Análisis de Big Bang Mini

Análisis de Big Bang Mini
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Frescura, encanto, originalidad y ante todo mucha pirotecnia es lo que ofrece esta nueva propuesta que llega a la doble pantalla de Nintendo DS para reinventar el género clásico de los shoot´em up con su nueva concepción jugable.

Tras el virtuoso y cautivador Nervous Brickdown de los franceses de Arkedo Studios, vuelve el estudio galo con su segundo juego siguiendo las premisas de la sencillez y apoyándose del legado clásico del género de matamarcianos. Estas pinceladas presentan lo que parece ser su particular código a seguir en sus obras electrónicas.

El clásico Arkanoid ya fue homenajeado bajo sus premisas en el anterior juego del estudio, y ahora le toca a los matamarcianos clásicos del que parece empaparse sin más de Gálaga o de Parodius, moldeándolos a su gusto. Por lo tanto este Big Bang Mini juega con ese legado clásico manteniendo su simplicidad y lo adorna con la capacidad táctil de NDS y las posibilidades jugables que pueden dar las dos pantallas.

Es gratificante jugar a esta clase de propuestas que aparcan la tecnología a un lado y consiguen enganchar como los clásicos de antaño. El sistema de juego por lo tanto se enfoca hacía la funcionalidad táctil por completo, no usando casi en ningún momento los botones. Debemos sobre todo conjugar los reflejos, la coordinación y la agilidad en ambas pantallas. En la pantalla táctil por lo tanto tenemos nuestra nave, y en la superior los enemigos, aunque en niveles más avanzados nos saldrán también por la pantalla donde se muestra la nave.

Nosotros ponemos el rumbo
Nuestra nave, que es diferente en cada mundo, yace inmóvil y ni siquiera dispara, pero debemos evitar que nada ni nadie la toque, ya que la partida se dará entonces por finalizada. Para evitar que colisione debemos arrastrarla con el stylus por toda la pantalla -a la vez que disparamos a los enemigos-, evitando que no la acaricien ni siquiera las propias cenizas que caen del cielo. Estas cenizas no son más que nuestros disparos errados, y es que si nos limitamos a disparar a lo loco y no acertamos, recibiremos de vuelta nuestras cenizas derivadas de la explosión. Es decir, saturación balística sin igual pondrán a prueba nuestra paciencia de acero. Big Bang Mini no es un juego fácil y el repetir niveles será algo bastante habitual.

Los distintos enemigos de final de mundo serán de lo más variopintos, tan esperpénticos como los que ponía en liza el clásico Parodius. Normalmente estos enfrentamientos suelen dividirse en varias fases donde el jefe va cambiando de forma y de estrategia.
Los distintos enemigos de final de mundo serán de lo más variopintos, tan esperpénticos como los que ponía en liza el clásico Parodius. Normalmente estos enfrentamientos suelen dividirse en varias fases donde el jefe va cambiando de forma y de estrategia.

Pero además de perfeccionar nuestros reflejos y ser unos sibaritas con el lápiz táctil, también debemos adentrarnos en el arte del disparo fácil hacía los enemigos. Este espectáculo visual de artificio es todo un baile de colores y explosiones, pero nos puede salir caro si no somos consecuentes ni certeros con los disparos. Para realizarlos debemos, sobre la consabida pantalla táctil, ejercer un movimiento seco vertical de abajo a arriba. En niveles posteriores se nos van dando poderes momentáneos propios del mundo o poderes permanentes que por ejemplo nos van a permitir poner un escudo temporal trazando una línea horizontal; realizar un círculo que forme una espiral para absorber enemigos o dirigir nuestros disparos al lugar que deseemos con sólo mantener pulsado el botón L. Intervienen otros elementos como la dirección del viento que va a desviar nuestros disparos y que complica aún más la tarea de acertar de lleno sobre los rápidos y avispados enemigos.

Amplio abanico de modos, bloqueados
Respecto a modos de juego Big Bang Mini va sobrado, aunque al principio la mayoría están bloqueados, con lo que debemos jugarlo en profundidad para tenerlos a nuestra entera disposición. Lo malo del asunto es que el juego no es para nada fácil, con lo que si somos poco pacientes no lograremos disfrutar de todos los modos disponibles. Al principio sólo tenemos el Tutorial para jugar donde se nos muestran las directrices del juego, y poco más, pero por suerte en 5 minutos ya estaremos jugando al modo principal, al Arcade. Este modo se compone de 9 mundos, cada uno inspirado en un lugar específico y con sus propias reglas, normalmente parajes famosos como pueden ser Japón, Hong Kong, el continente africano, Nueva York o Río de Janeiro, con una parodia de sus elementos más característicos.

Cada uno de estos peculiares mundos se divide en nueve cortas fases y un enemigo final. Las fases pueden superarse fácilmente en menos de 5 minutos, teniendo que recoger todas las estrellas que caigan del cielo -las sueltan los enemigos- para ir rellenando por completo una barra que en cuanto haya alcanzado su límite nos hará acabar la fase y ser transportados a la siguiente. Cada vez que resolvamos una fase entramos a una especie de minijuego de bonificación que simplemente consiste en unir puntos con el stylus para descubrir imágenes escondidas en el firmamento; aunque en las fases más avanzadas tendremos enemigos que nos van a dificultar la tarea.

El enfrentamiento con los enemigos finales de mundo varía ligeramente el enfoque del juego, ya que en esta ocasión nuestras cenizas no caerán del cielo y el uso de los poderes suele estar bloqueado.

Aunque parezca mentira todo eso son enemigos que no dejarán de lanzarnos proyectiles y de moverse a “todo trapo” por la pantalla. En ocasiones no tendremos tiempo ni para disparar ya que entre esquivar los tiros de los enemigos y las cenizas de los errores nuestros provocará que eche fuego nuestro pobre lápiz táctil.
Aunque parezca mentira todo eso son enemigos que no dejarán de lanzarnos proyectiles y de moverse a “todo trapo” por la pantalla. En ocasiones no tendremos tiempo ni para disparar ya que entre esquivar los tiros de los enemigos y las cenizas de los errores nuestros provocará que eche fuego nuestro pobre lápiz táctil.

Más tarde podemos empezar el Modo desafío, que es igual que el arcade pero dándonos la posibilidad de guardar nuestras puntuaciones y compartirlas con el resto de la comunidad mediante la conexión Wifi de Nintendo. Por suerte, otro de los modos, el Duelo, está disponible desde un principio y acepta dos jugadores mediante un único cartucho. La victoria se decidirá mediante puntos, teniendo cada uno de los jugadores hasta 4 poderes especiales de un solo uso para lograr tal empresa.

Un modo curioso es el Relax, que sólo sirve para contemplar un espectáculo de fuegos artificiales aleatorios llevados por la CPU o por nosotros mismos, viendo como explotan en el aire sin más objetivo que la pura contemplación. Para alcanzar este modo simplemente debemos resolver todas las fases de bonificación.

Si hemos logrado completar el Modo Arcade desbloquearemos el modo Misión, que a lo largo de sus 25 fases nos invita a cumplir una serie de requisitos como puede ser el derrotar a un enemigo final en un tiempo determinado o acertar sobre una serie de objetivos sin errar ningún disparo. Por último y si acabamos con éste último modo se nos desbloquea el Despertador, que únicamente tiene el uso que cada uno desee darlo.

A simple vista no sabríamos donde situar nuestra minúscula nave, pero está ahí, entre el mar geométrico que inunda la pantalla. La nave va cambiando de aspecto en consonancia con el ecosistema del propio mundo y que también afecta a su comportamiento debido a las leyes físicas impuestas.
A simple vista no sabríamos donde situar nuestra minúscula nave, pero está ahí, entre el mar geométrico que inunda la pantalla. La nave va cambiando de aspecto en consonancia con el ecosistema del propio mundo y que también afecta a su comportamiento debido a las leyes físicas impuestas.

Un juego tan sencillo en sus características primordiales está claro que no se apoya en un compendio técnico de nivel, con lo que conviene analizarlo en base a la propuesta que ofrece. Por lo tanto en términos gráficos es un amplio abanico de luces y de colores que se comportan a su libre albedrío por la pantalla, destacando el buen aspecto de los enemigos en pantalla y del gran tamaño de muchos de ellos. Además no se resiente en absoluto por la sobrecarga de luces, enemigos y disparos que se suceden en ambas pantallas. Es totalmente dinámico y eso se agradece, porque ayuda a potenciar la diversión. Respecto a lo sonoro tenemos las excelentes músicas electrónicas que no podían faltar a la ocasión y unos sonidos que saben acompañar.

En jugabilidad gozamos tanto de un control sumamente intuitivo y ágil que invita a superarse, como un conjunto de modos de juego largos que favorecen la rejugabilidad.

Excelente

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Big Bang Mini

Por: El equipo de 3DJuegos
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Big Bang Mini es un juego innovador en términos jugables por el sabio uso de las funcionalidades de Nintendo DS. La experiencia que ofrece es simple, frenética y original sin igual, enganchando desde el primer momento como lo hacían esos primeros matamarcianos que inundaban las recreativas. A simple vista puede parecer monótono, pero cada mundo tiene sus reglas y es diferente, con lo que su único problema recae en una dura curva de dificultad que nos puede privar de disfrutar de otros modos de juego que permanecen bloqueados. Un juego que se hace imprescindible por el aire fresco que aporta y por su elevada diversión.

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Jugadores: 1-2
Idioma: Manual en español y textos en español
Duración:
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