El enésimo homenaje a la grandiosa saga The Legend of Zelda llega de la mano del estudio independiente Red Blue Games. Analizamos lo que nos aguarda el mundo que hay detrás de Sparklite.
No voy a ser muy original: como seguramente os sucede a muchos de vosotros, me encanta la saga The Legend of Zelda. Por eso mismo cuando sale ya no una entrega correspondiente a dicha franquicia, sino algún clon (o como queráis llamarlo) inspirado en el mundo de Link, lo cierto es que siempre intento probarlo. Y la obra de estas características más reciente en aterrizar es Sparklite, una notable propuesta que, efectivamente, posee reminiscencias Zéldicas claras pero que, a pesar de eso, goza de un estilo y personalidad propios.
Así de primeras, no nos encontramos ante el mismo tipo de juego que el expuesto en las andanzas tradicionales de Link. En este caso nos topamos con un videojuego de estilo roguelite, tan de moda en los últimos tiempos, sobre todo en lo concerniente a la escena independiente. Un juego que además ostenta una cuidada línea estética pixel art y una trama no demasiado original pero que ha sido bien llevada.
El mundo en el que tiene lugar la acción lleva por nombre Geodia. Un lugar en el que otrora reinaba la paz y la armonía gracias, especialmente, a un mineral llamado Sparklite (y que da nombre al título). Debido a este recurso natural, los habitantes de dicho lugar se han acostumbrado a obtener la energía suficiente para sus quehaceres diarios… pero como siempre, al malo de turno se le ha ocurrido ir más allá y explotar más todavía las características de este mineral. Extrayendo grandes cantidades de Sparklite, el malvado Barón se las ha ingeniado para aportar la energía suficiente a su colección de máquinas (conocidas como Titans) para dominar Geodia. Y, debido a su utilización desmedida, dicho mundo se ha visto transformado drásticamente, y los animales que poblaban las distintas zonas se han transformado en monstruos.
Sparklite: Mazmorras, exploración y avance procedural
Para plantar cara a este miserable Barón nos encontramos con Ada, la joven protagonista del juego, una chica sin miedo a nada que armada (de primeras) solamente con su llave inglesa pretende acabar con los planes de semejante personajuelo. Pero claro, no está sola, y a lo largo de su viaje puede contar con la ayuda de varios personajes secundarios que la ayudan en su viaje y que se hallan en el denominado Refugio.
Este lugar es una especie de isla flotante en la que llevamos a cabo nuestros preparativos antes de salir a mundo abierto, por así decirlo, pudiendo desde mejorar nuestra resistencia a fabricar nuevas armas y gadgets. Pero sin duda el mejor aliado de Ada es su fiel robot, el cual una vez rescatado podemos controlarlo en plan cooperativo, una modalidad interesante pero que no resulta del todo satisfactoria por las limitaciones que acarrea no controlar a dos personajes principales, pues dicho robot es más bien un personaje de apoyo.
La sensación de progreso está muy bien conseguida
En cuanto a la dinámica de juego que nos ofrece la aventura en sí, desde una perspectiva cenital picada al más puro Zelda tenemos que ir explorando los escenarios (cinco en concreto) que se van generando de manera procedural. Por eso cada vez que perecemos (y ya os avisamos que lo haremos muchas veces) y comenzamos una nueva partida, siempre nos encontramos con algo diferente, siendo esta precisamente una de las mejores cualidades ligadas generalmente a este tipo de juegos de estilo roguelite/like. Y cada decorado posee sus propias características, aunque en el fondo en todos debemos hacer lo mismo: acabar con los monstruos que merodean por ahí, acumular el mayor número de objetos posible y, por supuesto, adentrarnos en la mazmorra de turno para acabar con alguno de los ingenios del Barón.
Se trata de una propuesta no especialmente original en su concepción pero, a pesar de eso, resulta incuestionablemente divertida. Para empezar, la sensación de progreso está muy bien conseguida gracias a la continua mejora de las capacidades de la protagonista, quien puede ataviarse con un buen número de nuevas armas para liquidar a los rivales con mayor facilidad así como aumentar su número de corazones de vida y demás mejoras sustanciales. Eso sí, para ello es necesario acumular la mayor cantidad de Sparklite posible así como investigar al dedillo los escenarios para encontrar plantillas que nos permitan fabricar los útiles de turno en el correspondiente taller (el cual también es necesario montar e ir mejorando, por cierto).
El nivel de dificultad está bien medido y si bien es lo suficientemente desafiante, considero que no resulta tan exigente como lo dispensado en otros títulos de semejante naturaleza, hecho que gustará a ciertos usuarios y no tanto a los más expertos. Evidentemente, los obstáculos más complicados que debemos superar tienen que ver con los engendros mecánicos ideados por el malo de turno. Unas máquinas bastante resistentes que poseen patrones de ataque y movimientos muy marcados que tenemos que estudiar para poder destrozarlos, algo que ya os aviso que os costará más de un intento (y de dos, tres…). Y eso que el control es tan simple como preciso y fiable, siendo un auténtico placer guiar a Ada por cada uno de los decorados que alberga Geodia.
Su estética pixel art es un acierto
Además, Sparklite es un título muy agradecido en lo visual, destacando sobremanera su más que notable estética pixel art. El diseño de los personajes es bastante bueno (sin llegar a deslumbrar por ningún aspecto en concreto), y las animaciones tanto de la protagonista como de los jefes finales son muy buenas. Además cada zona de juego resulta muy reconocible y, en algunos casos, es posible contemplar varios paisajes de una belleza excepcional.
El apartado sonoro también es muy destacable, más que nada por la emotiva y muy llamativa banda sonora, melodías que han sido compuestas por el artista Dale North, quien ya ha compuesto varias bandas sonoras de gran calidad para títulos como Wizard of Legend o Dragon Fantasy Book II entre otros muchos.
Red Blue Games ha conseguido recrear con Sparklite uno de los títulos de estilo roguelite más interesantes y cuidados en todos sus apartados de todos los que han aparecido en los últimos meses. Con The Legend of Zelda como inspiración, la aventura protagonizada por Ada nos permite recorrer un mundo muy interesante repleto de tareas que llevar a cabo, monstruos finales a los que liquidar y mazmorras en las que adentrarnos. Y además posee un acabado gráfico muy fino en plan pixel art y una muy meritoria banda sonora que nos ameniza mucho las partidas.
- El diseño de los niveles, mazmorras y jefes finales es bueno en general
- La sensación de ir progresando resulta muy gratificante
- Gráficamente es un título muy vistoso
- El modo cooperativo a dobles resulta algo limitado
- Aunque son procedurales, el número de escenarios es un tanto reducido
