Cuando creíamos que no podían salir más versiones de Resident Evil 4, llega una nueva forma de viajar a España para luchar contra Las Plagas. ¿Cómo se desenvuelve Leon S. Kennedy en realidad virtual? Lo descubrimos en el análisis de Resident Evil 4 VR.
Pese a que ha tenido muchos a lo largo de la historia, no se puede pensar en un port al hablar de esta nueva edición de Resident Evil 4, porque no lo es. Es difícil explicar la sensación de jugar al nuevo título en Oculus Quest 2: es una experiencia tan familiar como novedosa. Y eso quizá es su principal atractivo para un jugador como yo, que ya ha superado el clásico de Capcom un par de veces. Ponerse en la piel de Leon, llegar al famoso pueblo, castillo e isla, es casi como embarcarte en una atracción de un parque temático, o visitar el Hobbiton que quedó en Nueva Zelanda después de construir el set de El Señor de los Anillos. Uno está acostumbrado a los planos que el juego mostraba cuando visitaba estos míticos lugares; sin embargo, la nueva perspectiva en primera persona y en realidad virtual lo cambia todo. Y esa es, en el fondo, la gracia del asunto.
La experiencia es, por tanto, curiosa para un veterano. La nueva perspectiva te descubre detalles en los que puede que nunca hubieras prestado atención. Desde las monedas de cien pesetas con la cara de Juan Carlos de Borbón en ellas, las piezas que componen la recarga de cada arma, la sobrecargada indumentaria del buhonero y hasta los ornamentos de cualquiera de los tesoros que encuentras a tu paso. Todo con unas texturas que, por mucho que se hayan querido remozar desde su confección original allá por el lejano 2004, ofrecen una sensación más extraña en VR, porque las tienes más cerca; y, por lo tanto, todo parece un poco más de cartón. Sobre todo en el pueblo, donde la representación de escenarios más naturales es más costosa. Una vez que llegas al castillo, sus paredes de piedra, sus velas y candelabros, hacen un mejor trabajo en la inmersión del jugador.
Todo lo bueno de RE4 ahora en VR
Ha sido una experiencia única, este Resident Evil 4 VR. Gracias a él, he descubierto secretos que siempre me perdía por mucho que consultara el mapa del juego; ya que es mucho más sencillo girar el cuello en todas direcciones, que luchar contra esa cámara original que tenía una fijación extrema por centrarse. Resident Evil 4 VR camina a lomos de un gigante muy especial: lo que hacía bien el original, aquí por tanto funciona. La sensación de disparo en el clásico de Capcom es una de las que más me ha gustado de toda la historia de los videojuegos. Disparar todas sus armas da una sensación increíblemente gratificante. Por tanto, hacerlo ahora con el casco y los mandos de Quest 2 es también muy buena. Apuntar a las piernas de los enemigos o reventar sus cabezas. Pegar un tiro en el momento justo, incluso, para desviar esa hoz que te lanzan… Todo funciona tal y como esperas que haga.
Y aun así, hay muchas sorpresas. ¿Recuerdas cómo Leon recargaba todas sus armas como un experto militar con tan solo pulsar un botón? Bueno, pues aquí no es tan sencillo. Tendrás que sustituir cada clip de pistola y ametralladora, y amartillar el arma. La escopeta al menos, solo necesita que insertes un cartucho, pero tendrás que correr el cerrojo manualmente cada vez. ¿Fácil? Espera a verte rodeado por el ganado y me lo cuentas. Lo mismo ocurre con el primer rifle, donde tenemos que tirar del cerrojo en cada bala y la mirilla tiembla tanto como lo hace nuestro pulso, que lamentablemente no es muy bueno al no tener nada pesado en las manos. Vamos, que no te recomiendo en absoluto que uses un arma nueva por primera vez en un enfrentamiento, si antes no has practicado con ella. Y esto, en sí mismo, es muy interesante.
Aun así, la adaptación de una obra no pensada en un primer momento acarrea ciertos problemas de difícil solución. Por tanto, Resident Evil 4 VR no es el juego más físico que te vas a encontrar en el mercado virtual. Ciertamente, no lo es tanto si lo comparamos con exponentes como The Walking Dead: Saints and Sinners, Half-Life: Alyx o Boneworks. Sí, podemos hacer algún que otro malabar con el cuchillo, pero hacer el típico ataque a un enemigo cuando lo derribamos no produce ninguna de las sensaciones físicas que consigue Saint and Sinners, por ejemplo, cuando clavamos un destornillador en el cráneo de un zombi y se queda atascado. Lo mismo ocurre al destruir todos los barriles y cajas del escenario. Digamos que el juego prefiere mantener la física original del título, que crear una nueva para su edición VR. Lo notas en detalles aquí y allá, al abrir puertas o interactuar con algunos objetos. La máquina de escribir, sin embargo, está super lograda y nos permite teclear manualmente para guardar partida.
Esta es además una obra muy cinemática, llena de secuencias de vídeo que nos teletransportan a un área cerrada donde ver una pantalla... y poco más. La solución no era fácil para no romper la inmersión, ya que habría sido quizá demasiado complicado mantener la perspectiva en primera persona y captar la esencia de la cinemática y lo que pretenden contar. Sí se han adaptado algunas otras acciones, como los momentos en que subimos escaleras o saltamos, llegando incluso a sustituir la cinemática contextual para no romper dicha perspectiva, aunque todas estas opciones las puedes elegir o quitar desde un menú bastante completo que se amolda a todas las formas de jugar que ofrece el juego. Desde jugar de pie, sentado, con movimiento natural o teletransporte, de una forma más inmersiva o automática, cogiendo todo el equipo de nuestro cuerpo o a través de un menú. Incluso se pueden desactivar los QTE, lo cual agradezco porque nunca fui muy fan de este sistema y mucho menos en RE4, en el que, en ocasiones, fallarlo era muy castigador.
Hay un aspecto crucial e icónico que se ha modificado por completo: moverse y disparar
Hay muchas cosas que se han tenido que transformar. El propio inventario es más rápido; ahora te permite cambiar rápidamente entre un arma de mano y una de dos, así como tener las granadas y los sprays a mano. El maletín se mantiene, eso sí, y mover los objetos es más sencillo que nunca, sobre todo para la gente que como yo tenemos un poco de TOC y necesitamos mucho orden. La tienda del buhonero se ha transformado radicalmente para poder hacer todas nuestras compraventas y mejoras de cada una de las armas. Incluso los puzles se han visto un poco alterados para que podamos interaccionar con ellos de una forma más orgánica. Esto no dejan de ser detalles, sin embargo: pero hay un aspecto crucial e icónico, incluso, en Resident Evil 4 que aquí se ha modificado por completo: moverse y disparar.
En efecto: ahora podremos, por defecto, movernos y disparar durante la aventura sin ningún tipo de restricción. Digo por defecto, porque en el menú siempre podremos cambiar esta configuración, pero se nota que el alma de esta versión VR está creada para que podamos desplazarnos mientras apuntamos. Al fin y al cabo, todo es un poco más manual que antes y nuestra visión también es más limitada por la primera persona. Pero, aun así, esta característica por sí sola también hace las cosas mucho más fáciles. En un modo normal, notarás que los picos de dificultad que poseía el juego (esos momentos en los que nos emboscaban o los enfrentamientos con algunos jefes finales) son algo más asequibles; poder seguir disparando para detener el avance del Ganado, o esquivar la motosierra de ese Dr. Salvador o esas Bella Sisters, mientras sigues haciendo daño.
No recomendaría empezar con Resident Evil 4 VR a aquel que quiera comprender por qué este juego es un clásico
Y con todo, me ha encantado aproximarme al mundo de Resident Evil 4 bajo otra perspectiva, ya que no he venido tanto a esta versión buscando un desafío extremo como buscando una experiencia distinta y fresca. Por su apartado gráfico algo desfasado, sobre todo en esas texturas, no es un juego en el que puedas afirmar tan ampliamente eso de “parece que estás ahí”. Pero he apreciado detalles del juego que nunca antes me había fijado. He tenido, incluso, algunos cuantos sobresaltos al darme la vuelta antes de que el clásico enemigo suelte eso de “detrás de ti, imbécil”. Me han podido los nervios al recargar la escopeta cuando estaban ya demasiado cerca. Y esas son las sensaciones correctas que debe tener en un juego en VR. Sí, hay cosas mejorables. A veces el sonido no es todo lo envolvente que me gustaría. La interacción por medio de botones o cinemáticas no siempre se ha resuelto de la forma más inmersiva. El juego, por cierto, ha modificado algunos diálogos, aunque esto me molesta menos porque algunas escenas del original (como la clásica línea de “ha equipado a su hijita con buenos misiles”, que era bastante lamentable o algunos flirteos de Leon un tanto vergonzosos).
En conclusión, quizá no recomendaría empezar con Resident Evil 4 VR a aquel que quiera comprender por qué este juego es un clásico. El original (y sus mil ediciones) siempre será la experiencia que demuestre eso. Pero no significa que el trabajo que ha hecho Armature con esta edición no sea muy válido y esté brillantemente logrado. Es una forma magnífica de experimentarlo que trae consigo su propia personalidad y sus propias sensaciones. Con él, la realidad virtual se sigue fortaleciendo.
Resident Evil 4 VR no es un sustitutivo del juego original, sino una experiencia nueva que se disfruta tanto si has jugado ya como si es tu primera vez encarnando a Leon S. Kennedy. El título se adapta sorprendentemente bien al entorno virtual, cambiando la perspectiva y sintiendo el poderío de una armas e impactos que ya estaban muy logrados en el original. Se nota el paso del tiempo al examinar sus entornos en primera persona, pero también descubres nuevos detalles y aumenta la presión al ponerte en la piel de Leon, recargando manualmente las armas y dependiendo de tu propio pulso. Pese a que algunas facetas del juego, como su ambiente cinemático, no se han podido trasladar tan bien como si fuera un juego nativo, es sin duda un título recomendado con su propia alma y su propio carácter.
- La misma historia y escenarios del juego original, ahora trasladados a la Realidad Virtual con muchas opciones de navegación y confort.
- Disparar en este juego es una auténtica delicia, añadiendo las ventajas de la VR al gran sistema de armas e impactos del original.
- Pese a que gráficamente es un juego algo desfasado, esta versión te permite apreciar muchos detalles gracias a la nueva perspectiva.
- El trabajo realizado con el manejo, apuntado y recarga de las armas es muy bueno, aunque es una experiencia algo más fácil que el original.
- Hay aspectos por su carácter cinemático que no se han podido trasladar de un modo más inmersivo al entorno virtual.
