Arradum / 6 de marzo de 2021 Jugabilidad: Gráficos: Sonido: Innovación:

9 Magnífico

Nunca un mundo tan pequeño se sintió tan grande
Ghost of a tale es un videojuego que fue realizado con relativamente poca financiación. Sumado a que está creado casi en su totalidad por Seith, quien ha participado en varias películas de animación de Dreamworks, este videojuego supone un gran ejemplo de aprovechamiento de recursos.

El protagonista es Tilo, un pequeño y encantador ratoncito juglar que, tras su injusto encarcelamiento, deberá escapar de una prisión vigilada por ratas y encontrar a su esposa, Merra. Parte de una premisa simple, pero el tema escala con fuerza, pues una de las grandes hazañas de Ghost of a tale es la construcción de su mundo. Un mundo que, aunque no recorreremos en gran medida (es un mundo abierto, sí, pero contiene unas pocas zonas de la prisión y sus alrededores), lo sentiremos muy vivo y al completo por todo tipo de vías. 

Una de las muchas maneras que tiene esta obra de hacernos vivir su mundo son los diálogos con los entrañables personajes secundarios (a algunos podremos elegir recitarles alguno de nuestros cantares sobre ciertos lugares o sucesos históricos... sobre otros, en cambio, Tilo escribirá sus propios cantares). También aporta a su mundo el propio avance de la trama, que ahondará en el pasado del protagonista, de los héroes que lucharon en la ya lejana gran guerra de la llama verde y de la prisión Duinlan Heights... y es que los escenarios en los que se desarrolla la obra no son para menos: se nota un tremendo mimo por recrear absolutamente todo, siempre con un tono fantástico, lleno de castillos, de naturaleza, de unas luces muy cuidadas pero también de sombras, de lindos ratones y en la mayoría de casos feas ratas. Una maravilla de diseños, modelados e iluminación. Mención especial también a la banda sonora, con temas que recuerdan al de películas clásicas de fantasía (algunos de ellos son bastante memorables, como el tema de Duinlan, o Derreina en español).

Dejando el tema de su maravilloso mundo aparte, queda ponernos un poco más técnicos porque... ¿cómo se juega? En esencia éste es un videojuego de exploración y sigilo, con cierto elementos de rol (gestión de equipo e inventario, misiones primarias y secundarias bastante ocurrentes, opciones de diálogo... incluso hay niveles y habilidades, aunque son un tema más secundario) en el cual no hay muchas mecánicas, pero las que hay se sienten realmente bien (saltar, correr, moverse sigiloso, lanzar objetos, accionar/robar/hablar... nada de matar salvo casos muy concretos de ciertas bestias, con objetos arrojadizos). A destacar el movimiento de Tilo, que se siente muy placentero recorriendo todo tipo de lugares gracias a su fluidez, el sonido que hace y lo milimétricamente animado que está.

Pero no todos son puntos positivos, y concretamente tiene dos puntos que, sin ser especialmente graves, personalmente me chirriaron. En primer lugar, no hay cinemáticas ni, por lo general, animaciones para momentos concretos, suelen ser llevadas mediante texto (cuando es que te pasan una llave durante un diálogo pasa desapercibido, claro, pero llega a haber momentos en los que entran personajes en escena y realizan acciones, y no llegas a verles, solo está descrito en el propio diálogo). Es algo que canta un poco, pero es comprensible, dado el trabajo que habría detrás y el que ya hay visualmente con la mayoría de elementos. Por otro lado, es muy fácil perderse y no saber por donde seguir en una misión, pues normalmente no hay indicadores en los mapas, y las zonas pueden llegar a tener muchos pasillos o vegetación. Esto tiene su contraparte positiva: es bastante verosímil. Se le puede pagar al herrero por información o mapas, en ocasiones habrá que darle al coco con pequeños puzzles, investigar documentos o antiguas canciones para entender ciertas cosas (aunque está bien, normalmente no supone mucho texto).

En conclusión, si buscas aventuras algo distintas de fantasía, con personalidad, mundos especialmente interesantes y algunos personajes entrañables, pero sin ser tan abiertos, largos, ni basarse tanto en niveles y combates... Ghost of a tale puede darte eso y más. Eso sí, siempre hay que jugarlo teniendo en cuenta ciertas limitaciones técnicas frente a otros juegos de mayor presupuesto, no deja de ser un indie (que aunque abarca mucho y aprieta bastante, sigue teniendo sus pequeños puntos flacos).

ALueh / 28 de marzo de 2018 Jugabilidad: Gráficos: Sonido: Innovación:

8 Muy Bueno

Ghost of a tale: un grande entre los pequeños
Siendo resultado de cinco años de trabajo de la mano de un equipo inexperto en el tema, Ghost of a tale es un juego digno de apreciar.
Tilo no es un héroe de capa y espada, no tiene superpoderes ni pretende tenerlos. Nuestro protagonista, solo es un ratón que se gana la vida cantando con su laúd junto a su esposa, quién desaparece tras ser llamada por el barón de la ciudad. Tierra en la que tiempo antes, una “llama verde” trajo consigo una catástrofe para sus habitantes. 

Bajo estos pilares se construye esta aventura cuya interfaz es una mezcla armoniosa entre juegos de aventura gráfica y RPG. Ya que conforme avanza la historia, nuestro protagonista subirá de niveles, así como adquiriendo (a fuerza de mucha búsqueda e interacciones) ropa, comida y habilidades que le facilitarán el recorrido por los Altos Derruina; mapa que sorprende por su amplitud y se puede recorrer a cualquier hora del día. Y es por que las horas pasan, condicionando la ubicación de ciertos personajes u objetos; así como nuestra propia visión, debido a los muy bien logrados enfoques de luces y sombras.
Si bien la misión principal es encontrar a nuestra amada Merra; el juego propone diferentes misiones secundarias algunas que otras muy similares entre sí, que nos van a pasear por todo el lugar, dividido en varios mapas. Estos no tienen más que los puntos cardinales como señalización, y los ambientes en sí, no son tan variados. Todo este conjunto hace que por momentos, nos tambaleemos entre lo entretenido y lo engorroso.   
Otra debilidad de la entrega son sus bugs: mecanismos que activamos y quedan obsoletos sin poder interactuar,  ratas caminando en un mismo lugar sin moverse, errores al abrir el menú, congelamientos de imagen, sobresaltos de pantalla o sonidos de un ambiente que siguen pese a haber cambiado de paisaje, para acabar cambiando abruptamente (cuando ya de por si la ambientación sonora es regular).

Sin embargo nada quita lo agradable de la historia y lo divertido de la propuesta de la composición de elementos RPG, adaptados a una aventura de acción. 
En varios aspectos como algunas misiones o ciertos ambientes, termina siendo monótono. Pero en otros es versátil: con Tilo podemos ser sigilosos y también corremos presionados por un cronómetro. Tenemos variedad de vestuario, capacidad de recorrido libre por los espacios y gracias al hecho de poder dormir cuando queramos, podemos elegir si aventurarnos bajo el ocaso o a mitad de la noche. Además  el progreso de la aventura da lugar a que podamos especular sobre quién es quién o sobre la historia en sí, la cual se puede exprimir leyendo los libros que encontremos e indagando a los personajes. 
Los años de espera valieron la pena para que Tilo y su mundo ratonil vieran la luz de la mejor manera que un estudio pequeño pudiese hacerlo.