Nintendo acaba de poner en liza su nuevo Wiimote con tecnología Wii Remote Plus incluida. Y para celebrarlo, ha querido lanzar este pack especial de FlingSmash que incorpora dicho periférico, el Wii Remote Plus. El problema es que dicho juego no es el más indicado precisamente para mostrar todas sus bondades.
Los desarrolladores de juegos como Blinx, Echoshift o la conversión de Yoshi´s Island para Nintendo DS, Artoon, acaban de firmar uno de los trabajos más decepcionantes de su carrera. Y es que aunque valoramos la intención y la idea que hay detrás de FlingSmash, el resultado final es un título que presenta carencias importantes en cuanto a jugabilidad se refiere.
Popurrí de conceptos
Definir en qué consiste exactamente FlingSmash es bastante sencillo. Meted en una coctelera la mecánica básica de un pinball, añadid evidentes toques de juegos tipo Arkanoid y, por último, agregad una pizca de aventura. Como veis la idea no está nada mal, pero a la postre la mecánica de juego termina siendo monótona en grado sumo.
El título ha sido diseñado para sacar provecho del nuevo mando de Wii, Wii Remote Plus (que no es otra cosa que el clásico Wiimote más el Wii Motion Plus integrado), periférico que viene incluido en el pack y que juega un papel fundamental en FlingSmash. Y es que, para jugar al título, lo único que debemos hacer es agitar dicho mando en la dirección que creamos conveniente y utilizarlo a modo de bate de béisbol. ¿Y con qué propósito? Pues para atizar una y otra vez a una (o unas si jugamos a dobles) mascota esférica.
Cada uno de los niveles (agrupados en ocho mundos distintos) se desarrolla de la misma forma. Bajo un scroll automático que va mostrando poco a poco el escenario debemos dirigir a golpe limpio a la pelota para que acabe con los numerosos bloques de colores y enemigos que van apareciendo en imagen, pudiendo recolectar por el camino diversos ítems que nos conceden habilidades extra como multiball, aumentar significativamente el tamaño de la bola, etc. Y cada vez que lleguemos al final de cada mundo, estará esperándonos el correspondiente jefe.
El primer nivel se hace divertido, el segundo ya no tanto y, a partir del tercero, el cansancio en el brazo y el sopor generalizado empiezan a invadirnos. Y es que es tal la monotonía de la que hace gala el título que, en tan solo media hora, probablemente estéis hartos de hacer siempre lo mismo de manera invariable. Lo único bueno del caso es que esa media hora os servirá para finalizar los dos o tres primeros mundos, dado que el modo de juego principal es bastante corto. Cuando lo superéis os estarán esperando una colección de pequeños minijuegos (habilidad, variantes del pong, etc.) no especialmente atractivos.
La detección de nuestros movimientos por parte del Wii Remote Plus es bastante fiable en casi todo momento, si bien es verdad que en ocasiones dicho reconocimiento no es del todo preciso. Esto provoca que de vez en cuando no acertemos ni de lejos al lugar al que queríamos dirigir a la mascota-bola. Pero vamos, tampoco es el fallo más grave del título.
Lo más salvable de FlingSmash es su correcto apartado visual. Cada uno de los mundos posee una personalidad y ambientación muy marcada, la paleta de colores es muy rica y las animaciones de los protagonistas no están mal. El apartado sonoro tampoco se queda atrás, con melodías desenfadadas que amenizan las partidas y efectos sonoros constantes.
En resumen, FlingSmash es una buena idea que ha sido truncada por una ejecución para nada inspirada, pues posee una mecánica de juego repetitiva a todas luces.
FlingSmash es el clásico título que cuenta con una buena idea como base… pero que no ha sido ejecutada con acierto. Y es que, simplemente, la jugabilidad que nos ofrece este trabajo de Artoon es limitadísima, llegando a hacerse cansina en poco más de media hora.
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