Análisis de El Padrino 2

La Familia Corleone necesita tu ayuda una vez más. Extiende la sombría influencia de la corrupción a lo largo de La Habana, Nueva York y Miami. El Padrino II recoge el testigo de la película y, al igual que ésta, mantiene un nivel muy similar al original, trabando un más que notable Sandbox que mezcla con idéntica habilidad acción y estrategia.

Ya hace más de tres años de la adaptación de El Padrino a cargo de Electronic Arts, un videojuego muy interesante que trasladaba la creciente querencia de la industria del videojuego por los Sandbox, al siempre apasionante universo de la película de Francis Ford Coppola. En pleno año 2009 la supremacía de los títulos que optan por mezclar acción y libertad es incuestionable, y parece el momento idóneo para afrontar una segunda incursión en el género por parte del estudio canadiense de EA.

En El Padrino II damos con una acertada repetición de algunos de los patrones que con más éxito abarcó la primera entrega, -combate cuerpo a cuerpo, extorsión, buen tratamiento argumental-; en esta ocasión potenciados por un componente estratégico que debuta en la franquicia y que ayuda a dotar de mucho más interés y variedad al conjunto.

De Vito a Michael…
Si en la primera parte del videojuego asistíamos a una representación virtual del argumento de la película tremendamente fidedigna, en esta ocasión el respeto de Electronic Arts por el material de base vuelve a ser uno de los grandes puntos del título. Localizaciones, personajes y situaciones están tratados con gran pulcritud, y es muy fácil reconocer los grandes momentos de la película en su adaptación, aunque a menudo el videojuego se toma muchas licencias.

El título tiene como prólogo la secuencia de Cuba de la película, en la que Hyman Roth y Michael Corleone negocian el control de ambos sobre los casinos locales, y que da comienzo con el cumpleaños del propio Roth y que acaba desembocando en la revolución cubana y la salida apresurada de Michael y Fredo del país –en la película, por ejemplo, esto no sucede exactamente así-.

La escena en el videojuego se aumenta considerablemente, dando lugar a una secuencia de acción que se omite en el filme, y que sirve de tutorial para irnos haciendo una idea de las posibilidades de control que presenta El Padrino II. Al abandonar Cuba con éxito Michael nos nombra nuevo jefe de la Familia en Nueva York, y precisamente a partir de ahí comienza nuestra aventura como Capo de la mafia. Seremos, por lo tanto, Dominique, un personaje que comienza mucho más alto en el escalafón de lo que pudimos ser nunca en el primer videojuego, puesto que éste se cerraba precisamente en el momento en que las puertas de la ciudad se abrían a nuestra comandancia como Capo de tutti Capi de la Gran Manzana.

Al igual que en el original nuestros primeros pasos en el título los daremos definiendo el aspecto del protagonista. En algunos aspectos el editor de El Padrino II es superior al de su predecesor, pero en otros es algo más escaso y con menos opciones para el bello facial o con la ausencia de cicatrices en el rostro. Por lo demás se trata de una herramienta de personalización muy completa, especialmente teniendo en cuenta el género, puesto que nos permite definir con precisión abundantes detalles referentes al color y estilismo del cabello, a la forma de la cabeza, al color de piel, al tamaño, forma y color de ojos, a las dimensiones de la nariz, a la situación y grosor de boca y labios, así como a volumen y musculatura de nuestro cuerpo. La ropa también tiene opciones de personalización, aunque su presencia al comienzo es muy escasa, ampliándose más adelante.

A partir de entonces comenzará el mencionado prólogo y a continuación seremos “soltados” en la mansión de los Corleone con el único objetivo de acabar dominando la ciudad con toda la responsabilidad de la Familia a nuestras espaldas. Deberemos cumplir misiones para Michael, Frank Pentangelli y otros personajes de la película, pero al mismo tiempo deberemos cuidar los ingresos de la organización, extorsionar a los comerciantes, contratar personal y gestionar el organigrama… Una larga retahíla de compromisos y cargas que lejos de complicar la jugabilidad del título, la hacen más completa e interesante.

Otro de los detalles que enriquecen al videojuego dotándolo de más posibilidades es el de los diálogos. Si en el original tan sólo podíamos asistir a las conversaciones entre nuestro personaje y el resto de NPCs sin intervención alguna por nuestra parte, en la secuela podemos escoger con la cruceta entre cuatro posibilidades a la hora de hablar con los personajes, lo que en algunos casos tendrá repercusiones sobre el guión.

A lo largo de la campaña individual deberemos acabar con 5 diferentes familias recorriendo los estados de Nueva York y Florida y, además, Cuba; en un Modo Historia que no cuenta con niveles de dificultad y que puede ser superado en algo más de 10 horas. No es demasiado para un título de estas características, pero éste llega acompañado de un multijugador que prolonga bastante la vida útil del programa y que realiza una notable tarea a la hora de hilvanar modos off y on-line. Dentro de él cabe destacar que el videojuego ofrece soporte para hasta 16 jugadores en el que hay disponibles los clásicos deathmatch, así como otras modalidades como Asalto en la que los equipos deben defender sus puntos de demolición y atacar los del contrario o las que nos emplazan a “reventar” cajas fuertes. Sin embargo la oferta más potente de la faceta on-line del programa no ha estado disponible hasta el momento del lanzamiento, en forma de parche gratuito. Se trata de la que lleva la modalidad del Don al multijugador, planteando una interesantísima fórmula en la que dos jugadores se enfrentan entre sí por el dominio de una ciudad con el apoyo de sus soldados.

Hombres de Honor –La Acción-
El Padrino II es, como ya hemos señalado, mucho más que un videojuego de acción; pero la parte que ejerce de shooter en tercera persona será, con toda probabilidad, a la que más tiempo dedicaremos.

Aquí el manejo se asemeja mucho a lo que hemos podido ver en lanzamientos recientes de similar corte como Saint’s Row o Grand Theft Auto. El título se maneja, como ya hemos señalado, en tercera persona y mezcla el empleo de vehículos con la posibilidad de recorrer sus escenarios a pie.

El Padrino II incorpora además un sistema de coberturas que se acciona haciendo click sobre el stick derecho del pad, y que hará que nos peguemos a cualquier parapeto que el escenario ponga a nuestra disposición. Aquí el funcionamiento no es tan bueno como, por ejemplo, en el juego de Rockstar, sin embargo el resultado es adecuado a pesar de resultar algo áspero.

Por otra parte contamos con dos posibilidades a la hora de apuntar a nuestros enemigos. En primer lugar podemos hacerlo a mano, sacando la pistola y buscando nuestros objetivos con el clásico movimiento de palanca. Los que no gocen de tanta precisión con el pad de la consola pueden optar por el siempre interesante auto-apuntado, que tirando del gatillo izquierdo les permite localizar automáticamente a los enemigos y situar la diana sobre ellos. El proceso es muy caprichoso a la hora de seleccionar los objetivos por lo que no es muy recomendable, pero nos permite apuntar con razonable acierto a las extremidades de los rivales para abatirlos.

Por lo demás el juego mezcla con mucha habilidad los combates cuerpo a cuerpo con los tiroteos con armas, y la mixtura resulta razonablemente compacta y francamente intuitiva. Somos completamente libres de emplear las manos o las armas en todo momento, y sólo en las partes de extorsión es especialmente recomendable guardar las pistolas y optar por utilizar nuestros miembros. Golpeamos con un puño por cada gatillo, y si pulsamos los dos al mismo tiempo podemos llevar a cabo agarrones. Una vez dentro de éstos las opciones de violencia se disparan, con un oponente completamente sometido y al que podemos golpear contra casi cualquier objeto del escenario o incluso ejecutar de diferentes y desagradables formas –mención especial para el estrangulamiento-.

El videojuego es, de hecho, tremendamente impactante y violento, sobre todo en las mencionadas ejecuciones. Éstas se van desbloqueando con el avanzar de la partida, y nos permiten acabar con nuestros enemigos a rodillazos, puñetazos, o empleando diferentes armas. Por si fuera poco El Padrino II cuenta con un vocabulario rudo y repleto de palabras malsonantes, además de con abundantes desnudos femeninos con lo cual su calificación de +18 se nos antoja ganada a pulso.

Sin embargo el problema que tristemente estropea bastante el buen trabajo de apuntado y combate es el de la penosa inteligencia artificial de la que hace gala el título. Los enemigos no suelen percatarse de nuestra presencia hasta que es demasiado tarde, y sólo algunos de ellos tienen actitudes “avispadas” como las de cubrirse tras objetos, el resto corren como pollos sin cabeza sin preocuparse de parapetos o de su propia vida.

El manejo de los vehículos, por otra parte, es muy tosco, y dista muchísimo del resto de títulos de esta generación. El problema se deriva con toda probabilidad del trabajo de su apartado de físicas, que resulta poco realista en peatones pero todavía mucho menos en los coches. Cuesta mucho tomar una curva a toda velocidad y no salirse de la carretera, y sólo conduciendo muy despacio es posible no organizar auténticas carnicerías de viandantes sobre la acera.

El Don –Director Deportivo de la Familia Corleone-
Las labores tácticas y de gestión de la familia son, por emplear un símil deportivo, tremendamente similares a las que puede realizar un Director Deportivo un equipo de baloncesto o de fútbol. Así pues deberemos ocuparnos de los fichajes –contratar matones-, del entrenamiento y promoción de nuestra plantilla –ascensos, progresión-, controlar los ingresos y gastos –beneficios de nuestros chanchullos- así como de las tácticas ofensivas –atacar a otras familias- y también de las defensivas –guardar nuestros locales y negocios-. Pero todo ello con el aliciente extra de que siempre podemos ser nosotros los que saltemos al “terreno de juego” para realizar las acciones por nosotros mismos. El lector ya conocerá aquella máxima del “si quieres el trabajo bien hecho, hazlo tú mismo”.

Con el botón Start del pad accederemos al mapa y a las acciones relacionadas con la gestión de la familia, básicamente donde se encuentran todos los parámetros que tienen que ver con este campo y donde también podemos informarnos en profundidad del estado de nuestras finanzas, ingresos, gastos etcétera.

Una de las primeras cosas que deberemos gestionar deberá ser el de los hombres que nos acompañarán. Nuestra Familia se compone de varios huecos que podremos ir rellenando progresivamente con matones que vayamos conociendo y “fichando” para nuestro equipo. Algunos de ellos nos acompañarán en nuestras misiones, los seleccionaremos, mientras que podemos encargar trabajos al resto para mantenerlos ocupados y sacar partido de sus habilidades.

De hecho a la hora de contratarlos iremos escogiendo entre unos u otros según su adecuación. Lo ideal es tener un equipo equilibrado, con buenos matones expertos en la intimidación y el combate, también hombres duchos en explosivos, algún que otro médico, un experto en “reventar” cajas fuertes, etcétera. Según las misiones que vayamos a llevar a cabo escogeremos unos u otros para que nos acompañen, pero el tener una plantilla equilibrada será fundamental a la hora de hacernos con el dominio de la ciudad.

En la ficha de cada hombre que estemos a punto de incorporar a la Familia descubriremos una pequeña descripción de su personalidad, su especialidad primordial y también su habilidad para el combate, reflejada en una calidad de Licencia de Armas que tiene cuatro posibilidades: Básico, Avanzado, Experto y Maestro.

No obstante estas características no son inamovibles, y es que en El Padrino II contamos con un cierto elemento de progresión gracias al cual podemos entrenar a nuestros hombres en diferentes facetas –salud, resistencia, dominio de armas, tiempo de descanso por heridas o detención, habilidad en el cuerpo a cuerpo y un largo etcétera- para mejorar su efectividad. Estas ventajas no son gratuitas y las inversiones rondan entre los 500 dólares y los más de 10.000 por cada punto que invirtamos en los diferentes varemos, y cada parámetro suele tener cerca de tres opciones entre las que repartir los puntos.

La mejora y el premio de la confianza sobre nuestros hombres acabará repercutiendo en sus ascensos. Como decía Frank Pentangelli en la película de Coppola, “una Familia mafiosa se parece mucho al ejército romano, y es que ambas se dividen en rangos”. Aquí podremos ascender a los “soldados rasos” a través de tres jerarquías más para darles mayores responsabilidades y recompensar su fidelidad y buen trabajo. Al más brillante podremos concederle el honor de nombrarle Consigliere.

Lógicamente estos personajes podrán ser abatidos o arrestados en las diferentes operaciones. Con un médico en el equipo podemos curarlos rápidamente, sino tendremos que hacerlo nosotros mismos. No obstante en caso de que no lleguemos a tiempo o, como decimos, la policía los detenga, deberemos esperar un número determinado de horas antes de recuperarlos, u optar al favor policial de algún agente corrupto que nos ayude a recuperarlo antes de tiempo.

There is no Business Like Mob Business
Si hemos hablado de los recursos humanos de los que dispondrá nuestra Familia en El Padrino II, no podemos dejar de hablar de las mayores fuentes de ingresos del videojuego, los negocios y chanchullos…

Al comenzar en la campaña individual no dispondremos de ninguna fuente de ingresos, de modo que uno de los primeros encargos de Frank Pentangelli y Michael Corleone serán precisamente los de robar algunos negocios a los hermanos Rosato, que ahora mandan en Nueva York.

El sistema para hacernos con estas dependencias es tremendamente similar al del primer videojuego, con lo cual les resultará muy familiar a quienes tuvieran oportunidad de probarlo. Si el local está protegido deberemos acabar primero con los matones de la otra familia, mientras que si no lo está pasaremos directamente a negociar con el dueño para “convencerle” de que su comercio o establecimiento estará mejor bajo nuestra protección.

Hemos entrecomillado la palabra convencer porque la negociación no se resuelve nunca con el mero empleo de las palabras. De hecho en la parte superior derecha de la pantalla aparecerá una barra que marcará la resistencia del personaje al que estamos extorsionando. Esta barra contará con dos marcas, si superamos la primera significa que el trato puede cerrarse, mientras que si superamos la segunda supondrá que hemos acabado con la paciencia del dueño, y que éste se revelará empleando la violencia, con lo cual tendrá que ser reducido y la posibilidad de negociar desaparecerá.

Habrá que ser cuidadosos por lo tanto, y la de cómo discutir la cantidad de dinero que recibiremos será una de las decisiones que tendrá que tomar el jugador. Al superar la primera marca, como decimos el trato puede cerrarse, sin embargo cuanto más forcemos la situación mayor beneficio económico obtendremos, con lo cual siempre conviene apurar un poco. No obstante si nos puede la codicia puede que nos pasemos de la segunda marca, con lo cual perderemos nuestra oportunidad.

Hay varios factores a tener en cuenta a la hora de escoger qué negocios tratar de controlar. En primer lugar porque los que son de dudosa legalidad necesitan de tapaderas, como negocios honestos para blanquear su dinero; y en segundo término porque uno de los elementos fundamentales que maximizará nuestros ingresos será el de los Grupos Criminales. Estos no son ni más ni menos que cadenas de comercios o negocios, que deberemos unir unas con otras, y que con sólo perder una de ellas inutilizaremos también los importantes réditos de su unión.

Así que tenemos nuestro negocio -sea cual sea su tipo, desde un comercio normal hasta un club de alterne-, y a partir de ahora comienza la gestión. En la pantalla del Don descubriremos los ingresos diarios que nos reportará el tenerlo bajo nuestro control, sin embargo locales de cualquier característica también tienen gastos, y nosotros deberemos asumir algunos de ellos. Por ejemplo si queremos tener las espaldas bien cubiertas deberemos contratar hombres de seguridad, y éstos tienen un coste. Cuantos más tengamos, mejor guarnecido estará el local, pero también más alto será el precio a pagar.

¿Para qué son necesarios los guardaespaldas en los negocios? Las otras Familias que viven en las ciudades atacarán esporádicamente nuestros comercios y locales, y si éstos no están bien defendidos podemos perderlos. Cuando una de nuestras dependencias esté siendo atacada se nos informará con un mensaje, y podremos decidir si confiar en los guardias apostados ahí para defenderla, enviar a nuestros propios matones o incluso ir nosotros mismos a resolver la situación.

El Último Don
Contra todo pronóstico en un videojuego de Electronic Arts, el apartado gráfico y técnico es el más pobre de El Padrino II, y acusa el hecho de ser una mera actualización del estándar gráfico del original, lo cual para estar hablando de compatibles se nos antoja francamente escaso.

Así pues nos encontramos con un modelado de personajes bastante aceptable en carga poligonal y acabado en rostros y cuerpos, pero muy pobre en cuanto a texturas, y animaciones, especialmente para estar hablando de PC. Todos los personajes, incluido el protagonista, se desplazan de una forma totalmente irreal, dando la sensación en ocasiones incluso de flotar sobre el suelo. El movimiento de sacar el arma y cargar con ella es tremendamente artificial, y los mecanismos para desplazarse por escaleras o aceras son idénticos a los de caminar sobre tierra firme con el desagradable efecto visual que ello conlleva.

Los vehículos tampoco son ninguna maravilla visual, aunque presentan un trabajo muy superior a los lamentables coches de la primera parte. Los destrozos no están mal caracterizados, y el modelado es bastante aceptable en líneas generales, sin embargo sus reacciones son totalmente impredecibles y muy poco realistas, y su apartado de físicas de extrema pobreza.

Por último los decorados cumplen su trabajo con razonable solvencia, aunque también se echa en falta un mayor nivel de detalle en la mayoría de ellos. Quizá con una iluminación más cuidada el conjunto hubiera sido más potente, pero lo cierto es que en este estado dan una sensación algo plana.

Por otra parte el título ni tan siquiera, se mueve con la solvencia de las versiones de consola, y es que aunque contemos con un equipo que cumpla sobradamente los requisitos mínimos del programa, lo cierto es que el rendimiento de éste será muy irregular. Sin razón aparente sufriremos algunas incómodas e inexplicables ralentizaciones.

En la faceta sonora el videojuego cumple de forma extraordinaria. El título llega doblado a nuestro idioma con un nivel francamente bueno, con abundantes voces cinematográficas y algunos de los dobladores originales de la película. Por otra parte la idea de reformular las partituras en clave de Nino Rota –autor de la música de la película- es todo un acierto. Los efectos de audio ofrecen la calidad habitual de los lanzamientos de Electronic Arts.