Matar, matar y matar. Así de fácil resulta definir esta nueva propuesta de acción y rol de Koei para Xbox 360 y PS3, tras su paso por la portátil de Sony.
Tras su exitoso paso por PSP, Dynasty Warriors: Strikeforce desembarca en Xbox 360 y PlayStation 3 con una versión prácticamente idéntica a la del título original que nos propone algo muy sencillo: abatir a todos los enemigos que se crucen en nuestro camino mientras desarrollamos las habilidades de nuestro héroe. Suena divertido, ¿verdad? Lo malo es que un poco pulido sistema de juego y un desarrollo de la acción muy monótono echan por tierra prácticamente todo.
Recorre mundo y combate sin descanso
Tres dinastías y una serie de combatientes distintos para cada una de ellas. Esta será nuestra primera elección en este juego que combina la acción con el rol de una forma acertada en líneas generales. Dependiendo de la elección realizada, nuestro combatiente mostrará una serie de ventajas y desventajas que deberemos conocer bien para darle el mejor uso posible, al igual que contará con unas armas principales y secundarias distintas, que podremos cambiar posteriormente en la aldea que nos dará paso a todas las misiones en las que se dividide el juego.
Un herrero de armas, un comerciante de objetos, un maestro de Chi que nos ofrecerá habilidades especiales (ser más rápidos, mejorar el doble salto, ganar puntos de defensa…) o un tablón de anuncios donde encontrar las misiones a realizar, son algunas de las opciones con las que nos encontraremos en la aldea. Pero la gracia del juego, y el peso de la acción, recae sobre las distintas misiones con las que cuenta el título, mostrando todas ellas una leve variedad de objetivos como encontrar determinados objetos o personajes, acabar con X número de enemigos o matar a unos personajes en concreto, aunque al final todos girarán en torno a la idea de abatir a decenas y decenas de enemigos sin descanso.
En este sentido, el juego no muestra batallas tan masivas como las vistas en la serie central, aunque esto no significa que no vayamos a encontrarnos con un importante número de enemigos a la vez. El problema aquí lo encontramos en varios frentes. Por un lado, la escasísima variedad de combatientes. Son muy pocos tipos de enemigos y, para colmo, todos son idénticos entre sí. Así, nos toparemos con una serie de arqueros clónicos, soldados clónicos, hechiceros que atacarán desde el cielo clónicos… y alguna que otra máquina de guerra y jefazos, que nos pondrán las cosas algo más difíciles.
Los combates son también muy repetitivos porque todo se limita a machacar los dos botones de acción con los que contamos, resultando además una experiencia muy poco precisa y a la vez irritante por los problemas de cámara con los que nos toparemos. Y sí, puede mejorar si compartimos la acción con tres usuarios más en el destacable modo cooperativo online con el que cuenta el juego, pero al final, y aunque siempre es divertido machacar a los enemigos en compañía, esa sensación de monotonía no desaparecerá. Se echa en falta también la opción del juego cooperativo en una misma consola, algo que no entendemos. Si no estamos conectados a la red, nos acompañarán tres guerreros controlados por la IA del juego.
Nos ha gustado la sensación de progresión de nuestro avatar, que mejorará sus habilidades conforme supere las misiones, así como su equipo en la citada aldea. No estamos ante un juego de rol muy complejo, pero sí con las suficientes opciones como para notar la progresión del héroe de turno (la cantidad de objetos y armas es más que destacable).
Discreto a nivel técnico
Decenas de enemigos en pantalla de un buen nivel de detalle parejo al de los protagonistas de la acción. El problema es que los enemigos son todos clónicos, algo ridículo cuando te topas con 20 soldados idénticos moviéndose de forma robótica por escenarios algo vacíos y demasiado parcelados (la acción es más lineal y nos movemos de instancias a instancias atravesando distintos puntos de control). Tampoco ayuda mucho la aparición brusca de diversos elementos en pantalla.
A nivel sonoro, el juego tampoco cumple en prácticamente ningún aspecto. La música, muy machacona, no pega ni con cola extra fuerte con la temática del juego (música electrónica en batallas campales en China), y el que el juego esté en completo inglés remata la faena.
Entretenido y muy largo si queremos conseguirlo todo, pero poco más. Dynasty Warriors: Strikeforce se queda muy lejos de lo esperado al presentar un sistema de juego monótono, poco preciso en los combates y con errores tontos pero muy frustrantes como el de las cámaras, que lo alejan de los grandes del género y lo convierten en una apuesta poco recomendable. Sólo para amantes de la saga.
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