Los videojuegos siguen teniendo la capacidad de maravillarnos: a veces lo hacen con sus historias, o sus gráficos y apuestas innovadoras en lo artístico. Gods Will Fall me ha sorprendido por su planteamiento de juego; un ejercicio de originalidad plagado de buenas ideas que, pese a cometer algunos errores que lastran la experiencia, merece la atención de los jugadores.
Renegados de nuestros dioses abandonamos nuestra tierra natal en busca de un mejor lugar. La cólera de las divinidades azota el mar, nuestro navío naufraga, se hunde y nuestra tripulación inicia una diáspora en el mar de la que solo unos pocos saldrán con vida. En las costas de una misteriosa isla un grupo de guerreros supervivientes se arremolinan; cansados, pero decididos, emprenden los primeros pasos hacia su incierto futuro, uno que ellos mismos forjarán. Jamás volverán a dejar que ninguna deidad rija las leyes de su destino.
Esta es la premisa de la que parte Gods Will Fall, un videojuego desarrollado por el pequeño estudio independiente Clever Beans del que apenas habíamos escuchado hablar, si bien 3DJuegos tuvo la oportunidad de verlo en acción hace unas semanas. Quizás por ello cause tanta sorpresa encontrarse con su original propuesta. En este juego de acción con algunos toques RPG y rogue lite no manejas a un único individuo, un héroe magnificente repleto de poder o utensilios que lo convierten en solución y parte de todos los problemas que la aventura plantea. La perspectiva de Gods Will Fall nos lleva a controlar a un grupo de 8 guerreros náufragos, a los que guiamos todos a la vez en el mapa que da forma su mundo. Este escenario, desde el que nos desplazamos de una mazmorra a otra hace las veces de overworld al más puro estilo JRPG y la posibilidad de interaccionar con los elementos de este mapeado están muy reducidos a tan solo un par de agradables sorpresas. Esta forma tan particular de plantear el desplazamiento tiene una justificación jugable: en Gods Will Fall debemos acabar con las 10 deidades que habitan la isla en la que nos encontramos para poder así llamarla hogar. Cada uno de estos dioses habita en el corazón de una mazmorra pero, no todas las mazmorras son igual de difíciles. ¿Por dónde empezar? Es algo que tendrás que descubrir tú mismo.
Me ha encantado la propuesta de Gods Will Fall y su sensación de tensión permanente
Lo cierto es que no estamos ante nada nuevo, pero siempre es interesante encontrar este planteamiento, sobre todo en una experiencia mucho más acotada y ante todo, porque no contamos con infinidad de continuaciones para descubrirlo. A la mazmorra solo puede entrar uno de nuestros guerreros, si cae en combate quedará atrapado allí hasta que otro miembro del grupo consiga vencer al monstruo que la habita. Lo cosa se empieza a poner interesante; la sombra de perder a todo nuestro grupo si nos empecinamos en avanzar por una mazmorra por la que no estamos preparados es constante. ¿Por cuál me decido? No hay forma de saberlo, no hay pistas, ni indicadores, ni niveles de los monstruos que nos hagan saber si hemos entrado en un lugar demasiado hostil, y lo que es peor (mejor): no hay salida. No se puede abandonar, solo hay una manera de salir de allí y es con la victoria por delante.
En Gods Will Fall si pierdes, vuelves a empezar
Me ha encantado esta propuesta, la sensación de tensión permanente que esto genera, el agobio de ver cómo nuestro grupo se va diluyendo u observar impotentes que estamos dejando abandonados a muchos compañeros en distintas mazmorras y que no sabemos cuando podremos volver a por ellos, o si alguna vez volveremos, es una sensación estupenda en términos de tensión y de conseguir una mayor implicación del jugador con lo que le rodea. La muerte permanente y perder la partida sobrevuela tu mente en cada refriega. Ahora párate a pensar, tú estás en tu casa, con el mando en la mano, algo de picar y una bebida, y con todo el juego te transmite esa sensación. Ahora vamos a llevarlo un paso más allá: imagina cómo te sentirías si fueras uno de esos 8 náufragos.
¿Qué sentirías al perder a alguien amado? ¿Cómo te quedarías al ver que cuando la puerta de la mazmorra se abre no hay nadie detrás? ¿Qué grado de confianza adquirirás ante una buena racha, podría llegar a cegarte la sangre? Estos son solo algunos de los supuestos con los que Gods Will Fall pone sobre la mesa otro de sus buenos ingredientes. Los miembros de nuestro grupo tienen sus propias relaciones y reaccionan ante lo que les va ocurriendo durante la aventura. Si salen victoriosos aumentan su vigor o fuerza, la moral del grupo sube y los guerreros que van al combate ganan habilidades, pero Gods Will Fall hace muy bien algo en este punto, hay consecuencias que son imprevisibles. De esta forma, no tiene porque acabar siendo bueno para un individuo ser el único que lleve el peso de los combates y se arriesgue a entrar en las mazmorras, pasar un tiempo en ella esperando que nos rescaten puede acabar teniendo consecuencias mixtas o un sueño puede determinar una predisposición mejor o peor ante alguna situación.
Me ha gustado mucho cómo se expresa esta idea en Gods Will Fall. No obstante se queda en el apartado meramente estadístico de nuestros personajes, pero tampoco el programa ofrece más capas en lo narrativo, lo que le habría dado mayor profundidad. Sin embargo, todos estos matices tienen un impacto directo en cómo determinas el camino a seguir o a quién elegir en cada momento. Confiar el progreso a un solo personaje puede tener muy buenas consecuencias en cuanto a que este crecerá en poder y habilidades rápidamente y le será más sencillo que a otros salir con vida de la mazmorra. Sin embargo, dejar de gestionar apropiadamente al resto del grupo puede hacernos más débiles de lo que cabría pensar a la larga. Cada partida es distinta, son muchos los factores que interfieren en su resolución creando una propuesta muy original.
El combate en Gods Will Fall
Estos factores se unen a un sistema de combate desafiante y distinto de lo que se puede ver en otros juegos de corte similar. Los enemigos que encontramos repartidos por el escenario no suelen aparecer en grandes grupos, fundamentalmente porque el ritmo de la lucha huye del frenetismo para adentrarse más en el aspecto táctico. En la mayoría de las mazmorras el camino hasta el jefe final va minando las fuerzas de este, creándose una experiencia muy similar a la de un boss rush. Eliminar al variadísimo elenco de rivales de los que hace gala el juego es opcional, si lo preferimos podemos correr hasta el encuentro con el jefe final, corriendo el riesgo de no haberlo debilitado lo suficiente, con lo que el primer encuentro a ciegas con este puede acabar con nuestro héroe en las profundidades de la gruta.
Ataques normales y fuertes que pueden combinarse con saltos, esquivas, y recoger y lanzar las armas de los enemigos caídos son las herramientas básicas del jugador, aunque eventualmente podemos recoger algunos ítems como trampas, cuchillos arrojadizos o un arco los cuales tienen unos usos limitados. No existe un sistema de fijado que te permita centrarte sobre una unidad en concreto, algo que está plenamente justificado por el sistema de quite (parry) que tiene Gods Will Fall. Para cortar el ataque de un enemigo tendremos que hacer dash direccionado hacia este en el momento oportuno que lance su ataque. Esta mecánica es el núcleo central de su jugabilidad pues la vida (vigor) de la que disponemos varía en función de la unidad escogida en cada momento y los golpes de nuestros rivales hacen mucho daño.
En un principio esta barra de salud solo se podrá rellenar acabando con más unidades y haciendo el quite en el momento oportuno, con ello se irá rellenando nuevamente esta barra, pero no de una manera activa; para recargar la salud tendremos que usar el rugido, una suerte de grito de guerra con el que nuestro avatar se embravece, y es en este punto donde entra en juego otro factor muy interesante. Podemos optar por ir manteniendo nuestra barra de salud nivelada curándonos cada poco tiempo. Sin embargo, el juego invita a asumir riesgos, ya que cuanta mayor sea la cantidad de vida en reserva disponible al hacer este rugido se activará la sed de sangre, un modo berserker que permanece activo durante tiempo limitado y que nos otorga bonificaciones en combate.
Con todo ello, sigue siendo el jugador quien tiene que tomar las decisiones, poniendo siempre en la balanza las ventajas e inconvenientes de asumir ciertos riesgos en una propuesta que recuerda, salvando las distancias, a lo visto en juegos como Bloodborne. Esto se suma a la pérdida progresiva de guerreros, lo que hace que cada cara a cara, incluso contra unidades claramente inferiores, tenga adquiera una enorme dimensión en términos de tensión y complejidad. Al salir victoriosos de la mazmorra haremos acopio de nuevas y mejores armas con las que equipar a nuestros fieros héroes celtas, así como los escasos ítems de curación o bonificación que se encuentran repartidos por las mazmorras.
Un RPG que podría haber hecho algunas cosas mejor
Cada uno de los jefes tiene sus propios patrones de ataque, debilidades y fortalezas que tendremos que darnos prisa en descubrir. Estos no son muy extensos, y la inteligencia artificial de los mismos no es siempre la mejor, pero se ven compensados por un buen diseño estético. Con todo, a mitad de juego y debido a la aleatoriedad de las armas que vamos ganando, la experiencia corre peligro de desbalancearse, pudiendo tornarse demasiado fácil a partir de que obtengamos algún arma de mucho nivel, con lo que todo lo relatado anteriormente en cuanto a tensión y complejidad se diluye de una tacada. Esto no es algo que tenga que ocurrir en tu partida, pero sí es algo que he podido observar en las distintas vueltas que le he dado al juego. Algo que puede arreglarse con un simple parche en el estreno del juego. Este no es el único de sus problemas, ya que el sistema de impactos no siempre devuelve al jugador las mejores sensaciones, algo que desluce el combate de cara a dar lo mejor de sí.
Estos errores ensombrecen el buen trabajo llevado a cabo en otros apartados como el diseño de las mazmorras. Cada una de las once que se presentan el título (cuento aquí el tutorial) tiene su propio diseño y estilo artístico, en todas hay pequeñas variantes en lo jugable que tendrás que descubrir por ti mismo y que hacen que la experiencia no se torne para nada repetitiva a pesar de lo acotado de su duración que no excede, en ningún caso, las 2-3 horas de juego por vuelta. Bien es cierto que, una vez descubiertos todos los jefes, las que vengan después de la primera no van a gozar del mismo interés, a pesar de que si variamos el orden podemos ver algunos enemigos distintos en las mazmorras.
Otro de los problemas que he experimentado han sido los cuelgues que se han producido durante mi partida jugando a la versión de PS4 en PlayStation 5 gracias a la retrocompatibilidad, lo que me ha sacado del juego demasiadas veces con la terrible consecuencia de que, al contar tan solo con una ranura de guardado automático, la partida se ha corrompido en ocasiones por lo que he tenido que tirar de backup en la nube de PS Plus para poder continuar sin tener que reiniciar el juego desde el principio. Es un fallo grave, que desconozco si se está produciendo solo en mi caso particular, o es algo generalizado por el estado de prelanzamiento del juego, pero que en cualquier caso, no se puede dejar pasar.
Gods Will Fall ha sido creado a partir del motor Unity y eso se nota en sus texturas, algo manidas en juegos de corte más independiente. Sin embargo, se ha trabajado con dedicación por parte del estudio para darle su propia personalidad al juego, algo que logra motivado en parte por su apartado sonoro. El juego llega con voces en un lenguaje ancestral y textos en castellano, acompañándose en la mazmorras por sonidos tribales y primarios donde destaca la percusión, lo que añade un plus de epicidad a los combates si bien no estamos ante un repertorio muy extenso de temas. La perspectiva isométrica hace uso de una cámara fija a la que se han añadido efectos de balanceo y de desenfoque en los momentos de exploración y combate que le sientan de maravilla.
Gods Will Fall está repleto de buenas ideas, como su sistema de combate, el poner en la balanza los beneficios de asumir ciertos riesgos, la evolución de nuestros guerreros, la gestión del grupo en función de factores externos y cómo les afectan, o el diseño de las mazmorras. Sin embargo, sus fallos en el sistema de colisiones, una IA enemiga mejorable, algunos cuelgues y la posibilidad de que desbalancee su dificultad demasiado pronto, diluyen las buenas sensaciones que transmite en sus primeros compases.
Comprar Gods Will Fall- Es un juego de acción con toques RPG y rogue lite en perspectiva isométrica.
- Permite moverte libremente de una mazmorra a otra y crear tu propio camino.
- Dispones de un grupo de 8 guerreros que, de uno en uno, pueden caer derrotados y llevarte a comenzar de nuevo.
- Las estadísticas de los guerreros varían en función a lo que pasa en el juego.
- A pesar de sus buenas ideas no consigue el mejor resultado jugable en algunas facetas.
