Bienvenido a un mundo en el que las colisiones y los accidentes están a la orden del día. Pura acción automovilística dedicada a los seguidores de la destrucción.
Hay quien dice que cuando nos ponemos al volante nos transformamos en personas agresivas, con claras tendencias asesinas hacia cualquier cosa que no seamos nosotros mismos en la carretera. Por suerte existen videojuegos de coches que nos permiten ir al volante real un poco más relajados... ¿o quizás hacen todo el efecto contrario? Sea como sea, son numerosos los juegos de conducción que nos permiten ir más allá de lo habitual, y no hablo sólo de carreras de coches profesionales.
Al lado de todo el tipo de competiciones que se pueden jugar en Crashday, la mayoría de juegos se quedan cortos. Estamos ante un título muy completo que nos tendrá horas y horas delante del ordenador, probando exhaustívamente cada uno de sus modos de juego, “tuneando” nuestros coches, compitiendo contra jugadores reales o virtuales – y en muchas ocasiones machacándoles –, e incluso probando circuitos creados por nosotros mismos de la forma más sencilla. Pero no nos adelantemos y vayamos por partes.
Gran variedad de modos de juego
No hay nada que salte más a la vista en este juego que su variedad y el omnipresente efecto de destrucción de los vehículos, de hecho con un nombre como este no se podía esperar otra cosa.
Podemos hablar de seis tipos principales de juego: la típica carrera contra otros jugadores o bien contra un tiempo limitado, una competición donde hay que destruir el resto de coches, otra donde se coge una bandera y se tiene que pasar por ciertos checkpoints para ganar, una competición donde ganará el coche que haga mejores acrobacias tales como saltos o loopings, otra de coger una bomba y pasarla a otro jugador antes que estalle, y un modo donde tenemos que mantener una velocidad mínima durante todo el recorrido para evitar que nos explote el vehículo.
Pero además de estos modos, para definir Crashday hay que tener en cuenta una importante suma de complementos como: un alto nivel de personalización para cada modo de juego, la posibilidad de escoger el uso de armas tales como misiles o ametralladora y el grado de destrucción de los vehículos, un bien pensado campeonato compuesto de muchos niveles – con unos argumentos que recuerdan a los de GTA – que combinan todos los modos de juego posibles y nos permitirán ir desbloqueando coches y piezas para comprar o escenarios a medida que aumentemos nuestro prestigio y dinero, un directo modo multijugador donde con un par de clics ya vemos todas las partidas on-line en las que podemos entrar, y un editor de escenarios tan sencillo como potente. Esto básicamente es Crashday, un juego de conducción muy arcade del que no nos cansaremos fácilmente.
Sacrificando realismo por diversión
Amantes de la conducción y la acción, estáis de enhorabuena. Amantes de las carreras realistas, mejor mirad hacia otra dirección. No es que el juego tenga una física muy mala, pero sin duda se ha renunciado a un gran realismo físico y de comportamiento del coche en favor del componente arcade del juego. Será posible, por ejemplo, derrapar a cualquier velocidad sin miedo porque la adherencia de la ruedas es perfecta, e incluso controlar las inclinaciones horizontal y vertical del coche en el aire. También se nota la falta de realismo en que el coche funciona prácticamente igual tanto si está intacto como si está prácticamente destruido del todo.
De nuestros enemigos controlados por la IA del juego podemos afirmar que nos harán la vida imposible, sea cual sea el modo en que juguemos. Ya sea por alguna pequeña concesión del juego o por el acierto en su programación, los coches rivales se mueven casi siempre con bastante perfección en las carreras y saben ir a cualquier punto de los escenarios. La dificultad en general es muy ajustada, eso quiere decir que a no ser que seamos muy experimentados en los juegos de conducción, necesitaremos varios intentos para ganar los niveles, aunque no hay nada excesivamente difícil de superar, lo que hace que cada nivel se convierta en un interesante y divertido reto, y no en una odisea.
Audiovisualmente a la altura
Creo que hemos llegado en un punto de evolución en tecnología gráfica que estamos excesivamente mimados por las grandes compañías que tienen suficientes recursos para sacar unos juegos con unos gráficos brutales, y cuando aparece un juego que no tiene esa espectacularidad gráfica podemos caer en el error de etiquetar como malo o no muy bueno su apartado visual. Crashday tiene unos gráficos muy buenos, a sus modelos y texturas les sobra calidad, la ambientación lumínica es buena sin ser espectacular, no hay reflejos y las sombras son limitadas. Los efectos de colisión, fuego y explosiones se limitan a cumplir. En resumen, no se aprovecha lo último en hardware gráfico pero lo que se aprovecha se hace con gran acierto, lo cual es una buena noticia para los que no tengan un ordenador de última generación.
Sobre el tema sonoro, comentar que tenemos una banda sonora muy al estilo del juego, una mezcla de temas musicales de estilos rock, punk y electrónico acompañarán los niveles. Los efectos de sonido de colisiones, frenada, del motor, de las explosiones, etc. todos están ahí, cumpliendo su cometido; y tienen la calidad a la que ya nos tienen acostumbrados la mayoría de estos juegos.
En el acabado general de los escenarios podemos observar como el hecho de ser tan personalizables ha supuesto un sacrificio en variedad y complejidad de los circuitos. No quiero decir que esto los convierta en escenarios monótonos, todo lo contrario: a pesar de ser mapas que se “montan” a base de los diferentes cuadraditos que podemos escoger de una paleta, ésta es suficientemente extensa y el número de objetos – desde pequeños decorados hasta grandes edificios – también es lo bastante completo como para poder hacer un sinfín de circuitos sin que resulten demasiado repetitivos. Pero olvidemos mapas basados en circuitos o ciudades reales que sólo se pueden diseñar con una precisión que el editor no tiene.
Estamos ante un juego que apuesta sin duda por la variedad, la originalidad y la calidad como base de la diversión, no le falta de nada en términos jugables. Combina tantos modos de juego y es tan personalizable que cualquiera al que le gusten los videojuegos de conducción debería tenerlo en cuenta.
