pensando en otras cosas. Incluso los más entusiastas tienen un sistema de objetivos secundarios que ponen las cosas realmente difíciles y, por supuesto, modos de dificultad que pueden hacer verdaderamente un infierno algunas misiones. Desperados III es la refinación de la fórmula y la evolución lógica del trabajo del estudio. Su diseño de niveles es complejo, permite una gran variedad de caminos que elegir y sus personajes son carismáticos y letales. Nunca el salvaje Oeste había sido tan elegante.
Desperados III es uno de los mejores juegos de este género táctico que puedes encontrar en la actualidad. Aunque supone una refinación de la fórmula de Shadow Tactics y una evolución de la de Desperados, todo aquí se siente fresco y divertido. Hay momentos en los que es fácil acomodarse en las tácticas más efectivas y sentir una leve sensación de repetición en la segunda mitad del juego, pero los mapas se vuelven también más desafiantes y complejos, recuperando el ritmo. No nos pilla por sorpresa ya su calidad: Mimimi ha demostrado tener la hegemonía de este estilo de juegos.
Comprar Desperados 3- El modo Duelo permite realizar ejecuciones complejas y divertidas.
- El diseño de los niveles es muy bueno y va expandiéndose a cada misión.
- Las cinco unidades son variadas y atractivas.
- La banda sonora capta perfectamente el ambiente.
- Es fácil acomodarse y usar las mismas tácticas efectivas, generando una leve sensación de repetición.
- Dado que Mimimi ya dominó el juego con cinco unidades en Shadow Tactics, no habría estado mal haber incrementado ese número, tal y como lo hicieron Commandos 2 y Desperados II.
