Saltos imposibles, trampas mortales y combates a la vuelta de la esquina. El Príncipe de Persia regresa con una buena aventura bidimensional que se queda a medio camino de los grandes del género.
Con El Príncipe de Persia protagonizando un buen blockbuster en el mundo del cine, Ubisoft nos ofrece una nueva aventura de este mítico personaje del mundo del videojuego para todas las plataformas. Y como es habitual en la compañía, lo hace tratando de aprovechar al máximo las características y peculiaridades de cada máquina en la que trabaja, lo que es de elogiar dada la tendencia actual de ofrecer un “más de lo mismo”. En esta ocasión, ha optado por crear una aventura bidimensional en la que las plataformas, la resolución de sencillos puzles y los combates estarán a la orden del día, conformando un muy buen título que, sin embargo, se queda a medio camino a la hora de alcanzar a los grandes del género.
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Un antiguo demonio se encuentra asesinando a miembros de la realiza con el único fin de retornar al mundo de los vivos e instaurar su reinado de terror. Ante esta amenaza, un joven príncipe guiado por una misteriosa luz, iniciará una cruzada en contra de este maléfico ser recorriendo antiguos templos, peligrosos desiertos e imponentes palacios. En principio, únicamente contaremos con las habilidades acrobáticas del príncipe y su buen manejo con la espada, pero pronto adquiriremos el dominio sobre el tiempo, lo que dará pie a que resolvamos algunos de los puzles que presentará el título.
Como decíamos, estamos ante una aventura bidimensional en la que se combinan los saltos acrobáticos con esporádicos combates frente a un reducido elenco de enemigos. En el primero de los casos, las fases de plataformas resultan de lo más divertidas porque andaremos trepando por salientes, saltando de una pared a otra hasta alcanzar zonas elevadas, o sorteando una serie de trampas mortales bien situadas. Los combates, en cambio, nos parecen extremadamente simples, y aunque progresivamente adquiriremos habilidades y mejoras, el resultado continúa siendo similar.
La dificultad del juego resulta adecuada la mayor parte del tiempo, planteando desafíos para nuestra habilidad difíciles pero sin llegar al extremo… no al menos hasta determinados puntos clave de algunos escenarios en los que sí notaremos que la dificultad se incrementa de forma brusca. Básicamente porque se requiere de una precisión milimétrica en nuestros movimientos, premiándose con la muerte cualquier movimiento en falso.
En cuanto a nuestras habilidades especiales, éstas nos permitirán acelerar o ralentizar el tiempo sobre personajes y los objetos en los que se sitúe Helem. Gracias a este poder, podremos evitar que una trampa de pinchos nos empale al pasar sobre ella, que unas plataformas móviles lleguen a su posición en el momento preciso –acelerándola o ralentizándola a nuestro gusto-, o que un chorro de arena sin fuerza gane tal intensidad que pueda derribar obstáculos que nos bloquean el camino. Para ello, usaremos los dos gatillos superiores de la portátil y el stick analógico de la misma, que será el que nos dé la opción de controlar a Helem. Por desgracia, este último aspecto no resulta del todo preciso, y en alguna ocasión moriremos por culpa de un mal apuntado, lo que no hace ninguna gracia.
Estos puzles y las fases de plataformas hacen que el desarrollo de la acción sea variado porque las pruebas con las que nos toparemos se irán complicando más y más. También habrá enemigos de final de fase que otorgan más variedad al juego, pero por desgracia, estos enfrentamientos resultan algo pobres y faltos de inspiración, haciendo más mal que bien al juego.
Lo que sí beneficia mucho al juego es la estructura de niveles independientes que presenta, puesto que en cada uno de ellos se nos premiará con diamantes al cumplir en tres objetivos distintos: el número de orbes de energía recuperados, el tiempo que tardemos en superar el nivel, y las vidas que invirtamos para ello. Como conseguir la puntuación perfecta a la primera no es fácil, nos veremos obligados –si queremos- a repetirlas hasta lograrlo.
En lo que respecta al apartado técnico, Prince of Persia: Las Arenas Olvidadas muestra un buen acabado gráfico, con unos escenarios bien detallados y variados en los que el príncipe se moverá con gran soltura mostrando muy buenas animaciones. El doblaje al castellano y el buen acompañamiento musical ayudan también a que nos sumerjamos en este mundo de fantasía, que nos mantendrá unas cuantas horas enganchados a la portátil hasta superar todos los desafíos.
Muy buenos niveles de plataformas, puzles interesantes que nos obligarán a ser rápidos para sortearlos, y el atractivo suficiente como para hacernos repetir una y otra vez los niveles hasta lograr la puntuación perfecta. Sin ser una obra maestra, Ubisoft ha logrado crear un buen título de plataformas bidimensional que podría haber estado mejor con un sistema de combate más variado y complejo y una curva de dificultad más sensata, puesto que pasar de pruebas asequibles a otras insufribles no ayuda mucho a mejorar la experiencia de juego.
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