El cuarto Bit.Trip lleva al misterioso CommanderVideo al mundo de las plataformas. Runner puede parecer simple y corto, pero en realidad se trata de un título complejo, largo y muy muy tramposo.
Cuesta creer que el sector de los videojuegos sea capaz de acoger conceptos tan profundos y contradictorios como "la reinvención de la esencia", y aún así basta con comprobar cómo cualquier entrega de la serie WarioWare lo consigue exactamente cada cinco segundos para cerciorarse de ello; sus micro-juegos nacen y mueren con una rapidez insólita, mas su naturaleza bizarra y auto-paródica permanece inmutable.
¡Corre, CommanderVideo, corre!
No hace falta alejarse de una consola Nintendo para encontrar un caso similar: los títulos de la serie Bit.Trip comparten una música "chip" adictiva, gráficos encantadoramente "retro" y mecánicas sencillas que sostienen una curva de dificultad gradualmente ascendente. Por otra parte, cada entrega presenta sus propias reglas y homenajes. En el caso de Bit.Trip Runner, el género seleccionado es el de las plataformas.
El enigmático hombrecito CommanderVideo correrá ciegamente hacia el final de la fase, y la tarea del jugador consistirá en controlarle para que esquive los numerosos obstáculos con su limitado repertorio de movimientos. ¿Simple? Posiblemente, pero la dedicación con la que Gajin Games ha mimado cada detalle convierte Runner en el mejor representante del cuarteto Bit.Trip.
Control simple pero sutil
Las pocas nociones se suceden sin prisa pero sin pausa. En el primer nivel, el jugador aprende a saltar sin detenerse en ningún momento y un poco más adelante a deslizarse, a golpear y a lanzar. Todas estas acciones -a las que es imposible encontrarles ni un sólo defecto- se llevan a cabo con los botones y con el wiimote en posición horizontal.
No obstante, existen ciertas sutilezas en el control que el usuario deberá descubrir por su cuenta y riesgo. Por ejemplo, mantener el botón de salto apretado alargará sensiblemente la acción mientras que el deslizamiento puede prolongarse indefinidamente. Estos detalles tomarán una relevancia mayor conforme la complejidad de los niveles vaya en aumento.
Recolección impulsiva
Un par de objetos conviven con los obstáculos que pululan por el título. Si el jugador consigue todas las barras doradas de un nivel, accederá a una fase de bonificación donde podrá obtener aún más puntos. Asimismo, tocar el símbolo de la suma -conocido por los fans de la serie- activará acompañamientos musicales. Ítems inocentes en apariencia, pero que tienden al usuario una trampa mortal.
Al principio, estos objetos ayudan al jugador marcándole el camino a seguir y los puntos en los que debe saltar o efectuar el aterrizaje. Por lo tanto, es normal que durante los primeros niveles el usuario se sienta orgulloso de conseguir las máximas puntuaciones. Poco a poco, las barras doradas empiezan a aparecer en lugares cuyo acceso obliga a realizar maniobras complicadas. En teoría, sería muy fácil abandonar estos ítems y proseguir con la misión... pero una vez germinada la semilla de la recolección impulsiva, es muy difícil echarse atrás. Gaijin ha demostrado ser una desarrolladora tan astuta como minimalista; ni siquiera le ha sido necesario añadir rankings online para incentivar la cleptomanía.
Si las barras de oro tienen como objetivo obligar al jugador a conseguir la mejor puntuación, las cruces lo animan a no darse por vencido tras numerosos fracasos.
La banda sonora inspirada en la partida del jugador
Bit.Trip Runner consta de tres niveles (33 fases en total), cada uno con su propio ritmo auditivo. Las mini-maratones dan comienzo con una austeridad musical un tanto deprimente que mejorará si el jugador recoge las cruces. De repente, cada salto, cada deslizamiento, cada objeto recuperado, cada golpe... viene acompañado por una nota individual, de forma que todos los movimientos se unen para crear la banda sonora del usuario, única e irremplazable.
Lejos de desaparecer cuando el jugador fracasa y debe reiniciar el nivel, la música continúa, manteniendo así el ritmo de la partida y alentando a su "dueño" a no rendirse para que el homenaje sonoro que está recibiendo nunca muera. Una interrupción tajante hubiese conseguido el efecto contrario.
Dificultad justa, presentación funcional
Atención: esto no significa que el juego es tan cruel que su desarrolladora se ha visto obligada a recurrir a artimañas para evitar abandonos prematuros. Runner es difícil pero justo, es decir, la segunda mitad de los niveles requiere una precisión diabólica, mas si el usuario fracasa no regresará al principio del todo sino que tan sólo reiniciará esa fase. Asimismo, la disposición de obstáculos y objetos facilita la memorización, el inestimable plan B de todo jugador.
El aspecto visual del título y su estética "arcaica" ofrece reminiscencias a sus predecesores, aunque al tratarse de un juego de plataformas, Gaijin ha priorizado lo funcional y relegado lo abstracto a un segundo plano. Existen ciertos elementos extraños, cierto, pero ninguno de ellos despistará al usuario de su misión.
Bit.Trip Runner no sólo es el mejor de la serie, sino también el más largo gracias a sus 33 fases normales, sus otras 33 secuencias de bonificación y sus tres jefes finales. Su duración es sólo la guinda de un pastel "retro" simple pero inteligente, minimalista pero profundo, y sobre todo capaz de picar al jugador para que intente superar ese dichoso nivel una vez más. ¿Y la música? Que no deje de sonar, por favor.
