Rodeada por la controversia, como cada temporada EA Sports apuesta por el fútbol americano, y en el análisis de Madden NFL 21 te hablamos de las fortalezas y debilidades de un videojuego deportivo que tiene la difícil tarea de complacer a una legión de fans que llevan años pidiendo a gritos una clara evolución para Madden NFL. ¿Lo consigue?
Parece que fue ayer cuando, en medio de la transición entre generaciones de la séptima y octava tanda de consolas, Madden NFL celebraba su 25 aniversario. De haber continuado con esa cuenta, hoy estaríamos ante la entrega número 32 de la serie y la lógica indicaría que también estuviéramos ante una experiencia de fútbol americano sumamente sofisticada. No obstante, como si se tratara de una máquina del tiempo averiada, Madden quedó atrapado en 2013 y a siete años de distancia, parece que cada entrega vuelve a ser poco más que una expansión para dicho juego de comienzos de la década. ¿Ha sido Madden Ultimate Team? ¿Ha sido la falta de competencia? Esas son las grandes preguntas.
Considerando que éste es un deporte casi exclusivamente norteamericano, nunca está de más hacer escala en algunos de los elementos descriptivos más elementales sobre el título, mismo que, como FIFA, UFC y otros en el repertorio de la editora EA, pretende hacer una recreación integral de la disciplina, abarcando desde la carrera con un solo jugador, pasando por la dirección de un equipo, las alternativas arcade, los modos en línea y por supuesto, el modo de tarjetas coleccionables Ultimate Team. Sobre el papel, hay poco que reprochar a la fórmula, pues en ella parece haber algo para toda clase de aficionados. Pero antes de profundizar en sus modos de juego, cabe señalar que Madden 21 ha adoptado la estructura de servicio por temporadas que otros títulos incorporan desde hace tiempo, de manera que independiente de cualquier forma de juego, este año existe un avatar personalizable y una progresión unificada, donde todo otorga puntos de experiencia y desbloquea artículos cosméticos, como si fuera esto Rocket League o el battle-pass de Warzone.
Sorprende que EA no hubiera hecho esto antes y aunque es satisfactorio imprimir identidad al personaje, entiendo que más de uno empiece a temblar ante la idea de los micropagos, lo que sumado al ya conocido Ultimate Team y el retraso de muchos otros elementos del juego, hace poco por mejorar la reputación de este nuevo episodio de la saga Madden.
Un juego para todos y para nadie a la vez
No está mal, pero falta audacia, falta imaginación y sobre todo, falta frescura entre entregas
A propósito, precisamente, de modos rezagados, tenemos la Franquicia, misma que solía ser la forma más célebre y sustanciosa de experimentar Madden, y lo sigue siendo pero con muy poca innovación. En el modo Franquicia asumes las riendas de un equipo de la NFL y, como bien designas el plan de juego y entrenamiento para el cotejo de la semana en curso, lo controlas sobre el emparrillado, gestionas contratos, investigas jugadores colegiales, intercambias con otros equipos y hasta lo puedes mudar de ciudad. Es un formato sumamente completo con matices roleros, el problema es que no ha cambiado prácticamente nada desde hace años. En Madden 21, por ejemplo, cambiaron los playoffs para que se ajusten al nuevo formato de la NFL, afinaron el realismo de los contratos para los novatos, pulieron detalles de la progresión de ciertos jugadores, etcétera. Son aspectos que bien pudieron venir en un parche y que el jugador promedio difícilmente va notar, mucho menos, apreciar. Y es que Madden tiene tiempo enfocándose exageradamente en aquel usuario que disfruta la franquicia en línea, con amigos y a lo largo de múltiples temporadas, pero si no encajas en ese perfil, lo más probable es que te pases una fracción de campaña y abandones a falta de mejoras más sustanciosas o elementos dinámicos.
No estaría de más, por ejemplo, que como en MLB The Show, hubiera una forma alterna de jugar, para ahorrar tiempo, donde sólo intervinieras en ciertos partidos y ganar o perder tuviera un efecto en la racha del equipo, motivando a disputar, entonces sí, varias temporadas de un modo más ágil; o que imprimieran un elemento mucho más cinemático al trámite de la temporada, pues hoy por hoy, lo único cinemático es ver al entrenador deambular por su oficina e intercambiar mensajes de texto con algunos asistentes o jugadores clave. No está mal, pero falta audacia, falta imaginación y sobre todo, falta frescura entre entregas, pues todo esto lleva ahí, ya mucho tiempo.
Una alternativa es Face of the Franchise, un híbrido entre el modo historia y el modo enfocado en un solo jugador, que regresa con un nuevo relato bajo el nombre de Rise to Fame. Aquí está la cuota cinemática que le falta al resto del paquete, pero el argumento es demasiado simple y trillado. Decir que uno espera guiones dignos de un premio de la Academia en un título de deportes es mentir, pero NBA 2K es un buen ejemplo de lo que significa poner esmero en este frente. EA, por su parte, no puede salir de cierto molde y con ello, cada una de sus historias se siente muy parecida a la anterior, donde siempre asumes el rol de una estrella en ascenso que hace frente a las envidias y encuentra el valor de la fraternidad en el camino. Sin afán de echar a perder el argumento, aquí hay escenas enteras dedicadas al conflicto entre personajes, detonado por una falta de aseo personal. Cuando uno repara en los enormes retos socioeconómicos por los que atraviesan los aspirantes a jugar en la NFL, las traiciones de su propia familia, las malas compañías, las lesiones y los escándalos, cuesta creer que la misma historia de rivalidad y entrenadores inmisericordes, sea lo único que pueda contarse, pero claro que mucho de eso atenta con la agenda de relaciones públicas de la liga.
Incluso más grave que un guión flojo, es el hecho de que las decisiones y desempeño sobre el emparrillado afecten tan poco al desarrollo de los hechos. Puedes ser el mejor mariscal de campo y aún así habrá drama por la titularidad, lo cual no tiene sentido y vuelve cada partido realmente intrascendente. Una novedad es que este año es posible ser también corredor o receptor abierto, pero para llegar al punto donde puedes cambiar de posición, es preciso invertir varias horas de partidos largos y sin sentido, aderezados con cinemáticas dignas de una película deportiva para niños. La cosa se pone más interesante cuando llegas a la NFL, donde la progresión es más sustanciosa, pero tengo serias dudas de que aguantes lo suficiente.
Azúcar, flores y muchos colores
De Madden 20 a Madden 21, Tiburon metió Superstar KO, un modo arcade donde fichas un equipo diferente cada vez y compites con alguien más en línea, en un partido de muerte súbita que antepone el estilo y la capacidad para adaptación al realismo. Es una alternativa muy divertida y dinámica, pero como legado de la entrega pasada, el mérito de innovar no cae en Madden 21 y también es testimonio de la distracción de recursos hacia elementos que no representan el eje de la experiencia. Puesto de otro modo, uno esperaría que antes de introducir experiencias orientadas a un demográfico nuevo, Madden modernizara la franquicia, por ejemplo.
Obviamente, Madden Ultimate Team sigue incrustado en la fórmula. Qué podemos decir. Es un modo adictivo por las razones incorrectas. En primer lugar, lo es porque se trata del formato de juego en línea más desarrollado de la franquicia. Fuera de MUT, la competencia online se reduce a tablas de clasificación y torneos esporádicos, mientras que este formato ofrece capas sobre capas de progresión, hasta el punto donde resulta demasiado abotagado para entender. Lo anterior aunado a una infinita serie de retos simples, pero repetitivos, abona a la tentación de querer ahorrar el trámite e invertir dinero real en jugadores de primer nivel, listos para la acción. Sin ello, el tedio se hace presente y considerando la enorme variedad de rarezas y categorías de jugadores, siempre queda la sospecha de estar ante rivales de categoría dispar. La competencia en línea es feroz. No es fácil ganar aquí y por lo mismo, llevarse la victoria, especialmente luego de fichar nuevos talentos, resulta muy gratificante, hasta que te das cuenta que tu rival tiene cartas de bronce y tú, de oro.
La única novedad genuina, en términos de modos, es The Yard, el equivalente de Volta de FIFA en Madden. Acá también fichas un nuevo equipo cada vez, pero tienes un perfil de mariscal de campo con una progresión fija, aunque simple. The Yard sí que se siente como un respiro para el resto de los modos de juego, pero le sabrá a poco a quienes recuerden NFL Street, donde hasta podías correr por las paredes y la dirección de arte era menos… chillante. El reproche para The Yard es que es muy tibio en su lectura de lo arcade. Sí, los atuendos son estrafalarios y hay personalización, pero las locaciones son monótonas y, la imaginación no va más allá de pases laterales y jugadas reversibles. En fin, entre Superstar KO y The Yard, la verdad es que Madden 21 tiene un matiz ligeramente diferente, si tienes un par de años sin tocar la franquicia, pero el verdadero problema del juego sigue estando sobre el campo.
Cambio de uniforme, pero los mismos jugadores
Una novedad es que este año es posible ser también corredor o receptor abierto
Por supuesto, hay algunos aciertos. Este año puedes cuadrar a tus defensivos para que hagan movimientos laterales antes del placaje, lo cual no sabemos por qué demoró tanto, pero resulta crucial ante las escapadas de los corredores. Los linieros ahora ejecutan sus movimientos con el stick derecho y tienen un número limitado de oportunidades para sacudirse a los tackles, algo que hace el juego defensivo más satisfactorio; y por enésimo año consecutivo, EA afinó el acarreo de balón para que sea todavía más responsivo con la opción de encadenar algunos movimientos.
Dicho eso, las habilidades especiales X Factor regresan con un repertorio más amplio. Fueron una idea interesante en 2019 para distinguir a los jugadores de élite y ahí están para agregar flair a la movilidad de Lamar Jackson o la puntería dinámica de Mahomes. Pero sigue habiendo algo francamente incómodo en el hecho de ver un duelo en línea, donde un mariscal de campo con habilidad especial es capaz de acertar un pase de 40 yardas desde una esquina del campo hasta la opuesta. Lo que nos lleva a hablar del anticuado y francamente raquítico sistema de animaciones de Madden NFL.
Para tratarse de uno de los deportes más físicos que hay, Madden hace muy pocos cálculos de colisión en tiempo real, delegando el trámite de las acciones a capturas de movimiento pregrabadas que conocemos de memoria y que ponen en entredicho la justicia del juego mismo, porque cruzar la marca de primera y diez o la línea de gol, muy a menudo depende de la animación que te toque y no de lo que hagas con el mando. Este defecto es tan evidente y añejo que los jugadores profesionales saben que tiene un peso específico en el éxito o fracaso de sus jugadas. Así las cosas, la sensación de estar atrapado en cierta animación es frecuente en el juego y con ella, también la de estar ante eventos con un matiz prescripteado. ¿Talento? Por supuesto que juega en la lectura de los esquemas defensivos y la selección de jugadas, pero también hay aspectos que escapan a tus dedos.
Pocos recuerdan que Madden gozaba de simulación física en tiempo real hace varios años. Aunque con imperfecciones, cada jugada era excitante y tenía un sabor diferente y brutal. El poder de un buen golpe o la magia de un malabar acrobático se pierde detrás de unas coreografías acartonadas y repetitivas que para colmo, no están libres de bugs, especialmente durante las aglomeraciones. Basta con reproducir una repetición en Madden NFL 21 para dejar al desnudo el mar de deslizamientos supersónicos, clipping y anomalías de inteligencia artificial que el juego exhibe desde hace años. En el mejor de los casos, da risa, en el peor, resulta frustrante.
Y el otro gran pecado de Madden NFL 21 es su presentación. Los menús son prácticamente los mismos del año pasado, pero lo descorazonador es el lenguaje visual dentro y fuera de los estadios, con alrededores vacíos, cabeceras desiertas y elementos cosméticos que delatan poco esmero. Sabe a poco ganar un Super Bowl, cuando las cinemáticas son tan simplonas y flaco favor hacen las mejoras de autenticidad cuando estas no van más allá de nuevas cinemáticas con assets reciclados, que agotan luego de algunos partidos. Al terminar el juego, ves fotografías mal tomadas de las acciones; el medio tiempo está lejos, muy lejos de la maestría de ESPN NFL 2K5, y el remate son los problemas de rendimiento con decisivas caídas de frames durante los goles de campo, así como una navegación accidentada entre menús online.
Fiel al resto del paquete, hablar del audio es reiterar lo mismo de todos los años. A nivel ambiental el juego emociona. La gente grita con pasión o canta el himno de algunos equipos y anotar un TD se siente en la atmósfera. En Face of the Franchise, el problema es el guión, más que las actuaciones de voz, pero durante las conferencias de prensa, olvidaron el audio, lo cual es incomprensible. Las narraciones en inglés corren a cargo de Brandon Gaudin y Charles Davis, y cumplen con la tarea de hacer la experiencia inmersiva, pero a veces meten tanta charla de relleno, que se les pasan jugadas y llevamos años pidiendo narraciones en español, considerando la importancia del mercado latino, tanto en Estados Unidos, como en México, pero sin respuesta. Y la música, bueno, la música claramente le apunta a los adolescentes estadounidenses, que quizá es lo mismo que podemos decir del resto del juego.
Comprar Madden NFL en PS4 y Xbox One dará acceso a la versión next-gen del juego
A estas alturas, referirse a Madden es hablar de una franquicia que se conformó con Ultimate Team hace años, y creemos que sería poco ético aconsejar que invirtieras en Madden 21 cuando, lo único verdaderamente "innovador" es el modo The Yard. La atenuante es que, si lo compras, encuentres algo más interesante en la versión next-gen del juego. Pero si no quieres especular, quédate con Madden 20 o Madden 19 y vamos a ver cómo van las cosas a mediados de la próxima generación.
Como en los últimos años, Madden NFL 21 representa una mejora incremental, cuyo único aporte genuino es el modo arcade The Yard. El paquete vale la pena si no has tocado un juego de fútbol americano en años, pero incluso así, hay varios elementos de diseño que se antojan descuidados desde hace tiempo, alejando a la franquicia de los mejores simuladores deportivos en el mercado.
- The Yard es una alternativa desenfadada y divertida para el fútbol americano tradicional
- Algunas mejoras mecánicas que enriquecen la jugabilidad
- Sistema de animaciones anticuado y con imperfecciones
- Modo franquicia abandonado y Modo Face of the Franchise con defectos de diseño
- Escasa innovación general
