Análisis de LotR La Guerra del Norte

Análisis de LotR La Guerra del Norte
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Las huestes de Sauron se han asentado en las tierras del Norte. Sólo tú, junto a dos amigos más, podrás hacerles frente en este notable juego de acción y rol cooperativo. Una llamada heroica a los fans de Tolkien.

Tras la fiebre desatada por la trilogía cinematográfica de El Señor de los Anillos, el número de títulos basados en esta maravillosa saga literaria ha decrecido considerablemente, aunque seguimos disfrutando de nuevas propuestas que nos permiten recorrer una y otra vez la Tierra Media. Y en el caso de La Guerra del Norte desde un punto de vista argumental distinto al que estábamos acostumbrados, ya que la historia, en vez de centrarse en los sucesos ya conocidos por todos, nos sitúa justo en la retaguardia, defendiendo los territorios que Frodo, Aragorn y el resto de héroes abandonaron rumbo al Monte del Destino. La excusa perfecta para enfrentarnos a uno de los caudillos de Sauron en una notable aventura de acción y rol que apuesta claramente por el juego en equipo, aunque perfectamente podremos completarla en solitario dejando que sea la inteligencia artificial la que se encargue de controlar a los dos guerreros que nos acompañarán en todo momento.

El montaraz Eradan de Dunedain, la hechicera elfa Andriel de Rivendel y el bravo guerrero enano Farin de Erebor, serán los tres héroes a los que podremos encarnar durante la aventura, cada uno de ellos con un estilo de lucha propio y habilidades especiales únicas que deberemos aprovechar bien para sobrevivir a las hordas de orcos, trasgos y demás criaturas bajo el mando del malvado Agandaûr.

Sin tregua
Enfocado claramente en los combates contra todo tipo de enemigos, La Guerra del Norte es un título de acción con ligeros elementos del género rol, que juega muy bien sus cartas a lo largo de las más de diez horas que puede llevarnos completar la aventura en su nivel de dificultad más bajo, pero que sin embargo, también peca de ser algo simple en su sistema de combate, lo que puede provocar que la acción caiga en la monotonía tras varios horas de juego. Sin combos para ejecutar movimientos especiales, y con un escaso número de habilidades únicas para cada personaje, la pasión por el universo de J.R.R. Tolkien marcará el grado de diversión con el que afrontemos la aventura. Y es una verdadera lástima, porque se nota que esta obra de Snowblind podría haber dado muchísimo más de sí.

Cada uno de los tres héroes a los que podemos encarnar está especializado en un estilo de combate único, si bien es cierto las tres opciones ofrecen buenos resultados tanto en la lucha cuerpo a cuerpo como en los combates a distancia. Sin embargo, y siempre dependiendo de cómo hayamos invertido los puntos de habilidad en las estadísticas del personaje –fuerza, destreza, resistencia y voluntad-, sí notaremos en los niveles más avanzados de dificultad diferencias entre combatir con un montaraz experto en el manejo del arco, a hacerlo con un enano completamente volcado al combate con armas blancas. Por supuesto, el nivel de personalización resulta simple comparado con otros juegos de rol, pero ofrece las suficientes opciones como para moldear al guerrero que más se adapte a nuestro gusto.

Los tres héroes principales combaten por primera vez en la Tierra Media, pero su historia está bastante desaprovechada y no sentiremos ningún apego por ellos.
Los tres héroes principales combaten por primera vez en la Tierra Media, pero su historia está bastante desaprovechada y no sentiremos ningún apego por ellos.

El mayor problema con el que nos hemos encontrado es que sin un sistema de combos que nos permita ejecutar movimientos cada vez más complejos, el número de habilidades especiales resulta muy escaso. Y esto, a la larga, provoca que los combates contra los enemigos caigan en lo reiterativo, ya que estos tampoco lograrán sorprendernos tras un par de horas de juego. Principalmente porque aunque existe una gran variedad de enemigos, al final a todos les venceremos de la misma forma: machacando el botón de ataque principal, ejecutando algún que otro movimiento especial, y terminando con una ejecución muy cinematográfica que realizaremos pulsando el botón de ataque poderoso.

La aparición de jefazos en algunos niveles, los trasgos suicidas a los que vencer con armas a distancia, o los momentos de asedio en los que podremos utilizar grandes ballestas para repeler a los enemigos, consiguen que la acción gane muchos enteros por momentos, pero este tipo de situaciones también caen a la larga en lo reiterativo puesto que nunca ofrecen un desafío lo suficientemente distinto como para hacernos sentir nuevas experiencias. Y como decíamos es una lástima, porque La Guerra del Norte apunta muy buenas maneras desde el principio. No en vano, se han combinado eficientemente momentos de exploración y diálogo con distintos personajes famosos de El Señor de los Anillos (nos encanta cruzarnos con Radagast el Pardo o charlar con el padre de Gimli, el bravo Glóin), con las misiones de combate, y además en una importante variedad de localizaciones.

En este sentido, la necesidad de cooperar con nuestros aliados resulta fundamental y es algo que se explota, sobre todo, en el nivel de dificultad más elevado. En este caso, se recomienda encarecidamente combatir junto a dos amigos más, ya que aunque la inteligencia artificial de nuestros aliados no es mala, sí muestra a veces algunos comportamientos muy discutibles que pueden provocar que una situación de combate sencilla se torne mucho más complicada –además solo podemos indicarles que sean agresivos o que nos ayuden defensivamente hablando-. Eso sin contar con que las habilidades especiales de estos personajes no se aprovechan del mismo modo cuando es otro jugador el que las controla, como por ejemplo la capacidad de dar con rastros del montaraz, que nos guiará a alijos ocultos, o la posibilidad de recoger plantas y elaborar pociones de Andriel.

En algunas misiones podremos recurrir a los ataques de la gran águila Beleram, que descenderá de los cielos para masacrar a los rivales que marquemos como objetivos.
En algunas misiones podremos recurrir a los ataques de la gran águila Beleram, que descenderá de los cielos para masacrar a los rivales que marquemos como objetivos.

Además, en solitario tampoco tenemos un control sobre el progreso y equipamiento de nuestros aliados, lo que resulta muy molesto ya que luchamos a ciegas sin saber qué habilidades han desarrollado ni tampoco la efectividad de su equipamiento. En este último caso, podemos dar a los aliados parte del botín que hayamos encontrado en cada misión para mejorar su equipamiento, pero como decimos, estaremos siempre a ciegas sin saber si el hacha que le entregamos a Farin es mejor que el martillo de guerra con el que iba equipado, o si la vara mágica de Andriel será más efectiva que la que usaba anteriormente.

Lo que más nos ha gustado es que los cambios que realicemos en el equipo se notarán de inmediato en la apariencia de nuestros personajes, potenciando así todavía más su notable apartado gráfico. La Guerra del Norte no sorprende en comparación con otros títulos de corte similar, pero sí destaca por su impecable trabajo a nivel artístico –con la variedad de localizaciones y enemigos como principal arma- y por la amplitud de los niveles, aunque estos suelen ser bastante lineales. Las cinemáticas también están muy bien desarrolladas, y aunque el argumento no es tan bueno como esperábamos de una aventura basada en el universo de Tolkien, sí nos atrapará lo suficiente como para que deseemos seguir explorando la Tierra Media hasta llegar a la guarida de Agandaûr.

El nivel de violencia en el juego es bastante algo, sobre todo por los ríos de sangre y los desmembramientos que veremos constantemente.
El nivel de violencia en el juego es bastante algo, sobre todo por los ríos de sangre y los desmembramientos que veremos constantemente.

En el caso de PC, eso sí, tenemos que destacar que el juego sufre de alguna que otra ralentización en momentos puntuales de la aventura, que pueden entorpecer enormemente la jugabilidad. Por supuesto, contamos con las suficientes opciones de configuración como para que el juego luzca bien en equipos de gama media sin dar mayores problemas, pero con todos los efectos al máximo hay veces que el motor gráfico se resiente en exceso en equipos de gama alta.

Por último, la banda sonora compuesta por Inon Zur está a la altura de lo esperado con unas composiciones muy épicas que ensalzarán los momentos de acción, aunque le ha faltado algo más de chispa para ser verdaderamente un acompañamiento musical único. El resto de aspectos sonoros del juego cuenta con un muy buen acabado, destacando el notable doblaje al castellano que presenta el título en nuestro país, aunque las voces de personajes conocidos como Frodo o Gandalf no son las mismas que en las películas.

Interesante

Sin sello

El Señor de los Anillos: La Guerra del Norte

Por: El equipo de 3DJuegos
Sin sello

Bastante largo, con una gran variedad de localizaciones y un sistema de combate cooperativo muy divertido, que nos hará disfrutar como nunca rebanando pescuezos de orco y masacrando trasgos con flechas y hechizos mágicos. La Guerra del Norte es un muy buen juego de acción y rol, pero su simpleza en el sistema de combate se paga cara a la larga con un desarrollo algo repetitivo que lo aleja de los más grandes. Aun así, ningún aficionado a Tolkien debería perdérselo.

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Jugadores: 1-3
Idioma: Manual en español, textos en español y voces en español
Duración:
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