El primero del gran proyecto Mafia Trilogy de 2K Games es una remasterización del notable Mafia 2 que nos da la oportunidad de revivir la gran aventura de Vito Scaletta en PS4, Xbox One y PC con una ligera mejora gráfica… que se queda algo corta viendo otros trabajos del estilo. Pese a ello, como verás en el análisis de Mafia 2: Edición Definitiva, este es un juego de acción y mundo abierto que merece la pena.
Aunque jugué a Mafia 2 no hace muchos años y por tanto aún tenía muy reciente su acción, me ha sorprendido comprobar cómo a pesar de ello no he podido dejar de jugar a Mafia 2: Edición Definitiva hasta alcanzar su fenomenal clímax. Aún recordaba muchos de sus momentos estelares; conocía el destino de Vito Scaletta y tantos otros grandes secundarios que forman parte de esta aventura de acción, pero pasaban las horas, cumplía misiones, y seguía queriendo explorar la gran ciudad de Empire Bay, que no es sino una fantástica recreación de la Nueva York de la década de los 40 y 50. Cómo no, si el equipo de 2K Czech firmó un trabajo encomiable al sumergirnos en el mundo del hampa con una gran historia de mafiosos que, sin ser original, sí cumplía con todo aquello que buscas en un relato de estas características.
Por eso me alegra encontrar proyectos como el recién anunciado Mafia Trilogy, que da la oportunidad a toda una nueva generación de jugadores de disfrutar de una de las series de acción más queridas y respetadas por los aficionados, pero también me entristece un poco que esta remasterización en concreto sea tan poco ambiciosa a la hora de introducir mejoras a un videojuego que no ha envejecido nada mal, teniendo en cuenta que tiene diez años a sus espaldas, pero que obviamente necesitaba algo más que un aumento de resolución para lucir fantástico en la actualidad. No es el caso, como digo, y el resultado es una gran aventura de acción que aún sorprende por sus emocionantes tiroteos, lo atractivo de sus misiones y, sobre todo, su puesta en escena, pero que salta a la vista, en lo visual, se ha quedado algo anticuado. Es verdad que los personajes y algunos efectos gráficos como el humo y explosiones no están nada mal, pero se echa en falta más vida en las calles; más tráfico, más personas deambulando por un mundo al que no le habrían venido mal cambios en la iluminación, metereología y otros efectos visuales. ¿La mejor noticia de todas? Si tenías el original, podrás jugar gratis en Steam a la remasterización.
De donnadie a temido mafioso
Aunque el primer impulso es pensar que Mafia 2 se trata de un videojuego de acción de mundo abierto al estilo GTA, es importante dejar claro que no lo es en absoluto pues esta es, en esencia, una experiencia lineal. Sí, claro, puedes explorar la ciudad de Empire Bay con total libertad; ir de tiendas a comprar ropa, robar cualquier coche, disparar a los viandantes como un psicópata y provocar una guerra con la policía en cualquier momento. Pero más allá de eso… se acaba la experiencia sandbox. No hay misiones secundarias ni tareas adicionales que te permitan distraer la atención de una historia principal que guía tus acciones, paso a paso, sin margen para que te salgas del camino. ¿Es acaso negativo? Para nada, no al menos a priori, pero sí te llevarás una decepción si lo que esperas es encontrar un Grand Theft Auto en la Nueva York de los años 40.
La historia lo es todo en Mafia 2 y es la principal culpable de que años después de haberlo jugado haya querido revivir las andanzas de Vito Scaletta. Puede que algunas de las misiones se hayan quedado anticuadas, o que la inteligencia artificial de los enemigos no esté a la altura, pero el relato es tan interesante, y está tan bien contado, que por muchos obstáculos que encuentres en tu camino querrás seguir adelante solo por ver qué nuevos desafíos le aguardan a ese joven que tras combatir en la Segunda Guerra Mundial apostó por la vía rápida del crimen, por arriesgada que resultara su nueva vida. No faltan aquí las referencias a grandes clásicos del cine de mafiosos, con algunas escenas memorables que a poco que te interese el tema resultan apasionantes, ni tampoco esos personajes secundarios con carisma que son los que marcan las diferencias.
Mi regreso a Mafia 2 me ha permitido valorar aún más muchas de las virtudes del título original. Me encanta, por ejemplo, ese prisma de realismo que se le da a la acción, y no me refiero exclusivamente al hecho de que unas pocas balas te matan. Hay normas, las comunes en cualquier sociedad, así que no puedes conducir como un loco sin esperar que la policía vaya tras tus pasos, de igual manera que saltarse los semáforos en rojo puede ser motivo de una persecución. Y no es que sea un juego muy estricto, los policías suelen hacer la vista gorda, pero cuando llevas un cadáver en el maletero, o andas comerciando con mercancía robada, de alguna forma, sientes el impulso de “portarte bien”; de respetar las normas para no llamar la atención. Y me gusta. Como también me encanta que los personajes que te acompañan reaccionen con realismo a tus acciones. ¿Conduces a toda velocidad? ¿Tal vez vas demasiado lento en una persecución? No dudes que te lo harán saber. Si es que, a veces, los escucharás cantando la música de la radio.
Esa atención por el detalle consigue que diez años después de su lanzamiento Mafia 2 siga siendo un videojuego vistoso que te anima a explorar su mundo virtual. Por desgracia, hay poco que hacer en él, y es algo que con los años le pesa más todavía. Los momentos entre misiones pueden volverse algo tediosos en el sentido de que no hay nada con lo que entretenerse. Conduces de un punto a otro en un falso mundo abierto, afrontas la misión, y vuelta a tu hogar. Así una y otra vez, sin variaciones, lo que obviamente le resta atractivo a la experiencia. Sigue siendo un gran videojuego por la historia, por cómo te hace vivir ese relato de mafiosos, pero disfrutar al máximo de Mafia 2 en la actualidad requiere que pases por alto ciertos detalles. Y aquí incluyo la simpleza de algunas mecánicas de juego que a día de hoy han evolucionado. El sigilo, por ejemplo, aparece en alguna escena pero es bastante discreto, sin mucho que hacer más allá de moverse de una cobertura a otra siguiendo el curso de la historia, como si de una película se tratase.
Más allá de la historia: los DLC
En la línea de otras remasterizaciones, además de la historia principal que tiene una duración cercana a las 12 horas, en Mafia 2: Edición Definitiva encontrás tres DLC que amplían la experiencia con nuevas misiones que en algunos casos, sirven para experimentar un estilo de juego más directo, casi arcade, mientras profundizas en el mundo del hampa de Empire Bay. Por un lado encontramos las misiones de Jimmy, en las que te verás inmerso en un sinfín de tiroteos y persecuciones en las que se valora el juego arriesgado: cuantas más muertes encadenes en pocos segundos, y cuanto más temerario seas al volante, mejor puntuación obtendrás al completar las misiones. El último de los contenidos extra está protagonizado por Joe Barbaro, el fiel amigo de Vito Scaletta, que vivirá una historia paralela a la del personaje principal, ayudándonos a comprender mejor su ascenso en la Cosa Nostra.
A estas aventuras adicionales debéis sumar un montón de extras en forma de revistas Playboy o carteles de Se Busca que se encuentran dispersos por Empire Bay, o más bien, en las distintas misiones que afrontas en la campaña principal. Es una forma de incentivar la exploración pero como decía, no es este el punto fuerte de Mafia 2. Por supuesto no es algo que pudiera cambiarse en esta remasterización que, a fin de cuentas, solo busca poner al día el clásico de 2K Czech (antes conocidos como Illusion Softworks), pero sí se siente como una oportunidad perdida de ofrecer algo más grande, al estilo del espectacular remake de Mafia 1 en el que trabaja el equipo de Hangar 13. Al final, lo discreto de la inteligencia artificial provoca que los combates no sean tan emocionantes como debieran, con unos enemigos que abandonan sus coberturas con demasiada alegría, del mismo modo que los gráficos se resienten por no haber integrado más mejoras visuales que sí hemos visto, por ejemplo, en algunos mods gráficos de Mafia 2.
Mafia 2 sigue siendo un videojuego que, con matices, no desentona con los tiempos modernos
Pese a todo sigue siendo un juego vistoso, mucho más si tu experiencia original lo fue en la pobre versión de consolas que se estrenó en PS3 y Xbox 360, pues hablamos de un título que se esmeraba en los pequeños detalles. Tanto es así que aún con ligeros retoques, Mafia 2 sigue siendo un videojuego que -con matices- no desentona con los tiempos modernos, y eso dice mucho en favor del trabajo del equipo original. A destacar también la variedad y detalles de unos coches que no será fácil dominar dependiendo de las condiciones climatológicas. Por no olvidar esa gran variedad de temas musicales propios de la época que acabarás cantando mientras conduces, o la localización al castellano, con voces en español -las del original- que no están mal. Por todo ello, insisto, es muy recomendable jugar a Mafia 2. Es una experiencia cinematográfica cargada de acción y personajes con carisma con la que se disfruta mucho, pero como remasterización… hace lo justo sin grandes alardes.
Volver al mundo de Mafia 2 diez años después de su lanzamiento original es toda una experiencia. Gracias a ello te das cuenta de lo buen juego de acción que fue en su día, y lo bien que ha aguantado el paso de los años. Sin embargo, cuesta no sentirse decepcionado con una remasterización que hace lo justo á la hora de mejorar los gráficos sin aprovechar las nuevas tecnologías. Si es tu primera vez sin duda vas a disfrutar de la historia de Vito Scaletta, pero qué pena que no sea con un trabajo visual y jugable más impactante.
- La historia de Vito Scaletta y el retrato de la mafia en Nueva York
- Los personajes secundarios y el carácter cinematográfico del juego
- Buenos tiroteos con coberturas y misiones de lo más entretenidas y variadas
- La inteligencia artificial de los enemigos es discreta
- Pobre trabajo de remasterización con unas mejoras leves en el apartado gráfico
- Un mundo abierto totalmente desaprovechado. Hay poco que hacer
