Peddro19 / 3 de agosto de 2019 Jugabilidad: Gráficos: Sonido: Innovación:

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Una reseña más - Pro Evolution Soccer 2019.
De todos los subgéneros de videojuegos existentes, probablemente, el que más me desagrada es el de fútbol y no por la calidad de sus obras en particular; sino por las nefastas políticas que las dos empresas que lo lideran, Konami y Electronic Arts, implementan en sus títulos, perjudicando al usuario y en muchas ocasiones aprovechándose de su ignorancia. Estas medidas deleznables incluyen entregas anuales que son puestas a la venta a precios de novedad cuando, verdaderamente, no son más que la repetición de una misma y saturada fórmula, adición de "loot boxes" en las modalidades principales y demás.
Sin embargo, hace relativamente poco tiempo Pro Evolution Soccer 2019 fue incluido en el maravilloso catálogo de Xbox Game Pass, y hoy me encuentro aquí analizándolo porque esta entrega de la franquicia fue lanzada en el mismo año en el que River Plate ganó el título más importante de su historia, la Copa Libertadores de América 2018 superando en la final a su clásico rival tras haber estado tres veces en desventaja durante la serie, un motivo tan estúpido como satisfactorio cuya mención no podía, ni debía, evadir.
A lo largo del presente análisis daré mi opinión acerca de Pro Evolution Soccer 2019, un videojuego de fútbol, exceptuando todo el contenido multijugador que este contiene y como obra individual.

La jugabilidad de Pro Evolution Soccer 2019, al que de ahora en más llamaré PES 2019, representa una leve mejoría con respecto a la de su antecesor y me resultó verdaderamente divertida, pero no está exenta de tontos problemas que, en mi opinión, no tienen explicación alguna cuando sabemos que Konami viene desarrollando títulos de fútbol desde hace más de una década.
Pero comencemos por las virtudes que el presente aspecto nos enseña: los partidos de PES 2019 tienen un veloz ritmo, no tan rápido como el de PES 2017 ni tampoco tan lento como el de PES 2018, que obtiene buenos resultados y es la base de la jugabilidad.
Este acelerado ritmo provoca que, quizás, los encuentros no se sientan tan realistas pero lo cierto es que poco importa, ya que les agrega dinamismo y le permite al jugador encadenar toques y paredes muy rápidamente, realizando goles y jugadas increíbles; o sea, la esencia de los actuales PES y algo que desde PES 2017 no me resultaba tan divertido.
Por otro lado, pareciese que Konami ha solucionado definitivamente, por lo menos en la obra que hoy nos ocupa, dos de los elementos que más molestaban a los jugadores de la franquicia: la absurda eficacia de los centros y la irregularidad de los arqueros.
En esta ocasión, desbordar con un jugador rápido y lanzar un centro al área no es sinónimo de gol, sino que ahora influirán lógicos factores, como que el usuario apunte mínimamente a dónde quiere enviar el pase y con qué jugador lo está haciendo, así como también la capacidad del receptor para capitalizar el envío; cosa que le sienta muy bien a la jugabilidad de PES 2019, ya que permite un conjunto más equilibrado y otorga mayor importancia no solo al "tiqui-taca", sino a otras mecánicas como el centro raso o el bombeado que terminan siendo útiles en diferentes situaciones. A su vez, los arqueros ahora responden de manera creíble, no cometen groseros errores ni tampoco realizan salvadas por encima de sus posibilidades; un gran progreso para la saga, que hasta hace poco tiempo era todo un dolor de cabeza para la comunidad de PES.
Sin embargo, estas virtudes se ven levemente opacadas por algunas torpezas en el control de los jugadores que de todos modos es bueno, y eso permite que la jugabilidad de PES 2019 sea entretenida. Susodichas torpezas pasan por circunstancias en las que un jugador no va hacia la pelota, siendo que la tiene de frente, porque el cursor se ha quedado en otro, o que a veces los pases no se dirigen exactamente al receptor indicado y al cual nosotros apuntamos con el mando, entre algunas otras menos relevantes. La mayoría, justamente, tienen que ver con un control del cursor que aunque se haya mejorado con respecto a anteriores entregas, podría estar más depurado.
Igualmente, estas deficiencias se manifiestan muy de vez en cuando y si bien pueden derivar en una absurda pérdida de balón en zonas delicadas del campo, la verdad es que no llegan a ensuciar una jugabilidad muy divertida, que da todos los elementos necesarios al usuario para ejercer un fútbol de líricos toques, asociaciones y paredes, y, ya dependiendo de la habilidad de cada uno, eficaz; en partidos muy dinámicos.
Como ya es costumbre en las entregas de Pro Evolution Soccer, antes de comenzar un encuentro podremos elegir las condiciones del campo, como por ejemplo si deseamos el césped corto y húmedo o alto y seco, cosa que afectará a la velocidad de desplazamiento del balón y que utilizaremos en pro de nuestro estilo de juego.
Cambiando de tema, todo lo que se refiere a la parte estratégica del fútbol en PES 2019 arroja buenos resultados, ya que ofrece múltiples opciones para que podamos plasmar el planteamiento que más nos guste en nuestro equipo favorito. Existirá la posibilidad de elegir entre jugar al contragolpe o a los toques, dar instrucciones avanzadas en situaciones de defensa y/o ataque, entre otros numerosos elementos que podremos ajustar para lograr la mejor experiencia, como lo pueden ser el adelantamiento de la defensa o qué tantos apoyos recibirá aquel jugador que porte la pelota, etcétera.
Agraciadamente, todos estos cambios están a disposición del usuario en una interfaz muy cómoda e intuitiva, la de toda vida en la franquicia Pro Evolution Soccer, y tienen un gran peso dentro de los partidos.
Uno de los apartados más importantes de todos los Pro Evolution Soccer, y que han hecho grande a la saga y marcado un antes y un después en los videojuegos de fútbol, son sus modalidades para un jugador: Ser Una Leyenda, donde crearemos a un jugador a nuestra imagen y semejanza que llevaremos hasta lo más alto, Liga Master, en el que gestionaremos las estrategias y fichajes de un equipo en la piel de su director técnico, y los clásicos modos de Liga y Copa, que, lógicamente, entrega tras entrega no poseen innovación alguna.
Con respecto a los dos primeros y más importantes, Ser Una Leyenda y Liga Master, la verdad es que, si bien he oído y leído que no presentan absolutamente ninguna novedad en comparación a PES 2018 y no me sorprende en lo absoluto, son funcionales para entretener, por lo menos, a los usuarios ocasionales de los videojuegos de fútbol que buscan una experiencia lejos del turbulento y hostil terreno del multijugador. Ambas modalidades resultan muy entretenidas y adictivas, cada una con sus mecánicas que enaltecen la sensación de ser un jugador o un director técnico; aunque, en el caso de la Liga Master, me hubiese gustado que se profundice aún más en el aspecto táctico del fútbol, en la práctica de los jugadores y en la relación que el entrenador tiene con ellos desde una perspectiva diferente; no a través de un par de menús.
Lamentablemente, todo lo que PES 2019 hace, y bastante bien, para lograr una experiencia jugable de fútbol divertida a la par de realista se difumina cuando, por ejemplo, queremos elegir un equipo de la Premier League y vemos que la mayoría de ellos, al igual que sus estadios, están sin licenciar.
Claro está que lo más importante de un videojuego es, justamente, su aspecto jugable, pero cuando uno se dispone a disfrutar de un título del deporte rey quiere sumergirse en esa atmósfera de locura y algarabía que se vive en los estadios, quiere disputar diferentes copas con los grandes equipos en sus respectivos campos y con el mayor grado de fidelidad posible en cada pequeño detalle, desde los balones correspondientes a tal o cual torneo hasta sus marcadores. El videojuego de fútbol debe cumplir con esa necesaria inmersión, con esa puesta en escena, y PES 2019, por más de que goza de una buena jugabilidad, no lo hace ni cerca está de ello.
El problema es el de siempre en la famosa franquicia de Konami: licencias. La presente obra cuenta con la Superliga Argentina con sus equipos licenciados al completo pero no sus estadios, exceptuando al Monumental y La Bombonera, y ese rimbombante déficit es extrapolable al resto de ligas. A aquellos equipos que no poseen sus campos licenciados, que en la presente entrega de PES son el 97%, se les adjudican estadios genéricos que son horribles; y la verdad es que jugar contra Unión, por ejemplo, en un estadio enorme e inexistente descontextualiza tremendamente al usuario. A su vez, es propicio destacar la ausencia de la Bundesliga y que, sumando a todos los equipos de la Liga Santander y de la Premier League, no debe haber más de diez clubes con, por lo menos, sus equipaciones y escudos al día... Un auténtico desastre.
La situación continúa agravándose si mencionamos que Konami ha perdido las licencias de la UEFA Champions League y UEFA Europa League, de la Copa Libertadores de América y de la Copa Sudamericana, entre las competencias de mayor renombre que ahora han sido reemplazadas por torneos inventados que las emulan, por supuesto, sin éxito alguno.
Evidentemente, PES 2019 sufre muchísimo su clamoroso déficit de licencias, y por eso falla estrepitosamente en lograr la atmósfera que el usuario desea en un videojuego de fútbol realista. Estos títulos cuentan con la particularidad de que hasta sus detalles más superficiales se vuelven trascendentes para imitar el ambiente de un encuentro con la mayor exactitud posible y PES 2019 no lo consigue, pero si encima le sumamos que el público en los estadios es inexpresivo y que los comentarios de los relatores son pésimos, la verdad es que nos quedamos con un conjunto carente de toda virtud en el segundo apartado más importante de una obra abocada al deporte rey por detrás de la jugabilidad: la inmersión. Claro está que las virtudes de una no logran, ni nunca lo harían, opacar la total ausencia de la otra.
Al fin y al cabo, la jugabilidad de Pro Evolution Soccer 2019, el cuerpo del conjunto, es muy buena; en mi opinión, Konami sigue haciendo los títulos de fútbol más divertidos, por lo menos, en lo que a modalidades para un jugador se refiere por más de que estas prácticamente no innoven en lo absoluto con respecto a anteriores entregas, aunque ese es un mal general de las franquicias con lanzamientos anuales.
Por desgracia, no todo podía ser tan bueno y PES 2019 padece en demasía su falta de licencias; una carencia que despoja al presente título de la inmersión que necesita como exponente del subgénero de fútbol, y que lo deja muy mal parado de cara a la competencia y a los jugadores.

El aspecto técnico de Pro Evolution Soccer 2019 es excelente, y evidencia la buena salud que el motor gráfico implementado por Konami, el Fox Engine, está gozando.
El videojuego ya de por sí se ve muy bien durante los partidos y cuenta con más que decentes y fluidas animaciones, pero vale la pena mencionar, por ejemplo, que la recreación de las caras de los jugadores es abrumadoramente exacta, sin menospreciar ni el más mínimo detalle, y la cantidad de rostros genéricos existentes es muy escasa; la mayoría están, repito, destacablemente trabajados, inclusive en integrantes de equipos de segundo orden. Por más de que estas apreciaciones sean superfluas, la verdad es que le terminan sumando bastante al conjunto.
Por su parte, la banda sonora, como en la mayoría de las obras pertenecientes a nuestra querida industria abocadas al deporte rey, se hace notar en los menús (bastante insulsos, por cierto) y está compuesta por varios temas muy pegadizos.
Con respecto a los efectos de sonido, como el nivel de comentarios de los relatores o los cánticos de la hinchada, la verdad es que arrojan paupérrimos resultados como he mencionado antes. Remitiéndome directamente a los dos anteriores ejemplos, las frases de los relatores siguen sintiéndose muy robóticas, un problema que la franquicia padece desde hace ya tiempo, y la afición en los estadios apenas se inmuta cuando hay un gol; el fervor que se trasmite desde las tribunas es el mismo independientemente de las circunstancias, despojando a los partidos de la emoción que caracteriza a este hermoso deporte.
Cabe destacar que en Xbox One S, PES 2019 se mueve a una estable tasa de 60fps y en alta resolución, sin errores de programación que afecten a la jugabilidad aunque sí algunos visuales, como ya estamos acostumbrados en los videojuegos de fútbol.

A modo de conclusión, Pro Evolution Soccer 2019 es un buen videojuego de fútbol aunque, como todos los de este subgénero, no representa ninguna innovación con respecto a su antecesor; sigue siendo lo mismo que el jugador de la franquicia conoce desde hace años y eso, al fin y al cabo, molesta.
De todos modos, la muy buena jugabilidad que posee, y que nos permite realizar jugadas muy bonitas con naturalidad, hace de la presente una obra divertida y muy disfrutable para aquellos usuarios dedicados a las modalidades de un jugador, cosa que se ve potenciada por los adictivos modos de Ser Una Leyenda y Liga Master.
Lamentablemente, la carencia de licencias perjudica mucho al producto final de PES 2019 que, si tuviese las que tiene FIFA, sería el videojuego de fútbol definitivo como lo es a nivel jugable. Está claro que no estamos hablando de un apartado que incida en el desarrollo de los partidos, pero en un título de estas características la inmersión y la puesta en escena son sumamente importantes y, por desgracia, la obra que hoy nos ocupa no logra añadirle tales factores a un conjunto que, aun así, es muy rendidor.
Por supuesto, no espero absolutamente nada de los próximos Pro Evolution Soccer aunque me encantaría que me sorprendan porque es una saga por la que guardo gran cariño y, al fin y al cabo, PES 2019 logró extender ese sentimiento.