Overlord fue uno de esos grandes juegos que pocos jugadores se compraron. Un lanzamiento de 2007 que a pesar de contar con una calidad innegable a sus espaldas, por unas u otras razones, no acabó de calar entre los aficionados. Ahora, sin embargo, recibimos una segunda parte más ambiciosa, y con ella una nueva oportunidad de ver quién manda en el mundo de Overlord.
Encontrar videojuegos originales en los tiempos que corren es francamente difícil, y si bien Overlord sólo lo era por su planteamiento argumental y no por su concepto jugable, lo cierto es que su propuesta fue recibida como un agradable soplo de aire fresco en nuestras consolas y ordenadores.
Dos años después, y al año del lanzamiento del original en PlayStation 3, nos encontramos con una merecida secuela, que hace suya la fórmula de la primera entrega ampliándola con algunos añadidos de moderada importancia. ¿Suficiente para invitar a su compra a los que ya disfrutaron del primero? La innovación debe seguir gozando de, como mínimo, un aprobado por su original propuesta; sin embargo su línea es excesivamente continuista, y esto acaba pesando en el cómputo global a la hora de recomendarlo a los que cuentan con el original en su colección.
Como Pulgas sin Perro
Overlord II da comienzo con los esbirros desorientados y desamparados tras la pérdida del Overlord del videojuego original. Sin embargo tras noches y noches de búsqueda de un nuevo señor a quien seguir y adorar, las pequeñas criaturas por fin tienen nuevo guía.
En la ciudad de Glacialia dan con un pequeño Overlord, Overlad. No es más que un niño, pero ya lleva el mal corriendo por sus venas. Así da comienzo el divertido prólogo de Overlord II, en el que deberemos guiar los pasos de este joven protagonista, y dar nuestros primeros latigazos de mal con nuestras criaturas.
Hay un nuevo enemigo, el Glorioso Imperio. Una chistosa parodia del Imperio Romano que conquista reinos enteros y que destruye cualquier atisbo de magia que se interponga en su camino. El mundo de Overlord es ahora muy diferente, cambiando radicalmente el aspecto algo repetitivo de los escenarios que recorríamos en el original. Ahora encontraremos desde zonas nevadas hasta otras más calurosas y tropicales.
Sin embargo no es esta la única novedad de Overlord II. Ahora nuestros esbirros pueden cabalgar sobre monturas para mejorar sus poderes. Así, por ejemplo, caminarán a lomos de escorpiones o lobos lo que los convertirán en excepcionales armas contra enemigos más robustos en el aspecto defensivo.
En una línea algo similar están las máquinas de guerra, elementos decisivos en batalla que pueden ser ocupados por nuestros divertidos sicarios para lanzar proyectiles o bolas de fuego sobre nuestros enemigos. Se trata de catapultas y ballestas que se unen en la sección de maquinaria a algún ocasional tramo con barcos.
En esta misma línea se orientan los aditivos mágicos que mejoran la vertiente de hechizos del videojuego. En la primera parte podíamos acceder a embrujos que podían causar daños en los enemigos o ralentizar sus movimientos para que fueran fácil presa de nuestro pequeño ejército; en la segunda parte, sin embargo, esto se amplía notablemente con nuevas facetas mágicas que nos facilitarán la tarea de potenciar las habilidades de los esbirros, aumentar nuestra salud eliminándolos o incluso convertirlos en proyectiles y lanzarlos contra los oponentes.
Otro añadido es el del minimapa, un aditivo imprescindible que nos ayudará a no deambular perdidos por los escenarios como en la primera parte, ahorrándonos muchas vueltas innecesarias. Quizá haga falta un mayor detalle para poder guiarnos por determinadas zonas, pero es un elemento agradecido.
El Señor de los Esbirros
Sin embargo hay comentarios que hacer sobre estas incorporaciones que atesora Overlord II, y es que no todas son de igual calado. En primer lugar hay añadidos, sí, pero éstos podrán parecer algo escasos para quien disfrutara de la no demasiado lejana primera parte.
En segundo lugar hay algunos elementos que no han sido corregidos, por ejemplo, la IA sigue siendo excesivamente caprichosa en la mayoría de las circunstancias, y la cámara continúa siendo tan molesta como siempre. Ahora tenemos mayor control sobre la perspectiva, pero ésta a menudo resulta francamente desorientadora.
La faceta multijugador debuta en el videojuego para ampliar la interesante campaña, y para ello ofrece cuatro modalidades de juego, dos cooperativas y dos competitivas; todas ellas para un máximo de dos jugadores. Pillaje, Dominación, Circo e Invasión son sus nombres. En la primera los dos Overlords se enfrentarán entre sí por conseguir más oro que su oponente, llegando incluso a producirse la divertida situación de que podemos saquear la base de nuestro contrincante para arrebatarle sus riquezas. Dominación, por su parte, es la otra vertiente competitiva, y divide el escenario en varios terrenos oponiendo entre sí a los dos jugadores por su control.
Circo e invasión son las modalidades cooperativas. En la primera nos plantaremos junto a nuestro compañero en el circo de Solarius, debiendo sobrevivir el mayor tiempo posible a las embestidas del enemigo. Invasión, por último, nos pone frente a un centurión de la Legión que ha asaltado una zona de Glacialia y al que deberemos derrotar.
Lamentablemente si bien el añadido de la faceta on-line es interesante, y un buen comienzo de cara al futuro, la terrible escasez de mapas nos hace prever contenidos descargables en un futuro no muy lejano. Así pues se repite uno de los mayores titulares del videojuego, la falta de contenidos nuevos y añadidos de interés que llevarse a la boca con esta segunda parte.
En la faceta gráfica el videojuego sigue una línea muy similar a la de la primera parte, apostando por unos escenarios y personajes tan simpáticos y cómicos como los del Overlord original. Hay algunas mejoras que explican el tiempo transcurrido, pero en líneas generales nos encontramos ante un producto francamente continuista en este campo. Tanto en consolas como en PC hemos experimentado una tasa de imágenes por segundo francamente alta y estable, la edición de compatibles está bien optimizada y si cumplimos con los requisitos recomendados que puedes consultar desde este mismo enlace, no tendremos problema alguno en maximizar las opciones visuales y gozar de un rendimiento bueno y vistoso.
En lo sonoro el título llega a nuestro país traducido y doblado a nuestro idioma con un nivel francamente bueno. La banda sonora es adecuada y amena, y los efectos especiales cumplen con la habitual solvencia.
Overlord II es un notable videojuego de estrategia y acción al que le ha faltado un plus de añadidos para despuntar como lo hiciera su primera parte. Hay algunas incorporaciones de interés, pero ¿son suficientes para recomendar su compra si ya disponemos del primero? Quizá sepa a poco para los que ya cuenten en su colección con el original, sin embargo los neófitos disfrutarán de sobremanera haciendo el mal.
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