¿Te encantan las aventuras gráficas? ¿Te llama la atención el arte renacentista? ¿Te gusta el humor negro? Si respondes afirmativamente a alguna de estas preguntas, entonces sigue leyendo porque The Procession to Calvary es un juego que te interesa. Te lo cuento todo en nuestro análisis.
El mundo del videojuego tiene cosas tan maravillosas como las que puede ofrecerte un título como The Procession to Calvary. Esta aventura gráfica basada en pinturas del Renacimiento ya nos sorprendió cuando llegó a PC a mediados del 2020. Ahora aterriza en Nintendo Switch y Xbox (llegará más tarde a PS4) para demostrarnos que su magia point-and-click no solo sigue vigente, sino que se convierte automáticamente en una de las mejores recomendaciones que puedo haceros para este verano.
A pesar de estar creado por una sola persona, el desarrollador británico Joe Richardson, se trata de un juego único, basado en cuadros renacentistas de Rembrandt, Botticelli o Miguel Ángel. Así, pasar de pantalla en pantalla se convierte en una especie de visita virtual a un particular museo interactivo. Si sientes un especial interés o afición por el arte, hazme caso, esto es visita obligada. Y si no, también, puesto que como videojuego posee un acertadísimo humor (inspirado en Monty Python) y unas mecánicas lo suficientemente convincentes como para mantenerte atado al mando las 3 ó 4 horas que dura.
Sé que son un par de tardes como mucho, pero muy satisfactorias, todavía más si sois seguidores incondicionales de las aventuras de Lucas Arts. Y es que, al final, nos encontramos ante un juego de estilo clásico, que recuerda mucho a Monkey Island tanto por su tono burlón, como por las pruebas a que se nos somete. Sin ser difícil, me lo he pasado en grande y además ha conseguido que me interese un poquito más por el arte renacentista. Eso habla muy bien del trabajo realizado, que además en este caso llega con una magnífica traducción al español.
Una aventura gráfica muy renacentista
The Procession to Calvary (La procesión al calvario) hace en realidad referencia a un cuadro del artista holandés Bruegel, pintado en el siglo XVI. Su estilo es renacentista, y muestra el camino de Cristo hacia la crucifixión. No es una referencia escogida al azar, puesto que en el juego está muy presente la temática de las barbaries que se cometieron. Hay un cierto tono crítico, siempre con el humor negro por doquier. En definitiva, todo muy medido, de forma que acabes esbozando una sonrisa con cada nueva situación y diálogo.
La acción se sitúa con el fin de la Guerra Santa, con la muerte de opresores, pero también de gente inocente. Que se haya acabado la "fiesta" es algo que no ha sentado demasiado bien a nuestra protagonista, una soldado con sed de sangre (y un poco ida de la cabeza, para qué engañarnos). Es por ello que no se rendirá hasta acabar con el último tirano que queda. Así, sin pensarlo demasiado, deberemos conducirla a través de varios escenarios en los que hará uso de sus particulares métodos.
Los puzles no son demasiado complicados, aunque tampoco un paseo
¿Qué quiero decir? Básicamente, que debéis esperar cualquier cosa. Para empezar, los diálogos son delirantes, y no querréis perderos ninguno escogiendo las múltiples opciones de conversación que se nos dan. Por otro lado, tenemos un conjunto de acciones que van desde dar una torta o cachete a un personaje (porque sí), a recoger y utilizar cualquier cosa que llevemos en el inventario. Por ejemplo, puede que pienses que no puedes hacer nada especialmente útil con una cabeza decapitada que te encuentras por ahí… pero en este juego esa forma de pensar es muy inocente.
Los puzles no son demasiado complicados, aunque sí que puede que alguno te lleve más tiempo del habitual. Básicamente, todo se basa en explorar hasta el último rincón, hablar con quien te encuentres por el camino y por supuesto saber qué objeto usar en cada momento (todo de una forma más o menos lógica). No hay mucho más, y ni falta que hace. Una buena aventura gráfica puede valerse de este esquema tan sencillo, sin más aliciente que contar con una buena jugabilidad y narrativa. Es el caso, y es por ello que nos encontramos ante un juego tan recomendable.
Obviamente, hay otra parte del juego que me ha encantado, hasta el punto de dejarme atónito. Siendo la obra de una única persona, llama la atención que el juego esté tan cuidado tanto en lo visual como en lo sonoro. No hay mucho movimiento en los cuadros renacentistas, pero sí el suficiente como para dar cierto dinamismo a cada situación. ¡Al final son cuadros! Es lógico y comprensible que muchas partes permanezcan estáticas. Aun así, siempre están acompañadas por composiciones clásicas de Vivaldi, Bach, Handel... interpretadas por algún trovador que podría estar perfectamente tocando en lo alto de un pino o escalera (no le busquéis mucho sentido, el juego es así).
Para que veáis hasta donde llega el humor, en el menú de inicio hay una opción solamente para que cuando salgas de él veas a un monje haciéndote una burla. Completamente absurdo, pero genial. De la misma forma, si alguna vez te atascas en una parte del juego, puedes optar por sacar la espada y cortar por lo sano con ese incordio de personaje que no te deja avanzar.
Así es The Procession of Calvary, el cual por cierto recuerda mucho a Four Last Things, otro juego de Joe Richardson, aunque con una duración todavía menor. Así que digamos que este autor se ha superado, y no nos importaría que siguiera haciéndolo en el futuro. Sus títulos son imaginativos, están cargados de humor y, como además es el caso, suponen una auténtica alegría para los amantes tanto de las bellas artes como del género de las aventuras gráficas.
La llegada de The Procession to Calvary a más plataformas es motivo de alegría, porque supone una excelente oportunidad de comprobar la calidad visual, jugable y humorística de esta peculiar aventura gráfica. Con un sentido del humor muy a lo Monty Python y una esencia narrativa y jugable que recuerda a los clásicos de Lucas Arts, se trata de un juego muy recomendable, especialmente si buscas algo no demasiado denso y que puedas despachar en un par de tardes.
- Una aventura gráfica con mucho humor.
- Los escenarios están basados en cuadros renacentistas: es puro arte.
- Diálogos muy bien traducidos al español.
- Banda sonora formada por composiciones clásicas de renombre.
- Corta duración y no excesiva dificultad: se puede superar en un par de tardes
