Tras el respetable éxito comercial de la primera entrega de Alan Wake el escritor de Remedy regresa, aunque con una cara bien distinta. En lugar de responder a las incógnitas que quedaron en el aire con el original, sus responsables optan por crear una suerte de spin-off de acción de más que notable calidad.
Los creadores de Max Payne no abandonan su más reciente IP, y recuperan al escritor más siniestro de la historia de los videojuegos para sumergirlo en su nueva y algo menos terrorífica aventura. Ya el primer Alan Wake no era el juego más pavoroso del mundo con su énfasis por la acción y con algunas decisiones como el avisar de cuando aparecían los enemigos con sonidos para eliminar incluso los sustos... En esta ocasión, sin embargo, Remedy apuesta todavía en mayor medida por el componente shooter y cuaja una experiencia de juego muy diferente.
Pesadilla Made In USA
Tras el denso y profundo guión de Alan Wake, ha debido ser una auténtica liberación para los chicos de Remedy el trabajar en un proyecto mucho más ligero y plano, aunque relacionado con el mismo universo. El escritor regresa en esta ocasión con el telón de fondo de Xbox Live Arcade en un formato descargable que ahonda en la rica imaginería visual de la saga convirtiéndonos en protagonistas de uno de los episodios de Night Springs: la serie a la que, recordemos, se hacían constantes referencias y guiños desde su predecesor.
Estaremos, literalmente, atrapados en uno de los capítulos de esta producción de serie B que parece querer homenajear a la mítica "Dimensión Desconocida" de los sesenta, y que opta en esta ocasión por una agradecida ambientación en la desértica Arizona que le otorga un oportuno soplo de aire fresco a los monocromáticos bosques del juego original. El villano será el temible Sr. Chirridos que, con nuestro rostro, se dedicará a hacernos la vida imposible y a atemorizar a los escasos personajes plenamente humanos que conoceremos por el camino.
Será con éstos, y con nuestra némesis, con los únicos con quienes tendremos algo de trato más allá del intercambio de pólvora con los poseídos por la oscuridad. Serán las clásicas mujeres en peligro quienes nos propondrán las misiones a llevar a cabo, casi siempre relacionadas con una serie de insospechadas labores de mantenimiento que tendremos que realizar para poder ayudarles y poder seguir avanzando en nuestra aventura. Los elementos característicos del juego original están presentes (la oscuridad, las linternas, bengalas...), no obstante se ha reducido hasta la mínima expresión la exploración, así como la sensación angustiosamente claustrofóbica de los bosques y la fuerza de un guión que aquí es prácticamente inexistente.
Con esos cambios, ¿qué nos queda con American Nightmare? Una experiencia de acción por acción francamente buena, lamentablemente no culminada con un buen guión, pero que en su faceta de disparos y de hacernos movernos de un lado para otro de unos escenarios enormes pero muy guiados sí nos regala entre cuatro y cinco horas de un entretenimiento más que bueno.
Luminoso Aliado
Como en el primer Alan Wake, en los tiroteos deberemos valernos de la luz para bajar las defensas de unos enemigos de aspecto humano pero que están poseídos por una siniestra oscuridad a la que sólo venceremos con linternas, bengalas, granadas luminosas, faros... El juego vuelve a hacer un buen trabajo en este sentido, obligándonos a plantearnos qué hacer en cada momento y a escoger en qué momento usar nuestros limitados recursos en lo que es la faceta más táctica de este shooter en tercera persona. Además vuelve a insistirse en convertir los objetos inertes en temibles rivales cuando coches o carteles publicitarios son poseídos por la oscuridad, y ésta nos los arroja con furia para tratar de acabar con nosotros.
Hay, además, algunos enemigos a los que no recordábamos del juego original y que debutan en este spin-off. Hay algunos terroríficos gigantones que nos pondrán las cosas muy difíciles con sus brutales armas cuerpo a cuerpo y su enorme resistencia, y otros que nos arrojarán granadas, así como arañas... No obstante entre los más imaginativos nos han llamado la atención los matones que dividen sus cuerpos cuando incide sobre ellos la luz haciéndolos más numerosos pero también más fácilmente eliminables.
El juego utiliza, así mismo, las mismas técnicas de su predecesor para fomentar la exploración, aunque aquí lo hace con mucho menor éxito. Nuevamente podemos recoger las hojas manuscritas de un misterioso texto no sólo para conocer más sobre él, sino también para poder abrir con ellas una serie de cajas que encontraremos por el camino y que contendrán armas. La selección del arsenal es bastante tradicional y bebe directamente del primer Alan Wake, aunque también hay algunas novedades como el rifle de asalto o la demoledora pistola de clavos.
Aparte de la campaña individual, el juego incluye un modo denominado Arcade que todavía es más frenético y cargado de acción que ésta. Aquí deberemos acabar con oleadas y oleadas de enemigos en un plazo de tiempo limitado (10 minutos) mientras tratamos de obtener los máximos combos de muertes y, al mismo tiempo, sobrevivimos como buenamente podemos a unos rivales poseídos por la oscuridad que van poco a poco aumentando su número y su nivel de amenaza.
Alan Wake se pasa al bando de la acción pura y dura con American Nightmare, su nuevo producto. Un juego que renuncia a los elementos que rodeaban al original (exploración, historia, claustrofobia...) y que apuesta decididamente por la vertiente shooter. 1.200 Microsoft Points a cambio de un juego no demasiado largo, pero con un modo de supervivencia muy interesante y un cierto factor rejugable.
