Combates contra imponentes jefes finales, ¡uno tras otro!, en un videojuego que mezcla con acierto el género de los Boss Rush con mecánicas de acción propias de los frenético bullet hell. Y como verás en nuestro análisis de ITTA, es una experiencia de combate en PC y Nintendo Switch que merece la pena.
Caes al vacío en medio de la oscuridad. Al despertar te das cuenta de que tu familia yace muerta a tu alrededor por causas tan desconocidas como violentas. Sin embargo, un espíritu guardián con forma de gato está ahí para guiarte. ¿Quién eres? ¿Dónde estás? ¿Por qué un gato? Y lo más importante: ¿cómo sales de allí? Estas son algunas de las preguntas que te irás planteando en ITTA, una mezcla de twin-stick shooter, boss rush y bullet hell que se ha ganado un hueco dentro del panorama indie gracias a una propuesta jugable directa y entretenida que sabe acompañarse de una historia cuya mayor virtud es la de ser un motor capaz de llevar al jugador de un enfrentamiento a otro en pos de la verdad.
Lo cierto es que el argumento de ITTA no es nada que no haya visto antes. De hecho, su ambigüedad es su mayor virtud. Cuando he acabado el juego, realmente no he tenido muy claro que es lo que el título me había querido contar. Algo que, por otra parte, no me ha impedido sacar mis propias conclusiones. Hay temas inequívocos dentro de la narración que hace ITTA como la violencia, la corrupción del alma, o la existencia de un limbo o purgatorio. Lo cierto es que su creador, Jacob William ha querido reflejar en su obra todas sus fobias y distorsiones y, en cierto modo, lo consigue, dejando al jugador sacar sus propias conclusiones sobre lo que ha visto y leído en pantalla durante la aventura.
Para contarnos todo esto ITTA te deja en mitad de lo que él mismo denomina como intersticio. Atendiendo a ese nombre nos encontramos a medio camino entre dos mundos, o mejor dicho: entre la vida y la muerte. El relato del juego se conforma fundamentalmente a base de conversaciones con un elenco de personajes que se pueden contar con los dedos de una mano y que irán apareciendo de manera recurrente durante la aventura. El mensaje de su discurso no siempre será tan evidente como cabría esperar y, precisamente, es ahí donde la narración te cautiva dejándote siempre con ganas de saber más.
Explora y dispara
Para escapar de este reino habrá que ir explorando sus tres zonas y desvelando algunos secretos que, al igual que ocurre con sus puzles, son algo escasos en número, pero saben estar muy bien escondidos. A pesar de ser un título pequeño y con una extensión reducida, ITTA sabe explotar bien la exploración de sus entornos. Si quieres hacerte con todo el arsenal de armas y de habilidades especiales tienes que recorrer todas y cada una de las estancias que componen el escenario. Para ello el programa pone a tu disposición una serie de mapas de una forma similar a la que lo hacen otros títulos como Hollow Knight. En ITTA explorarás a ciegas hasta que encuentres el mapa en algún lugar más o menos oculto, aún así de poco o nada te valdrá, ya que tienes que llevárselo a un enigmático NPC para que pueda descifrarlo. Con esto, el juego se asegura de que la exploración sea multidireccional, dejando al jugador plena libertad a la hora de moverse.
Sería demasiado osado por mi parte hablar de ITTA como un metroidvania porque no lo es. Lo que sí que es cierto es que contar con todas las armas del juego no solamente va a servir para acabar con todos los enemigos de manera más o menos solvente, sino que gracias a ellas puedes acceder a algunas zonas que a priori son inaccesibles. Este conjunto de mecánicas en la exploración sirven de interludio entre los numerosos enfrentamientos que tenemos en ITTA contra jefes finales. Esto es un boss rush, es decir no hay enemigos de tipo "masilla" a los que derrotar en sus escenarios. De hecho, para entrar en un enfrentamiento hay que pasar siempre a través de una puerta que te lleva a la estancia marcada con una calavera roja en el mapa.
En este punto me ha quedado un sabor de boca agridulce, las sensaciones son encontradas. Lo cierto es que el juego cuenta con un buen número de enemigos a los que hacer frente, todos ellos con un diseño estético propio que resulta muy atractivo de principio a fin de la aventura. Sin embargo, ITTA tiene dos factores que juegan en su contra y que lo dejan por debajo de otros títulos similares como Furi o Cuphead: el escaso desafío y la sensación de repetitividad. El título editado por Armor Games sólo cuenta con un nivel de dificultad, algo que a priori no me molesta. Me gusta que el diseñador proponga una experiencia única y me evite vivir con la duda de si habré elegido la dificultad que mejor se adapta a mí o la que realmente transmite las sensaciones correctas del videojuego. Con todo, he echado de menos contar con un modo de juego que me pusiera las cosas más difíciles en busca de una sensación auténtica de amenaza.
ITTA tiene unas mecánicas sencillas a la hora de combatir: moverte, rodar y disparar. La clave está en que, mientras ruedas eres invulnerable ya que esquivas las balas. Si eres capaz de mantenerte rodando durante todo el enfrentamiento no vas a tener demasiados problemas para vencer a tus enemigos. Además, el juego cuenta con una barra de vida en forma de contenedores de corazón al estilo Zelda. Este medidor se puede aumentar de manera considerable durante la aventura, algo que sumado a la posibilidad de multiplicar por dos esa cantidad de corazones de manera temporal hace que llegues a tener muchísima vida, especialmente en los últimos compases del juego. Asimismo cuentas con algunas habilidades especiales que se activan de manera temporal automáticamente al llenar un medidor de sobrecarga. Esta barra se va rellenando gracias a la esquiva. Al predominar esta mecánica durante los enfrentamientos cuentas frecuentemente con ayudas en combate como, por ejemplo, inmunidad temporal. Al final, todos estos factores acaban repercutiendo en el nivel de desafío y, una propuesta que debería retar al jugador en cierto grado no lo consigue.
Otro tema es el abanico de ataques de los jefes finales. Lo cierto es que todos y cada uno de ellos cuenta con sus propios patrones de ataque: algunos de ellos se doblan en pantalla, otros ponen señuelos o desaparecen temporalmente y algunos sacan una enorme mano que hace un ataque de barrido que ocupa casi toda la pantalla. Sin embargo, y aunque los ataques que ejecutan cuentan con distintos patrones, al final de la experiencia he tenido la sensación de que apenas he necesitado variar demasiado mi estrategia de uno a otro, centrándome únicamente en no parar de apretar compulsivamente el botón derecho del ratón para no dejar de rodar en ningún momento. ITTA no aprovecha todas las cualidades de su nutrido arsenal y, a excepción de un par de armas que sirven para desbloquear zonas secretas, el juego no te anima a usar y explotar todas sus opciones. En mi caso encontré un refugio seguro en la escopeta, dejando de lado otras posibles soluciones como la Gatlin, el revólver, la espada o la guadaña. Cierto es que podría apoyarme en la idea de que abre un abanico de opciones para todos los gustos; sin embargo, creo que desaprovecha en gran medida las posibilidades de su extenso arsenal, tanto en la exploración como en el combate.
Probablemente algo que juega en su contra a la hora de explotar todas sus opciones es su escasa duración, en apenas 4 o 5 horas podrás ver el final del juego habiéndote parado a explorar en profundidad. De hecho, gracias a los mapas vas a poder vislumbrar con anticipación cuánto te va quedando del juego y, en mi caso, busqué todo lo posible nuevos secretos y estancias para estirar la duración del juego, porque no quiero dejar de mencionar esto, lo estaba disfrutando. Lamentablemente todo acaba en ese momento en el que ya te has hecho al ritmo, has asimilado las mecánicas y te sientes en disposición de afrontar otro buen número de horas. La falta de un endgame convincente más allá de completar algunas zonas opcionales si no lo has hecho antes y no desbloquear un nivel mayor de dificultad, hacen que el título no invite a ser rejugado.
En lo técnico luce bien, usando una perspectiva isométrica y un apartado artístico que aprovecha el estilo pixelado de una forma que recuerda a otros títulos como el notable Hyper Light Drifter. No obstante, no se libra de algún fallo menor que te devuelve a la puerta de una mazmorra una vez la has traspasado, pero que se queda en algo puramente anecdótico y no lastra en nada la jugabilidad. Brilla con luz propia el diseño de los jefes finales que derrochan originalidad y variedad en su acabado estético, así como los entornos oníricos en los que nos movemos. Sin voces, el juego llega completamente traducido al castellano, dejándome algo indiferente su banda sonora que no pasa de ser un acompañamiento correcto a lo que ocurre en pantalla.
ITTA es un buen título indie que consigue aunar de manera congruente una serie de géneros bajo una misma producción. Con una historia llamativa, consigue atraer e impulsar al jugador en su avance siendo en todo momento entretenido en sus secuencias de exploración y combate. Lamentablemente, algunos aspectos como su escasa dificultad y duración hacen que no se pueda considerar un juego tan relevante dentro del panorama independiente como otros que lo han precedido.
- Historia atractiva que anima a seguir avanzado.
- Las zonas y mejoras secretas fomentan la exploración.
- Su apartado artístico resulta cautivador.
- Arsenal amplio y variado...
- … que sin embargo queda algo desaprovechado.
- Demasiado corto, deja con ganas de más.
- Escasa rejugabilidad.
- Algunos jugadores van a echar de menos un mayor nivel de dificultad.
