Cuando las acciones del ser humano arrasan con los recursos naturales del planeta, solo queda una madre zorro viva con una importante misión: sobrevivir a toda costa por su camada. Así de duro y emocional es Endling: Extinction is Forever.
Siempre que pensamos en la distopía y en el colapso, incluso por medio del entretenimiento, lo hacemos bajo cierto grado de especismo. Después de que nuestras acciones hayan echado el planeta a perder, solo nos preocupamos por las consecuencias directas que tendrán sobre nosotros. Pero el ser humano, por su capacidad para influir directamente en el clima y la naturaleza, es, por tanto, responsable también del destino de los demás seres vivos que pueblan la Tierra.
Si juegas directamente a Endling, bajo su perspectiva de una madre zorro cuidando de su camada, no tienes por qué saber que eres la última de tu especie. Para ello, tienes que saber que el término inglés endling significa exactamente eso: el último ser de una especie que se extinguirá cuando muera. El propio subtítulo ayuda a reforzar este mensaje. Tendemos a pensar que siempre hay un grado de esperanza, quizá porque las historias, sean en formato videojuego o no, tienden a ello. Pero aquí el mensaje es claro: "La extinción es para siempre". Rebasado el punto de no retorno, solo queda la huida hacia delante. Aquello dentro de todo ser que le impulsa a seguir viviendo, aunque ya nada importe. Es un mensaje descorazonador, pero no por ello menos real. Endling es una bola de demolición emocional fría y sin rostro, incluso aunque en ocasiones personifique el mal en algunos personajes que, después de todo lo que ha ocurrido en el planeta, aún reservan un sitio especial para la maldad. Nuestro objetivo entonces no puede ser otro que el de sobrevivir. A cualquier precio. Esa es la mecánica principal de la obra de Herobeat.
Endling traduce todo esto a un sistema simple, pero efectivo. Como animal, nuestras necesidades no son tan complejas como otros juegos del género: necesitamos comer y dormir. Dormimos por el día, evitando el peligro de los seres humanos que siguen deforestando y contaminando los últimos resquicios naturales. Nos enfrentamos, por tanto, no solo a los peligros naturales, como aves rapaces que pueden raptar a nuestras crías; también a los seres humanos que buscan hacer de nosotros una última piel. A sus trampas y también a su basura.
Hasta el amanecer
Cuando empecé a entender el planteamiento de Endling comprendí que lo iba a pasar muy mal
Cuando empecé a entender el planteamiento de Endling comprendí que lo iba a pasar muy mal. Decidí tener mucho cuidado, ya que la posibilidad de perder a uno de tus cachorros es muy real y su pérdida la vas a sentir durante toda su aventura. El juego se ocupa de que seas consciente de ello y crea un sistema que lucha contra la impaciencia y las prisas que han invadido nuestro medio. Frente a todos esos juegos de ritmo vertiginoso, Endling recompensa la prudencia y la atención a este entorno hostil. Ve demasiado rápido y puedes terminar siendo víctima de un cepo, que un búho acabe con uno de tus hijos o caer directamente en las manos del hombre. El mayor enemigo de todos, sin embargo, es el hambre. Una barrita implacable a la que, por suerte, no sucumbió ninguno de mis cachorros. No sé si hubiera podido continuar jugando si hubiera sido así.
Endling se desarrolla con un escenario muy interesante. Bajo una perspectiva en dos dimensiones y la posibilidad de cambiarla accediendo a caminos alternativos en el eje Z, crea un mapa lo suficientemente complejo como para que se dé cabida el riesgo y recompensa. Es un sistema muy funcional y siempre entra en juego la curiosidad del jugador, que quiere saber qué hay más allá en los lugares alejados del refugio. Ten cuidado, porque la curiosidad mató al zorro.
Aunque interesante, no es perfecto. Aquí es donde Herobeat creo que ha sentido más la necesidad de constreñir las acciones y los eventos para dosificarlos en el calendario en vez de ofrecer más agencia al jugador como en otros survival, donde el combustible de la trama son los descubrimientos del jugador según su ritmo de juego. Por ello, han preferido cerrar con candado, literalmente, algunos puntos del mapa y ser ellos los que deciden cuándo se abren. De igual modo, uno de los objetivos de nuestra madre zorro será olfatear una esencia muy importante que, si no me equivoco, parece tener los días prefijados en los que el rastro se renueva.
Quizá por todo ello es fácil pecar de precavido y no aventurarte excesivamente si quieres salvar a toda la camada. A medida que el escenario se amplía y se hace más complejo, entran en juego nuevos enemigos con los que tener cuidado, pero sí es cierto que no he tenido que adentrarme necesariamente en los lugares más peligrosos para sobrevivir. Otro punto cuestionable ha sido la constante y obligada consulta del mapa para poder trazar el curso. Quizá habría sido buena idea, tal y como el juego marca el camino a tu refugio cuando termina la noche, poder colocar marcadores personalizados para que la acción (y la tensión) no se interrumpa con estas frecuentes consultas al mapa del juego.
Refuerza el conjunto un estilo visual que hace su trabajo de forma muy lograda, no solo a través de unos gráficos limpios y estilizados, sino a través de sus fondos. Si el camino de nuestra madre zorro se recorre por las líneas que traza el mapa, la historia lo hace en los espacios entre esas líneas. Los mejores momentos transcurren cuando el escenario se transforma y vemos las consecuencias directas de la mano del hombre: un frondoso bosque se convierte, de la noche a la mañana, en un yermo de tocones abandonados que ha perdido toda su magia y protección.
Maldad, redención e incluso bondad, más allá de toda esperanza, son algunos de los temas
Las animaciones, tanto de los animales como de los hombres, están muy bien conseguidas y son capaces de transmitir aquello que no se quiere decir con palabras. Ya no solo porque nuestro protagonista es un animal, sino porque, ante este colapso y esta degeneración, ya no queda nada que decir. Solo el silencio y las acciones que hablan más que las palabras. Lo notas en los comportamientos de los seres humanos que encuentras en este viaje crepuscular; maldad, redención e incluso bondad, más allá de toda esperanza, son algunos de los temas que aborda el juego sin una sola línea de diálogo.
Endling es duro y un título muy recomendable. Hay que acercarse a él con la suficiente cautela, como se aborda un This War of Mine, por ejemplo. Saber que no estás ante una obra más que te dejará satisfecho, sino emocionalmente tocado. No pretende, sin embargo, engañar a nadie, ya que el título del juego es totalmente claro. "La última de tu especie. La extinción es para siempre." Al menos, gracias a que el videojuego es una gran herramienta para simular situaciones extremas, podemos aprender de sus consecuencias antes de sufrirlas en nuestra piel.
Endling es un juego de supervivencia no apto para los más sensibilizados, pero que esconde un mensaje muy necesario. Al trasladarlo desde la perspectiva de esta madre zorro y sus cachorros, luchando por sobrevivir en un mundo más hostil de la cuenta por la mano del hombre, Herobeat muestra sin necesidad de juzgar con palabras las consecuencias de una sociedad sin control. Con solo un par de objetivos, comer y dormir (es decir, sobrevivir), el estudio barcelonés logra un relato intenso que implica al jugador más de lo que parece a simple vista. Se podía haber llevado más lejos en lo sistémico, dotando de más agencia a las acciones y a la exploración libre del escenario, pero no se podía hacer más a la hora de transmitir las emociones, duras y descorazonadoras, que la obra busca.
Comprar Endling - Extinction is Forever- Un mensaje duro, pero necesario.
- Supervivencia sencilla, pero bien planteada.
- Crea un sistema de riesgo y recompensa en algunos momentos desgarradores.
- Podía haber dado más libertad al jugador para desbloquear el mapa y descubrir la trama.
- Las animaciones y el diseño visual logran su objetivo de presentar un mundo colapsado y letal.
