El regreso de Warcraft III prometía ser triunfal pero Blizzard se ha quedado muy lejos de cumplir sus promesas. En el análisis de Warcraft 3 Reforged repasamos los pros y contras de una remasterización que actualiza los gráficos del clásico, perdiendo por el camino opciones y la oportunidad de hacer algo digno del legado.
Cuesta mucho dejar a un lado las emociones cuando del que escribes es uno de los videojuegos de tu vida. Por eso regresar a la Azeroth de Warcraft 3 tras casi 20 años ha sido toda una experiencia. Poco importa el paso del tiempo; la campaña para un solo jugador sigue siendo tan emocionante como antaño. Qué digo. Lo es más gracias a la notable mejora de los gráficos, que actualizan el clásico de Blizzard para que toda una nueva generación de jugadores pueda disfrutar de una de las obras de referencia en la estrategia en tiempo real. Y sin embargo… no es lo que esperaba ni mucho menos lo que prometieron. Por eso, lo confieso, me ha costado horrores escribir estas líneas. Warcraft III Reforged es un grandísimo videojuego de estrategia, ¡de los mejores!, al que casi dos décadas de historia a sus espaldas no le pesan lo más mínimo. Y como tal, es una de esas obras que debes jugar sí o sí. Pero como ha ocurrido con otras remasterizaciones recientes, da la sensación de que este ha sido un trabajo a medias.
Había ambición, ganas de hacer grandes cosas, pero cuesta no sentirse decepcionado cuando ves que el juego se ha estrenado sin algunas opciones multijugador como las partidas clasificatorias, los clanes o los torneos; con algún que otro error que puede resultar molesto, o sin varias de las novedades con las que se presentó esta nueva edición. ¿Es por ello peor videojuego? Nada más lejos de la realidad. Esta sigue siendo la obra maestra que aún día de hoy seguía reuniendo a miles de jugadores en torno a sus batallas online, así que visto así, no, claro que no es un mal videojuego. Tampoco se puede negar que Blizzard ha realizado un trabajo de remasterización bastante bueno en términos gráficos, retocando incluso algunos elementos de historia y diseño de personajes para que Warcraft III se sienta aún más próximo al universo World of Warcraft, que queramos o no, fue la puerta de entrada para que millones de aficionados conocieran la épica lucha entre Horda y Alianza. Vamos, que no se han limitado a mejorar la resolución y ya está. ¿Por qué entonces escribo con este sentimiento de decepción? Básicamente, porque se siente como una oportunidad perdida de hacer grandes cosas.
Aunque he disfrutado del videojuego como el primer día, y eso dice mucho a su favor, mientras combatía no dejaba de pensar en lo genial que habría sido de mantenerse la gloriosa ambición con la que se dio a conocer en la BlizzCon 2018. Y he aquí el dilema. ¿Cómo puntuamos esto? ¿Obviamos la enorme calidad que atesora el legendario Warcraft III: Reign of Chaos? ¿Pasamos por alto todo lo bueno que aporta la remasterización quedándonos únicamente con las promesas incumplidas? Ni siquiera tras acabar este análisis os sé dar una respuesta concreta. Lo único que puedo hacer es contaros qué ofrece Warcraft III Reforged y por qué, pese a toda la polémica que le rodea, aún podría merecer la pena apostar por él.
Cuando la épica se apodera de la estrategia
Hay algo mágico en volver a disfrutar de este clásico de la estrategia tras tantos años rogando por un Warcraft 4 que Blizzard se resiste a anunciar. La música, sus héroes y villanos, la épica de muchas de las misiones a las que te enfrenta en su modo historia… ha sido volver a comandar los ejércitos de la Alianza en la piel de Arthas, y un torrente de emociones se ha apoderado de mi. ¡Es tan genial!, tan bonito redescubrir un clásico como este, que ya solo por eso te diría que merece la pena la remasterización de un Warcraft III que viene acompañado de la expansión The Frozen Throne, que en su día introdujo nuevas unidades que mejoraron el ya de por sí exquisito equilibrio de poder de los ejércitos en liza. Es esta precisamente una de las fortalezas del clásico.
Como en StarCraft, los ejércitos de Warcraft están lo suficientemente diferenciados como para que cada jugador encuentre su estrategia ideal sin que una se imponga a otra. Nunca es fácil lograr tal equilibrio, pero Blizzard ha dedicado años a refinar la fórmula, lo que explica que tanto tiempo después todavía hubiera gente disfrutando del multijugador de Reign of Chaos. Y aún así, los responsables de la saga Diablo no han perdido la oportunidad de seguir sumando ajustes para perfeccionar aún más este equilibrio.
Si en su momento no disfrutaste del clásico nada mejor que ensalzar su atractiva fusión de rol y estrategia para entender por qué Warcraft 3 gozó de tanta popularidad. Lejos de acumular tropas y lanzarlas al combate como en otros tantos títulos del estilo, Blizzard concedió una importancia capital a la figura de los héroes, siendo estos quienes, al final, determinaban el éxito o fracaso en la lucha con sus variadas habilidades especiales. Seguramente hoy en día esto suene a algo típico, y lo es, pues ya estamos muy acostumbrados a esta mezcla de géneros; pero lo estamos gracias al éxito de un Reign of Chaos que sentó cátedra, siendo emulado por decenas y cientos de otros videojuegos.
La apuesta por los héroes limitó en su momento el número de tropas que podías liderar de forma simultánea, lo que hoy en día puede resultar un tanto decepcionante para aquellos acostumbrados a controlar a cientos de soldados. Aquí las batallas son más directas, con menos tropas implicadas, lo que no significa que sean menos espectaculares o emocionantes. Al contrario. Warcraft 3 es un videojuego frenético en el que no paras ni un segundo. Además de los héroes, también las tropas tienen diversas habilidades de combate que debes usar con cabeza para protegerte de ciertos ataques, o para sacar ventaja de situaciones aparentemente insalvables. Algo que la campaña enseña, pero que realmente disfrutas en su vertiente multijugador, donde puedes llegar a vivir combates contra otros jugadores increíblemente épicos.
Promesas incumplidas y grandes ausencias
Que un juego de estrategia diera importancia a la historia era poco menos que una quimera en los tiempos de Warcraft 3. Se daba por hecho que los aficionados buscaban guerrear y poco más. Pero no Blizzard. Ellos fueron una de las excepciones, dando importancia a la construcción de un relato que diera sentido a la lucha, lo que demostraron ya desde el origen mismo del universo Warcraft, o incluso StarCraft, hasta hacer de la historia de Reign of Chaos un relato épico y apasionante difícil de olvidar. Tiene tantos buenos momentos, tantas escenas memorables, que pasen los años que pasen, nunca borras de tu cabeza imágenes como el trágico encuentro entre Arthas y su padre.
Es inevitable no sentirse decepcionado con lo que pudo ser… y es realmente
Obviamente esto sigue igual en Warcraft III Reforged, así que si en su día no lo jugaste, aquí encontrarás un gran juego de estrategia con una historia digna de ser vivida. ¿Qué pasa? Que Blizzard prometió dotar al juego de un envoltorio verdaderamente espectacular creando nuevas escenas cinemáticas que nos permitieran disfrutar como nunca de la historia de Reign of Chaos. Cosa que no ocurre. Son las escenas de antaño con mejores gráficos… aún cuando a veces da la sensación de que se han perdido por el camino algunas animaciones de los personajes protagonistas. Ya es más de lo que hacen otras remasterizaciones recientes, que casi que se limitan a mejorar la resolución y poco más, pero como decía al inicio del análisis, es inevitable no sentirse decepcionado con lo que pudo ser… y es realmente.
Estas promesas inclumplidas se trasladan igualmente a la interfaz de usuario. Blizzard quería renovarla para adaptarla a los nuevos tiempos, cosa que habría estado genial, pero tras recibir críticas de algunos aficionados, tiraron por el camino fácil y se quedaron con la interfaz de toda la vida, que en algunos aspectos se siente anticuada. Me encanta cómo luce el nuevo modelado de unidades y estructuras, ¡el cambio es notable!, por mucho que algunos aficionados parezcan no ver las diferencias. Se han rediseñado también algunos escenarios para darles la estética de WOW, pero ningún cambio va más allá de lo puramente visual. El mayor enemigo de Reforged ha sido la propia Blizzard, que generó enormes expectativas en torno a un juego que prometía incluso ofrecer nuevos contenidos y cerca de cuatro horas de cinemáticas. Y nada de eso encuentras en esta remasterización.
Podrían haber ampliado el número máximo de tropas, usando una nueva interfaz de usuario para que fuera fácil controlar estos ejércitos. Lo vendieron como una "reimaginación" del clásico, así que era la excusa perfecta para crear un juego de estrategia con el poderío de StarCraft 2. No es el caso y por ello entiendo a todos los que critican el juego… aún cuando no creo que merezca un cero como miles de jugadores han puntuado en Metacritic. Dejando a un lado la rabia y decepción por lo que pudo ser y no fue, sinceramente me cuesta ver esta remasterización como ese absoluto desastre que algunos sienten. Valoro, como lo hice en el análisis de Praetorians HD Remaster, que una nueva generación de jugadores pueda descubrir todo un clásico como Warcraft 3.
Su renovado apartado gráfico contribuirá a que muchos aficionados puedan disfrutar por primera vez de una obra de referencia, y eso es algo que también hay que poner en valor. No todo es blanco o negro, y aunque no voy a defender a Blizzard, porque no ha hecho nada bien las cosas, tampoco voy a caer en el tremendismo de catalogar este lanzamiento como la peor remasterización de la historia. Porque no lo es. Hace lo justo para actualizarse, cosa que decepciona tras las promesas de la BlizzCon 2018, y deja fuera algunas opciones que cuesta entender por qué no están desde el lanzamiento. Me refiero de las tablas clasificatorias, o los torneos y clanes; opciones que eran y son parte de la esencia de Warcraft 3. Y aquí entramos en otro tema espinoso.
Sigue teniendo una base increíble, con más de 50 horas de contenidos para un solo jugador
Alguien podría decir "pues juega al original y ya está", pero Blizzard ha actualizado el clásico para que sea compatible con esta nueva versión, y por el camino ha eliminado estas y otras opciones, lo que resulta a todas luces injustificable. Tenían otras opciones, como habilitar servidores que permitieran el cruce de ambas versiones, y otros que dejaran las partidas del original como antaño, pero no es el caso. Obligar a los compradores del original a tener que descargar una enorme actualización de contenidos, que en algunos casos ha generado problemas de rendimiento y errores gráficos, tampoco es de recibo. Y en esas estamos.
Warcraft III Reforged sigue teniendo una base como videojuego de estrategia increíble con más de 50 horas de contenidos para un solo jugador, más todo un mundo aparte en su vertiente multijugador. Está claro que Blizzard lo actualizará y mejorará con el tiempo, activando muchas de esas opciones que hoy en día se echan en falta; pero ¿cómo valoramos su trabajo? ¿Es o no una buena remasterización? ¿Hasta qué punto las promesas deben definir la valoración final del juego? Que lo vendas como lo que no es no tiene defensa posible, ni tampoco que elimines opciones del original, ¿pero sigue siendo disfrutable? ¿Hay razones para adentrarse en la épica estrategia de Reign of Chaos? Su música, la historia o los nuevos gráficos son una buena excusa para hacerlo.
Comentaba al inicio del artículo que este es un texto difícil, más viniendo de un fan que en su día saltó de alegría al ver lo que Blizzard planeaba. Así que como fan, me ha decepcionado no ver ese juego prometido. Pero ajenos a la polémica, si no jugaste al clásico, no tengo dudas de que vas a disfrutar de la emocionante acción estratégica de Warcraft III. Hay errores en el multijugador, partidas que no terminan de arrancar, pero en esta semana -en mi caso- han sido anecdóticos. ¿El editor de mapas? Os he leído a algunos de vosotros, y el hecho de que Blizzard haya cambiado las condiciones de uso del editor os ha llevado a pedir también que se puntúe el juego con un cero. Una vez más, creo que las cosas se sacan de quicio.
El editor de Warcraft III dio origen a algunos de los juegos más exitosos de la industria, como el mítico DOTA, así que no es poca cosa. Que ahora Blizzard tenga el control absoluto de sus contenidos… bueno, se aleja del espíritu altruista con el que los aficionados crean mapas y demás pero, ¿de verdad esto es algo que repercuta negativamente en la valoración de la remasterización? Como digo, no es fácil, y esto da para un largo debate. Lo único que sé es que Warcraft 3 sigue siendo tan bueno como antaño, que su remasterización no es lo que prometía, y que si bien mejora los gráficos de forma notable, también pierde algunas opciones -aunque sea temporalmente- que afean un juego que merecía un mejor trato por parte de Blizzard.
No es lo que prometía ni tampoco el juego que los fans de Warcraft merecían. Blizzard fracasa a la hora de traer de vuelta una de sus sagas más queridas, apostando por una remasterización que al final se limita a mejorar los gráficos y poco más. No hay nuevos contenidos ni mejoras apreciables que actualicen el clásico; peor aún, se han eliminado algunas opciones sociales y multijugador que no hacen sino acrecentar el sentimiento de decepción. Es duro, y triste, pero Warcraft merecía algo mejor.
- La historia, los personajes, la música y el diseño de muchas de sus misiones
- El nuevo y mejorado apartado gráfico, que hace que el clásico se vea mejor que nunca
- Promesas incumplidas; no es ni de lejos el juego que se prometió
- Ausencia de opciones sociales y multijugador que estaban en el original
- Nada de nuevos contenidos o mejoras en la interfaz de usuario
- Cambios que afectan al clásico, dejando a sus jugadores sin funciones que ya existían
