Con unos meses de retraso respecto a la película del mismo nombre en la que se basa nos llega Furia de Titanes, un juego de acción en tercera persona que bebe de las mismas fuentes que el clásico de Sony God of War. Sin embargo, los resultados no han sido tan satisfactorios como nos hubiera gustado.
Es muy fácil comparar esta adaptación a videojuego de la película de Warner Bros Furia de Titanes (Clash of the Titans) con la fantástica saga de Sony God of War. Y es que son bastantes las similitudes que guardan ambas producciones, tanto en lo que tiene que ver con su ambientación como con su sistema de juego. Pero al cabo de unas horas de juego, nos damos cuenta de que no es lo mismo.
Pelea contra la mitología griega
La mitología griega está más de moda que nunca, eso es un hecho. Y debemos decir que gran parte de culpa de esta tendencia tiene que ver con el citado God of War. Furia de Titanes también versa sobre la mitología griega y nos pone en el papel de Perseo. Este muchacho al que controlamos pasará de ser un “simple” habitante de una aldea pesquera a convertirse en un semidiós, algo que descubriremos a medida que avancemos en la trama. La misión de este chico será básicamente la de rescatar a Andrómeda de su fatídico destino y, de paso, plantar cara a Zeus, que por lo visto siempre es el culpable de todo mal cuando se trata de la mitología griega.
La mecánica de juego apuesta a las claras por la acción y los combates cuerpo a cuerpo… quizá demasiado. Nos explicamos. El título consta de una quincena de niveles y, en cada uno de ellos, es necesario ir cumpliendo una cantidad de misiones determinadas para ir avanzando. Como es habitual, las primeras son bastante sencillas pero a medida que las superamos, los rivales a los que hay que enfrentarse crecen en número, poder y resistencia. Para combatir podemos hacer uso de una buena colección de armas, más de 80, arsenal que además es posible ir potenciando.
El problema es que dichas peleas no acaban de resultar todo lo espectaculares que deberían, y terminan por hacerse repetitivas a medio plazo. Parte de culpa de este hecho la tiene el propio sistema de combate, demasiado limitado… pero también la invariable jugabilidad, que apenas nos alienta a otra cosa más que a combatir incesantemente: las “dosis” de puzzles, minijuegos, exploración o plataformas son prácticamente inexistentes. Si jugamos en Cooperativo la cosa mejora ligeramente, pero no lo suficiente para que el juego termine por enganchar.
Conoce la Grecia clásica
La representación del mundo griego y su mitología no está mal recogida del todo en Furia de Titanes. Lo más destacable es la enorme cantidad de bestias contra las que es posible llegar a combatir durante el transcurso de la aventura. Entre esqueletos, sirenas, escorpiones gigantes, minotauros y demás suman más de 80 criaturas diferentes, algunas de ellas bien concebidas.
Los entornos son más irregulares. Nos hemos encontrado con ciertos parajes bien modelados y cubiertos con texturas bastante pulidas, y otros mucho más austeros y parcos en detalle. Lo que sí que guardan en común casi todos ellos es un tamaño más bien reducido y, también, que las transiciones entre unos y otros están marcadas por leves (pero existentes) tiempos de carga, aspecto que a la larga termina molestando porque rompe el ritmo de juego.
El sonido es uno de los puntos más logrados del título, especialmente su banda sonora, que incluye temas realmente dignos de escucharse. Por su parte, los diálogos entre los personajes son bastante numerosos y, pese a estar en inglés (con subtítulos), ayudan a ambientar adecuadamente cada una de las misiones en las que nos vemos envueltos.
El listón establecido en las aventuras de acción basadas fuertemente en los combates está muy alto. Y ese es el principal problema de Furia de Titanes, la competencia a la que debe hacer frente, encabezada por el colosal (y nunca mejor dicho) God of War III. Simplemente, Furia de Titanes no compite en esa misma liga.
Esta adaptación del film del mismo nombre adopta muchos conceptos de la saga God of War… pero desgraciadamente no terminan de cuajar. Y es que, aparte de no ser precisamente un festival para los ojos, las batallas acaban resultando bastante monótonas y carentes de chispa. Pensamos que con unos pocos meses más de trabajo por parte de los desarrolladores el juego hubiera subido enteros, pero suponemos que las fechas establecidas por la propia película han marcado mucho a este juego de acción.
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