En medio de tantos lanzamientos interesantes para Xbox Live Arcade, Slick Entertainment presenta un inusual espectáculo de monsters trucks donde la destrucción es una de sus bazas principales pero no su eje central. La clave consiste en saber utilizar la carrocería del enemigo para crear una mastodóntica victoria sobre ruedas.
No existen pruebas al respecto, pero es posible que El origen de las especies, la obra más reconocida e influyente de Charles Darwin, estuviese basada en el mundo de los monsters trucks. ¿Sorprendentemente estúpido? No para aquellos que hayan observado la intrínseca mecánica de Scrap Metal, el nuevo título de los creadores de la versión para Xbox 360 de N+. A simple vista, parece que para conseguir la victoria en las misiones de este juego basta con chocar contra el enemigo hasta que uno de los dos explote, pero en realidad todo gira alrededor de un lema: "la supervivencia del más fuerte". El jugador debe vencer a los vehículos contrincantes más débiles para asimilar aquellas habilidades que le permitan derrotar a los más poderosos, mejorar sus carrocerías según el objetivo impuesto y demostrar que la selección natural sabe ir al volante.
Destrucción sin control
Muchos pensarán que se encuentran ante una segunda parte espiritual del mítico R.C. Pro-Am de Rare, máxime cuando ambos comparten una vista aérea sospechosamente similar, pero Scrap Metal bebe más de Super Sprint o de Super Off Road. El título se divide en una serie de circuitos constituidos a su vez por diversas misiones como carreras, pruebas de supervivencia, coloquios anárquico-destructivos e incluso amenos jefes finales. Tanto el jugador como sus contrincantes conducen vehículos armados hasta los dientes, ¡incluso los dados de adorno tienen los bordes afilados!
Los problemas empiezan a enturbiar el espectáculo cuando el jugador debe escoger entre los dos tipos de control disponibles. El primero está orientado para la audiencia casual o los neófitos de la conducción, y básicamente se resume en dirigir el vehículo con el joystick izquierdo y frenar con uno de los gatillos; sencillo en apariencia pero mortal cuando las primeras maniobras de marcha atrás se convierten en momentos confusos donde no se sabe qué se debe apretar o soltar -ni cuándo hacerlo-, para evitar a tiempo la descarga explosiva del enemigo. Por otra parte, la segunda alternativa emula el mando de un coche de control remoto, pero es demasiado complejo para un título que no quiere salirse de la ruta de la sencillez.
El coche de mi enemigo es mi coche y punto
Los jefes finales no sólo son los portadores de los momentos más frenéticos de Scrap Metal; el jugador podrá quedarse con los vehículos de los líderes derrotados. Sólo caben cuatro coches en el garaje, así que siempre será necesaria una cavilación estratégica antes de añadir más chatarra al montón. Asimismo, completar misiones conllevará puntos que se pueden invertir en mejorar las diferentes habilidades de los monster truck,; si un nivel resulta demasiado difícil, la solución consiste en retomar circuitos anteriores para regresar más fuerte que nunca. Este pequeño punto rolero nunca ensombrece la experiencia original, en otras palabras, la invocaciones no vienen incluidas.
Los circuitos y los poderes especiales -desde minas hasta inmunidad temporal- han sido diseñados con el modo multijugador -online y local- en mente. Esto significa que la variedad de las misiones derraparán ante el charco de aceite que representa la estupidez de la IA de los contrincantes. Los enemigos quedarán patidifusos durante las pruebas de supervivencia si el jugador opta por la hilvanada estrategia denominada "vamos a dar vueltas hasta que se acabe el tiempo". Quizás el mundo de los monsters trucks es tan exigente que sus participantes aprovechan cualquier oportunidad para quitarse la vida, pero eso no justifica que todo el personal se vea atraído automáticamente por el trampolín mortal que acaba de soltar el usuario.
Diseño añejo
Los gráficos no son espectaculares pero tampoco desagradables, y la variedad de escenarios añade originalidad al resultado visual. Ahora bien, el diseño de los personajes -tanto aliados como enemigos- parecen extraídos de algún producto shovelware de finales de la década de los 90. No estaría de más poner a todos estos estereotipos en medio de la arena y permitir que los participantes descarguen toda su furia en ellos.
Scrap Metal es un título divertido gracias a la variedad de misiones y a la versatilidad del multijugador, pero sus problemas de identidad -como el confuso control o la paupérrima IA- le impiden estar a la altura de la retahíla de títulos que están invadiendo Xbox Live Arcade como Las desventuras de P.B Winterbottom, Perfect Dark o Toy Soldiers. Eso sí: la propuesta de la desarrolladora nueva zelandesa contaría con la hipotética aprobación de Charles Darwin, ¿puede decir lo mismo algún miembro del triunvirato mencionado?
