Conquistaron los móviles hace años, dieron el paso a los shooters y ahora vienen a por todas. Plants vs Zombies: La Batalla de Neighborville es, más que un campo de tiro, un espacio virtual para hacer prácticamente todo lo que se ocurra con amigos.
No importa cuánto tiempo pase, está claro que las plantas y los zombies jamás se llevarán bien. Como el perro y el gato. Como la Horda y la Alianza. Y llevan un tiempo así, ojo: el clásico de móviles que dio origen a todo se estrenó hace más de diez años. Los hemos visto ejecutar toda clase de operaciones militares desde entonces, y sus responsables tuvieron ocasión de hacer sus pinitos con los gráficos 3D gracias a los dos notables Garden Warfare. Pero nunca hemos visto una entrega como Plants vs. Zombies: La Batalla de Neighborville hasta ahora. ¿Por qué? Pues muy sencillo.
Lo nuevo de PopCap apuesta por acapararlo todo. Tienes la acción que esperarías de cualquier Garden Warfare, pero a eso le añadimos áreas abiertas de PvE con misiones de historia y una base de operaciones para cada facción llena de posibilidades. Neighborville no es un arena shooter, ni tampoco un juego de aventuras de mundo abierto con un modo competitivo. Es, literalmente, un popurrí de actividades ligeras y digeribles al que puedes saltar con tus amigos y pasártelo bien desde el primer minuto, sin ningún tipo de complicación, para charlar de vuestras cosas, reíros de las cosas absurdas que ocurren en el juego todo el rato o, por qué no, poneros un poco serios y tratar de ganar cada partida.
Piensa en juegos como Fortnite, donde la gente se reúne religiosamente después de terminar sus quehaceres solo por pasar el rato en grupo. Ese es el tipo de experiencia que propone EA. Pero claro, dicen que "quien mucho abarca, poco aprieta" y a las pocas horas de juego resulta evidente que el nuevo PvZ está satisfecho cogiendo cosas de aquí y allá sin profundizar demasiado en ninguna de ellas. No le pidas peras al olmo: el juego da para lo que da, que no es poco, pero si estás buscando un shooter profundo que jugar durante meses, seguramente haya otras propuestas que se ajusten más a tus necesidades.
PvZ, brutalización botánica de primera
Una de las primeras cosas que saltan a la vista cuando jugamos este PvZ es que todo está diseñado para ser divertido instantáneamente. Basta hacer clic en el botón de "jugar" en la pantalla del título para entrar en una base de operaciones -tanto las plantas como los zombis tienen una- donde podemos empezar a correr, saltar y hacer el cabra a gusto del consumidor. Hay un buen puñado de tiendas, cabinas y portales con los que interactuar, todos dispuestos alrededor de una plataforma central. Es fácil perderse en nuestros primeros minutos de juego mientras exploramos la zona, eso sí, por lo que tenemos un botón para revelar la identidad de todos los elementos del escenario y un simplísimo tutorial que nos enseñará a movernos, cambiar de personaje y personalizarlos.
Técnicamente, es posible ignorar todas las indicaciones y saltar directamente a la actividad que más te llame la atención: el proceso es rápido e intuitivo y no tardarás en cogerle el tranquillo a todo lo que ofrece el juego, pero viene bien prestar atención a los pequeños consejos que aparecen en la pantalla. Como decimos, Plants vs Zombies: La Batalla de Neighborville es un juego sencillo y hecho para pasárselo bien sin preámbulos, pero existen algunas mecánicas de progresión y un mimado sistema de economía detrás de todo eso. Por supuesto, todo ello tiene que ver con los personajes y desbloqueables. Repasemos qué nos ofrece PopCap en este sentido.
Es un juego sencillo y hecho para pasárselo bien sin preámbulos
Todas las unidades, tanto de plantas como de zombis, están desbloqueadas desde el principio y podemos pasar de una facción a otra en cualquier momento, sin restricciones. También tienen acceso a un relativamente generoso de habilidades genéricas que podemos comenzar a usar sin complicaciones. Cada personaje tiene siete ranuras para habilidades, y cada habilidad equipable tiene un coste de ranuras. Eso significa que podemos "especializar" a cada personaje en un pispás, pero como decimos, son habilidades genéricas. Si de verdad nos interesa sacar partido al juego, tendremos que subir a nivel 10 a cada personaje y "reiniciarlo" como si fuera un rango de prestigio de Call of Duty para desbloquear pasivas más interesantes. Lo bueno es que el juego nos ofrece bastante flexibilidad a la hora de progresar como queramos.
Podemos invertir monedas (del juego, tranquilo) para acelerar la adquisición de experiencia, o, si no tenemos especial interés en las habilidades de nuestros personajes, comprar cosméticos aleatorios en otro puesto de la base. No verás cosméticos repetidos, pero hubiera estado bien poder comprar directamente la pieza que nos guste. Pero basta de cháchara: ¿cómo es este PvZ a los mandos? Pues como te puedes imaginar, simple de manejar y muy caótico. Contamos con una variada plantilla (chiste totalmente impremeditado) de personajes donde hay unas cuantas caras nuevas y otras conocidas. Cada uno de ellos tiene un puñado de animaciones y características únicas, y se reparten en roles de daño, defensa y apoyo.
Todos ellos están perfectamente caracterizados y responden muy bien en todas las situaciones. Algunos tienen la suficiente complejidad como para cambiar de forma y conseguir nuevas habilidades o lanzar drones que también se pueden controlar, aunque en ningún caso hablamos de unas mecánicas tan precisas y pulidas como las de, por ejemplo, Overwatch. Pero eso no es necesariamente un problema, porque a la hora de la verdad encontramos que la acción es muy caótica y divertida por sí misma y suele ser más importante tener una imagen global del momento que preocuparse de acertar un tiro milimetrado. No es raro que se junten siete u ocho jugadores en una zona de pocos metros durante una contienda de PvP, y a eso sumamos también los diferentes tipos de esbirro que podemos invocar sobre la marcha para que nos ayuden.
Hay un buen repertorio de modos de juego fijos y rotatorios para el multijugador competitivo, ninguno especialmente imaginativo o complejo (tenemos la escolta de TF2, dominio, etc) pero todos llenos de caos y acción, que es justo el punto fuerte del juego. Los mapas son pequeños, siempre favorecen el encuentro cara a cara, y los cuerpos de nuestros enemigos son enormes para facilitarnos la tarea de disparar mientras saltamos y acertemos fácilmente, que al final del día es lo que hace que un shooter sea divertido, claro.
Con el PvE pasa algo parecido. Tenemos tres grandes mapas abiertos que visitar a nuestro antojo, todos ellos llenos de esbirros a los que derrotar —la mayoría son débiles, pero también hay algunos de élite que pueden ponernos en un aprieto de vez en cuando. Contamos con puntos de interés que visitar, misiones sencillas que completar de forma ocasional y un puñado de coleccionables que recoger en cada uno. Es el punto con más claroscuros del juego: en ocasiones nos sorprende para bien, pero la sensación general es de que le falta algo de chispa para hacernos visitar los mapas por gusto y no por desbloquear sus recompensas exclusivas. Tal vez le hubiera venido bien contar con combates de jefes más interesantes, secciones de plataformas, puede que mecánicas de físicas. No hablamos de un modo de juego aburrido en absoluto, siempre hay algo que machacar o recolectar, y es un añadido acertado; pero uno que necesitará más mimo en el futuro.
Los modos del competitivo están llenos de caos y acción, justo el punto fuerte del juego
Por suerte, cada mapa derrocha tanta simpatía y personalidad que cuesta cogerles manía: hay volcanes de queso fundido, camiones voladores, sargentos infantiles y todo tipo de cosas absurdas que bien pueden sacarte una sonrisa de vez en cuando. Cada personaje, controlable o NPC, está perfectamente definido y tiene su propia forma de demostrarte lo alocado o encantador que es mediante animaciones, gestos o las armas que usan. Sí que le podríamos pedir algo más al apartado sonoro, que podría habernos dejado con más efectos divertidos o piezas musicales más variadas. Si nos ceñimos al apartado técnico, como era de esperar la acción de Plants vs Zombies: La Batalla de Neighborville se desenvuelve con soltura y sin tirones, aunque la versión de PC podría dar más de sí. Por ejemplo, hay teclas que no se pueden reprogramar, y tampoco tenemos muchas opciones para personalizar a cada unidad por separado.
No es profundo, no es particularmente original, no es muy desafiante, pero ¿sabes qué? Que tampoco necesita serlo. Plants vs. Zombies: La Batalla de Neighborville es un popurrí de actividades PvP y PvE sencillas, rápidas, divertidas y mejores en compañía. Si estás dispuesto a perdonarle lo simplón que puede llegar a ser el modo aventura, tal vez se convierta en un lugar al que valga la pena volver de vez en cuando, aunque solo sea para despejarte de otros juegos.
Comprar Plants vs. Zombies: La Batalla de Neighborville- Es un juego muy simpático, vibrante y alocado
- Diversión inmediata, fácil de entender y para todos los públicos
- El PvP tiene algunos momentos muy potentes
- Las aventuras PvE son más bien simplonas
- Le vendría bien algo más de profundidad
- Echamos en falta modos más imaginativos
