El desértico ambiente de la exótica Persia vuelve a Wii de manos de una compañía francesa establecida en la ciudad canadiense de Québec. Una historia de genios, poderes oscuros y un príncipe ambicioso en busca de una princesa y, por supuesto, de un palacio que gobernar. Como diría el príncipe de Persia: ¡Soy el rey del mundo!
En el segundo corazón de Canadá, más concreto en Ubisoft Québec, la versión para Wii de Prince of Persia: Las arenas olvidadas se ha estado tejiendo con un cuidado absoluto. Paralela a la versión realizada para Xbox 360 y PS3 por el estudio de Montreal situado a pocos kilómetros geográficamente, esta versión para la doméstica de Nintendo posee unas cualidades completamente distintas.
Pese a desarrollarse en estudios cercanos, Ubisoft ha preferido que las similitudes entre ambas versiones sean las mínimas posibles, creando dos títulos completamente distintos. Por parte de la historia, continúa las aventuras del príncipe, y sobre la jugabilidad, modifica el control del príncipe acorde a lo visto en anteriores títulos para la consola.
Aún así, no se debe mirar a este título como una continuación de la anterior saga de Las Arenas del Tiempo, excepto en su historia, sino como una nueva instancia de Prince of Persia. Con un motor jugable y gráfico creado desde cero, lo que Ubisoft Québec pretende es introducirnos de nuevo en una historia profunda y repleta de acertijos, la cual tendrá una segunda parte en forma de película.
La ambición de un príncipe
Cronológicamente situado entre "Las arenas del Tiempo" y "El Alma del Guerrero", "Las Arenas Olvidadas" supone la cuarta entrega de la saga relacionada con el poder mágico que otorgaban al príncipe sobre el transcurso de los acontecimientos. Así pues, unos años tras la historia de la primera entrega, el príncipe continúa con su idea de poseer un palacio y el amor de una princesa.
Obsesionado con esta ambición, compra un genio femenino en un mercado que le indica un lugar en el que podrá cumplir sus deseos. Al alcanzar la muralla exterior de Izdihar, el príncipe se da cuenta de que un poder oscuro en forma de planta venenosa, el Haoma, cubre los terrenos del palacio. Al arrancar una espada mágica del cuerpo de la hechicera, la maldad que dormía vuelve a acechar y provocar el caos sobre Izdihar.
Inmerso en una batalla a muerte contra la amenaza que cubrió los cielos de Izdihar, el príncipe deberá resolver puzles, derrotar a las distintas criaturas del Haoma y, ante todo, enfrentarse a una terrible hechicera que harán peligrar su vida en varias ocasiones. La conquista de un palacio le traerá, pues, muchos quebraderos de cabeza que nosotros, controlando al príncipe, debemos descifrar.
Destreza y sabiduría
Precisamente, cerca de tres cuartas partes del título las pasaremos resolviendo puzles de habilidad o de lógica. Por lo tanto, estos desafíos forman parte de la estructura fundamental del título, cuyos diseñadores han querido prestar una atención casi exclusiva. En cuanto a los puzles de lógica, están formados por sencillos mecanismos que deberemos alinear, por ejemplo, para hacer circular el agua por una habitación, o para que un rayo de luz atraviese una sala de principio a fin.
Suelen ser puzles demasiado sencillos en manos de un jugador experto en el género de las aventuras, pero que pueden llegar a poner momentáneamente en aprietos a jugadores menos hábiles o de menor edad. Algo muy diferente ocurre con los elementos de habilidad, puesto que para superarlos deberemos demostrar nuestra autosuficiencia con el conjunto Wiimote-nunchuk.
En todas las entregas de la serie, la destreza siempre ha sido una característica primordial para completar cualquiera de sus aventuras. Aunque ahora sigue siéndolo, el nivel de dificultad ha sido reducido notablemente con el fin de atraer a un público con menos experiencia en este tipo de títulos, haciéndolo accesible a todo tipo de usuarios y, al mismo tiempo, convirtiéndolo en un juego demasiado sencillo y lineal para veteranos.
Accesible a todos los públicos
Los desafíos que nos propondrá Las Arenas Olvidadas yacen ante todo en los escenarios y en las batallas. Escalar paredes, agarrarnos a cornisas, desplazarnos sobre ellas y realizar saltos imposibles para cualquier ser humano es el tópico de la forma de ser del príncipe. A medida que progrese la historia, la dificultad aumentará gradualmente, pero tampoco en un nivel demasiado notable.
Debido a la idea de hacer accesible el título a una gran cantidad de jugadores nóveles y veteranos, cuando desplacemos el pad analógico hacia el lugar donde deberíamos saltar, aparecerá un estrecho haz de luz que nos permitirá ver hacia dónde va a realizarse la acción. Así pues, si la jugabilidad era sencilla, ahora se facilita aún más.
Las acciones que podremos realizar con tan sólo pulsar un par de botones son muy variadas, desde caminar por las paredes, hasta saltar sobre cornisas y agarrarnos a ellas en el último momento, o soltarnos para caer en una superficie sólida; todo ello con una gran cantidad de piruetas espectaculares en su mayor parte. En algunas ocasiones, también será necesario apuntar a la pantalla y pulsar el botón B.
Los poderes del príncipe
Esta última explicación concierne a los poderes mágicos del príncipe. Una vez obviado el control sobre las arenas del tiempo (al cometer un error y perder toda la vida, se volverá al último suelo pisado), el joven aventurero adquirirá nuevas habilidades que le permitirán invocar remolinos y puntos de agarre con el único fin de no caer al vacío, aunque no será lo único que podrá hacer.
Desperdigados por el terreno del palacio, se hallarán las almas Djinn, unos puntos dorados que nos permitirán volver atrás en el tiempo en caso de caer fulminados por algún error o en alguna batalla. Las fuentes de agua vuelven a tomar un primer plano, debiendo beber de su agua para guardar la partida y restablecer la salud. Además, en caso de perder todas las posibilidades de volver atrás en el tiempo de las Arenas del Tiempo, el príncipe volverá a la última fuente visitada. Por norma general, suelen situarse después de cada punto crítico, por lo que encontrarlas no será algo difícil.
De la misma forma que encontramos las almas, en algunas localizaciones secretas podemos encontrar también unos cofres de colores (azules, rojos y dorados) que harán subir de nivel las habilidades heroícas plasmadas en un mapa de habilidades que no podremos controlar. Existirá otra forma de conseguir experiencia, que será acabar con cada uno de los enemigos que aparezcan en los escenarios. Al subir la experiencia de estas habilidades, obviamente los ataques serán mucho más potentes.
La dureza de la batalla
Donde podremos ver en mayor profundidad estos poderes será en el campo de batalla. Normalmente situado entre dos fuentes, al alcanzar una habitación se bloqueará su salida, y para poder continuar deberemos acabar con todos los enemigos que se presenten en pantalla. La variedad de enemigos es bastante amplia, aunque en total no veremos más de quince criaturas distintas, cada una con una estrategia totalmente particular. Al principio del título, las batallas serán tediosas y el control del príncipe será poco preciso.
Gradualmente, esta sensación desaparecerá según eliminemos enemigos, aunque nunca lo hará de forma completa. Los problemas de cámara que acarrea el título en todos sus aspectos hace especial aparición durante las batallas, ya que casi nunca veremos el campo de batalla al completo, sino una parte de él. A pesar de ello, la espectacularidad también en estos entornos es bastante atractiva, atacando con la espada o con el guantelete moviendo Wiimote y nunchuk respectivamente.
También podremos bloquear ataques (algunos serán imparables), esquivarlos pulsando abajo en la cruceta digital o paralizar al enemigo temporalmente apuntándole con el Wiimote y pulsando el gatillo B. En general, es posible realizar casi cualquier movimiento imaginable como, por ejemplo, lanzarse desde una pared sobre el enemigo. En el modo multijugador, el usuario con el mando 2 controlará esta última característica, pudiendo activar mecanismos o paralizar enemigos con sólo pulsar un botón al tiempo que apunta a la pantalla, algo a lo que el jugador principal está acostumbrado tras varias horas.
Poderío interior
Ante todo, el aspecto más atractivo del título es su gran fluidez, exento completamente de tiempos de carga en pleno aspecto jugable. Gracias a ello y a la introducción directa del jugador en la historia (tras una corta introducción, controlaremos al príncipe), contándonos "in situ" los acontecimientos que han llevado al aventurero y su genio a tal situación, atrayéndonos hacia los puzles del palacio.
Si bien es un título muy lineal que nos propone una ruta de la cual no debemos salir para continuar satisfactoriamente, la constante aparición de obstáculos y puzles a superar logra hacer de la linealidad algo realmente entretenido. El principal problema, pues, no es la linealidad, sino el uso inadecuado de la cámara en más de la mitad de la aventura.
En términos generales, la cámara deja ver bastante bien el camino, salvo cuando nos salimos de él. Si comenzamos a perdernos por caminos alternativos que no son los correctos, nos encontraremos en la necesidad de desplazar nosotros mismos la cámara pulsando el botón C, algo que resulta realmente molesto a largo plazo. Pero a pesar de esta leve capacidad de personalización de la visión, en algunos momentos volverá a su lugar predeterminado y al intentar saltar rápidamente de un lugar a otro, podemos acabar cayendo al vacío varias veces seguidas. Por ello, si nos encontramos en tales situaciones, deberemos esperar a que el halo de luz que muestra el camino aparezca y así tendremos la seguridad de no caernos.
La belleza de Izdihar
Prince of Persia: Las arenas olvidadas es un título que mostrará alrededor de diez horas de jugabilidad en la historia principal a los más hábiles, ampliado siempre por su gran cantidad de extras. Un gestor de atuendos, distintas armas para el príncipe, varios mapas secretos (son minijuegos entre los que se encuentra Prince of Persia Classic) y una completa galería de vídeos e imágenes; aumentan considerablemente la duración de este título. Adicionalmente, nos propondrán distintos desafíos heroicos a superar durante el juego, a modo de logros.
El apartado gráfico está dominado por un potente motor que intenta sacar lo mejor de Wii gracias a la utilización de un elemento de postproducción denominado "scanlines" que permite esconder los defectos gráficos de una forma inteligente. La ciudad de Izdihar repleta de detalles, a su vez, otorga un diseño artístico más allá de los límites de lo imaginable, con una ciudad preciosa y un ambiente desértico que en dos pasillos puede convertirse en un oasis o en una jungla de hojas. El modelado de todos los personajes están realmente detallados, pero la genio Zahara puede suponer un ligero déjà vu para los usuarios debido a que no posee animaciones labiales, pero sí faciales, como el resto de personajes.
Y relacionado con el doblaje de calidad en castellano, existe un problema derivado: el volumen. En ciertas ocasiones, cuando se combinan efectos especiales y voces, las palabras de los personajes se escucharán demasiado bajas. Afortunadamente, el volumen por defecto de las voces es modificable. Aunque los efectos especiales son excelentes cuando controlamos al príncipe, en escenas predeterminadas se producirán algunos vacíos inexplicables que quitarán bastante sentido a los sucesos ocurridos en pantalla. La banda sonora, por otra parte, demuestra el gran esfuerzo por realizar melodías acordes a la exótica ambición persa del príncipe.
Prince of Persia: Las arenas olvidadas cuenta la historia del príncipe de Jordan Mechner en su viaje a la preciosa ciudad de Izdihar con Zahara, una genio que le promete cumplir todas sus ambiciones. Un juego inmaculado que jugablemente posee dos únicos defectos: una cámara caprichosa en ocasiones, y una dificultad accesible ahora a todo tipo de público pero quizá algo sencilla para los más veteranos. Gráficamente es un título de gran nivel, sin ningún tipo de ralentización y un motor excelente. Un Príncipe realmente ideado para Wii.
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