La apuesta de Konami por trasladar el universo Castlevania al mundo de los juegos multijugador se salda con un buen arcade, aunque lejos de lo esperado.
Konami sorprendió a propios y extraños al anunciar Castlevania: Harmony of Despair, un nuevo juego basado en esta mítica franquicia con el que se pretendía dar un paso adelante: convertir la clásica experiencia monojugador en una aventura para hasta seis usuarios. El resultado, sin ser malo, no llega a lo esperado, y pronto nos daremos cuenta que como juego para un solo jugador Harmony of Despair no cumple como se esperaba, pero tampoco como experiencia multijugador. Y aquí no queremos decir que estamos ante un mal videojuego, porque no es así. Tanto la base jugable como el concepto de juego resultan interesantes y bien llevados a la práctica, pero durante las partidas siempre tendremos la sensación de que algo no está bien, de que falta ese algo que ha hecho tan especial a esta saga.
Mejor en compañía
Una de las primeras cosas que dejará claras Harmony of Despair es que es un título que se disfruta de verdad junto a otros usuarios y no en solitario; opción presente pero poco recomendable. Principalmente, porque la dificultad del título puede tornarse hasta enfermiza si jugamos en solitario, amén de quedarnos sin la opción de hacernos con determinados objetos o acceder a zonas ocultas dada la necesidad de contar con otros usuarios. Por eso, antes de empezar una partida conviene contar con un buen grupo de amigos dispuestos a pasarlo bien, ya que la comunicación y la cooperación serán esenciales para superar cada nivel.
El juego, se divide en seis escenarios de grandes dimensiones en los que deberemos avanzar hasta llegar al jefe de final de fase de turno. En estos niveles, ambientados con el ya característico estilo Castlevania, nos encontraremos con los enemigos clásicos de la saga y los habituales rompecabezas, por lo que nadie debe esperar novedades al respecto. Antes de adentrarnos en estos, sin embargo, sí deberemos seleccionar al cazavampiros que nos representará en el juego, contando cada uno de los seis disponibles (Soma Cruz, Jonathan Morris, Alucard, Jonathan Morris, Shanoa y Charlotte Aulin) con habilidades propias.
Durante las partidas, en vez de subir de nivel conforme eliminemos a los enemigos, nos haremos con una serie de objetos y equipamiento con el que mejoraremos los atributos de nuestro avatar, apostando así por un interesante componente rolero. Lo que no nos convence es lo parco en detalles que resulta el juego a la hora de explicar en qué se diferencia cada combatiente, por poner sólo un ejemplo. No habría estado de más dar más detalles para que el jugador sepa exactamente a lo que se enfrenta.
Independientemente de este detalle, Castlevania: Harmony of Despair resulta fácil de jugar, puesto que se basa en la fórmula de juego que ha hecho tan grande a esta saga a lo largo de su historia. La diferencia radica en que ahora, casi de forma imprescindible, debemos contar con otros usuarios para superar cada escenario, ya que de otro modo, la aventura puede tornarse en un auténtico desafío.
En este sentido, Konami nos permite reiniciar los niveles una vez muertos con todo el equipamiento conseguido hasta ese momento, lo que ayuda bastante. Si la partida se desarrolla junto a otros usuarios los enemigos golpearán con más fuerza y serán más resistentes, siendo éste el único cambio a nivel jugable con el que nos toparemos dependiendo del número de usuarios. Aquí, hay que destacar que en caso de morir nos convertiremos en un esqueleto mientras esperamos a que otro usuario nos devuelva a la vida.
Otro detalle a tener en cuenta lo encontramos en el tiempo límite con el que nos toparemos a la hora de superar cada escenario. Treinta minutos marcarán la línea entre el éxito o el fracaso, lo que implica que deberemos conocernos al dedillo cada escenario para intentar alcanzar al jefazo final antes de que el marcador llegue a cero. Obviamente, en este momento estaréis pensando que treinta minutos por seis escenarios nos deja con muy pocas horas de juego real, pero debéis tener en cuenta que difícilmente superaréis todos estos escenarios a la primera, aparte de que siempre quedará el hecho de volver a jugar los niveles superados para encontrar objetos ocultos o simplemente desbloquear los logros.
En cuanto al apartado técnico, el juego se muestra de forma correcta aunque también en este punto, lejos de lo esperado. Los escenarios son grandes, variados, y repletos de los elementos propios de la estética Castlevania. Sin embargo, echamos de menos una mayor definición en todos los elementos, ya que consideramos que en este punto el juego está muy atrás de otros títulos bidimensionales.
Sí nos parece acertada la forma de representar toda la acción, ya que contamos con una cámara general que mostrará todo el escenario, otra con un nivel intermedio que nos permitirá tener una visión de nuestro héroe y sus acompañantes, y otra más cercana muy similar a la de los Castlevania tradicionales –el problema es que todo se ve muy pixelado con ésta-. La música, como es habitual, sigue en la línea de la serie, mostrando piezas electrónicas que acompañan a la perfección al juego.
Castlevania: Harmony of Despair se centra por completo en el juego multijugador, algo que deja claro desde el principio al no presentar ni tan siquiera una historia que atrape a los usuarios. Por eso, todo aquel que decida pagar los 1200 puntos Microsoft que cuesta, deberá tener muy en cuenta este detalle. Jugablemente estamos ante un buen título, adictivo y desafiante –a veces demasiado-, pero se disfruta en su vertiente cooperativa, y aún en este caso, siempre nos quedará esa sensación de que le falta algo. Buen intento por parte de Konami, pero aún tienen que pulirlo mucho más.
