Si lo tuyo es viajar, ahora puedes intentar dar a vuelta al mundo en 80 días en esta aventura basada en una adaptación libre de la gran novela de Julio Verne, aunque similitudes hay más bien pocas.
Me las prometía muy felices ante la perspectiva de disfrutar de una aventura gráfica en tercera persona basada en una de las universales obras del escritor y visionario Julio Verne, tal y como es este 80 días. No tardó en desaparecer esa ilusión inicial al poco de ponerme delante del teclado y dirigir los pasos de este tal Oliver, protagonista de la aventura y cuyo nivel de carisma, por otro lado, deja bastante que desear. No saldría muy bien parado si lo comparamos con el que debería ser el verdadero prota de esta historia, Phileas Fogg, ni tan siquiera se acerca a nuestro particular Phileas conocido por estos lares como Willy Fog, ya sabéis, ese aventurero, gran señor, jugador y por supuesto casi siempre ganador, (lo siento, no he podido evitar el guiño ;-) ) pero en fin, tendremos que conformarnos con este pseudo Indiana Jones de pacotilla.
¿Qué es esto?
Antes de nada, quería hacer referencia al título del juego (80 días) una vez más, y ya son muchas…demasiadas. Nos convertimos en víctimas de una estratagema de marketing utilizando en este caso como reclamo, parte del título de lo que en su día escribiese Verne, a mi juicio con la clara intención de acrecentar nuestro interés o como mínimo apelar a nuestra naturaleza curiosa, dando así alguna oportunidad a este juego que por si mismo poco aporta. Desde luego conmigo les ha funcionado, llamadme ingenuo si queréis, que no os quitaré la razón…. la verdad es que no escarmiento.
Y… ¿Qué es lo que tengo entre manos?, ¿una aventura gráfica?, ¿un juego de acción plataformera del tipo Tomb Raider que tan buenos ratos nos ha hecho pasar?, o más bien ¿uno de sigilo que sigue los parámetros del excelente Metal Gear?... y es que, de todos tiene y de todos carece (y disculpad que mente semejantes monstruos del software lúdico en este análisis) esto se me antoja como una especie de Frankestein genérico y que como a aquel, le falla su parte fundamental… el cerebro.
Historia y argumento
La historia se desarrolla 27 años después de que el bueno de Fogg alcanzara la inmortalidad realizando para la época aquel mítico viaje en tiempo récord. Ahora casi tres décadas después, es decir, en el 1900 año arriba año abajo, intentaremos seguir sus mismos pasos también con una apuesta de por medio, en este caso es nuestro tío el que nos impulsa a realizar semejante odisea confiando en nuestras dotes de joven aventurero, ya que, es su dinero el que está en juego. Nuestro anciano y excéntrico tío, nos proporcionará los recursos necesarios para tal fin (dinero, itinerarios, pistas e información) con la salvedad de que en esta ocasión también deberemos encontrar cuatro artilugios diseminados en cuatro ciudades distintas, El Cairo, Bombay, Yokohama y San Francisco, y es precisamente en estas ciudades donde se desarrolla la aventura.
El argumento es simplemente correcto, intenta aportar un tono general de humor, con diálogos que pretenden ser ingeniosos, pero que están cargados de los típicos clichés ya conocidos por todos, que nos dejarán un tanto indiferente ante su falta de originalidad. Cumplen, pero no aportan nada fuera de lo común, además, en ocasiones nos encontramos con comentarios poco acertados de los personajes, haciendo referencia a nombres propios del futuro totalmente fuera de lugar que tiran por tierra la época en la que nos desenvolvemos. Son tan evidentes que ni siquiera los podemos considerar como gazapos, simplemente nos dan a entender la poca seriedad o valoración que los creadores han dado a este aspecto.
Mecanismos de la aventura
Las herramientas de la interfaz se despliegan de forma clara y sencilla en la pantalla, disponemos de un mini-mapa, donde nos indicarán mediante colores los lugares donde acudir dependiendo de la misión que en ese momento tengamos que realizar (muy en la línea GTA). Una barra de energía, en este caso diríamos de fatiga, que irá disminuyendo paulatina y exclusivamente por el transcurso del tiempo, es decir, no existe ningún tipo de daño físico que pueda sufrir nuestro personaje.
Podremos adquirir comida de forma limitada en los puestos diseminados por las ciudades, lo que hará que la barra de energía se incremente un poco, pero una vez ésta llegue a cero deberemos descansar, con el consiguiente transcurso del tiempo (12 horas). Seremos testigos del paso de las horas y los días mediante un reloj, el cual también, nos indica de forma comparativa y como referencia, nuestro tiempo con el que realizara en su momento Phileas Fogg. En definitiva, la aventura se convierte en una lucha continua contra el tiempo, si perdemos unos cuantos días esta se dará por concluida, aludiendo a la imposibilidad física de conseguir ganar ya la apuesta.
Otro aspecto fundamental del juego es el dinero que disponemos para comida, alquiler de transporte e incluso para sobornar a la policía, nuestro tío, nos irá enviando giros a medida que vamos avanzando y que recogeremos en cada hotel de la ciudad, aunque también podremos encontrarnos con dinero ¡tirado en el suelo! sin dueño aparente, algo que resulta decepcionante, por lo absurdo que resulta.
Los movimientos de nuestro personaje que quedarían un tanto fuera de lugar en una aventura gráfica, resultan escasos y toscos para un juego de acción, pudiendo agacharnos para desplazarnos sigilosamente, movernos con los típicos pasitos laterales y saltar. Los momentos en los que debemos utilizar el sigilo, están muy poco trabajados, desconocemos el alcance de visión de quien debemos ocultarnos, y no está nada claro si pueden vernos o no, siendo mi conclusión que este estilo se ha introducido de una manera forzada y con muy poco acierto. Tampoco se han esmerado lo mas mínimo cuando afrontamos la acción más pura del tipo plataformas, pues encaramarnos a ciertos muros o acceder a lugares mediante el salto, es algo que debemos descubrir mediante prueba y error…olvidaos de la lógica o la intuición.
En términos generales todo el juego se desarrolla de una forma lineal, uno debe dirigirse a donde le manden sin perder tiempo y debe realizar los diferentes objetivos de un modo único sin salirse del patrón establecido, convirtiendo la jugabilidad en un autentico suplicio.
Gráficos, ambientación y sonido
Sin duda el aspecto gráfico es lo mas destacable del juego, los gráficos son grandotes y coloristas con una definición bastante lograda, y la verdad es que entran muy bien por los ojos, aunque pecan de repetitivos y en general carecen de detalles. La ambientación en las ciudades es realmente pobre, la población de habitantes además de escasa permanece en su mayoría en una continua quietud o se mueven atrapados en unos escasos metros cuadrados. Da la sensación de que no tienen nada mejor que hacer por el resto de sus vidas mientras sueltan sus monofrases como loritos amaestrados, dirigirse a ellos es una auténtica pérdida de tiempo.
El alquiler de algún medio de transporte es poco práctico, sirva como ejemplo la alfombra voladora, con la que no conseguirás levantarte más de un palmo del suelo, frustrándote totalmente al ver que con ella no somos capaces de rebasar ni un mísero escalón.
El sonido y los temas musicales siguen la misma línea de mediocridad. Cuando se hace de noche oiremos grillos, cuando se hace de día una especie de bullicio urbano, y poco más ¿me estaré volviendo loco? Oigo voces y no veo a nadie ;). Y que decir de la banda sonora, sigue un tono semi-discotequero poco inspirado ¿¡Pero Señores, no se supone estamos aún en el siglo XIX!? Los temas aparecen y desaparecen cuando les viene en gana desvinculándose totalmente de la acción, hay uno que me hace mucha gracia porque suena sospechosamente igual al “Walk like an Egyptian" de las Bangles.
Un producto que intenta abarcar muchos géneros pero que hace aguas por todos lados. No despertará el interés de nadie que tenga un mínimo de exigencia en esto de los videojuegos, quizá por sus coloristas gráficos y falta de profundidad un público más infantil pueda darle un poco más de vida útil… Lo siento Julio, esta vez no se te ha hecho justicia.
