Convertirse en un gran monstruo y arrasar con todo lo que se cruce en nuestro camino es una experiencia realmente divertida que se explota a la perfección en este buen juego de PSN que, por desgracia, cae en los mismos defecto de siempre en este subgénero: ser muy repetitivo.
Cuando te ponen a los mandos de una inmensa y terrorífica criatura lo único que se te ocurre pensar es “Moooola”. Y sí, verdaderamente es divertido convertirse en un ser de enormes proporciones con el que empezar a arrasar ciudades con una facilidad pasmosa; que es básicamente lo que ofrece Eat Them!. Un videojuego de acción frenética para PlayStation Network que recuerda enormemente al clásico Rampage en lo que se refiere a la libertad para arrasar con todo, pero que sin embargo añade también elementos jugables de lo más interesantes como la posibilidad de dar vida propia a criaturas surgidas de nuestro ingenio.
Comer, comer y comer
Eres un monstruo, tienes hambre, y eres un creador con ínfulas de grandeza y un sentido odio hacia la humanidad. ¿Cuál crees que va a ser tu misión en el juego? Sí, has acertado. Destruir edificios concretos, sobrevivir durante un tiempo determinado, o arrasar directamente con todo lo que se cruce en tu camino serán solo algunas de las distintas pruebas que se te plantearán, si bien es cierto al final, todo se reduce a lo mismo: atacar, atacar y atacar. Precisamente por ello, Eat Them! cae en los mismos errores que la mayoría de exponentes del género, es decir, llega a tornarse algo repetitivo tras superar varias de las misiones del modo historia.
Y es que aunque se ha tratado de dotar de variedad al desarrollo de la acción con pruebas tan interesantes como por ejemplo escoltar a los secuaces del villano en su huida de prisión o mientras saquean bancos, el resultado no llega a ser del todo sobresaliente porque estas muestran un resultado muy irregular. Algunas, como destrucción máxima, son tremendamente divertidas, mientras que otras como las carreras, que a nivel conceptual son originales, pecan de ser muy frustrantes en aspectos como situar de forma caótica o poco visible los puntos de control, lo que lógicamente nos mareará en más de una ocasión dejándonos por momentos vendidos tratando de localizar el lugar al que hay que ir.
Hay que destacar también que nuestra criatura necesitará alimentarse constantemente para sobrevivir a cada misión, principalmente porque los militares y policías nos atacarán, pero también porque el simple hecho de caminar, saltar o golpear, hará que la energía vital del monstruo se consuma, así que tendremos que recargar energías comiendo personas o animales. Una idea muy divertida pero que en la práctica, no está del todo bien ejecutada. Por un lado, cuando estamos en misiones en las que debemos correr o esquivar a demasiados enemigos, el tener que pararse a recoger humanos puede llegar a ser frustrante, sobre todo porque es una acción algo lenta que implica exponernos al fuego enemigo.
Pero más grave resulta el hecho de contar con un sistema de control muy impreciso que hará que, en vez de coger a un grupo de personas que teníamos delante, coja un árbol, un coche o escombros de alguna estructura derribada. Por tanto, tiempo perdido y posiblemente, también puede implicar la muerte de nuestra criatura –que será reemplazada por otra con una ligera penalización en la puntuación final-, básicamente porque el nivel de dificultad puede ser a veces muy injusto –demasiados enemigos atacando a la vez-.
El monstruo de tus sueños
Como genios del mal, tenemos la oportunidad de dar forma a los monstruos del juego editando factores como su cabeza, piernas, torso, espalda y ambos brazos que controlaremos con los gatillos del mando. Lo destacable es que cada “pieza” que incluyamos en el molde del monstruo no se quedará en lo meramente estético, sino que tendrá repercusiones en sus habilidades. De este modo, podemos hacer que nuestra criatura sea muy veloz y terrorífica para los ciudadanos, que saldrán huyendo despavoridos, y luego crear también un monstruo menos terrorífico pero con una fuerza destructora impresionante. En este sentido, nos encanta la inclusión de armas como rayos láser, lanza cohetes o martillos gigantes, con los que podemos derribar edificios con suma facilidad.
Sin duda, este editor ofrece un buen nivel de libertad, premiándose además a los usuarios que más ganas pongan a la hora de superar los niveles, con la mejor puntuación posible (si las completamos en bronce no obtenemos recompensa) y con nuevas piezas para el laboratorio. También, la gran paleta de colores que se nos ofrece nos permite perfeccionar la obra y darle nuestro toque personal, lo que se agradece cuando se comparte la experiencia de juego con otros usuarios a través de la modalidad multijugador, que permite hasta cuatro jugadores en una misma consola. Una experiencia muy destructiva, aunque no habría estado de más dar opción también al soporte en línea.
Muy divertido pero bastante repetitivo a la larga. Eat Them! cuenta con valores muy destacables como su completo editor de monstruos tanto estético como jugable, una estética de cómic que le queda genial, y sobre todo el espectacular y divertido nivel de destrucción que nos propone. Un control impreciso en algunos aspectos, y el hecho de ser siempre lo mismo le restan un gran atractivo, pero no deja de ser uno de esos títulos que divierten enormemente jugándolos de forma esporádica.
