Wolfenstein: Youngblood
Wolfenstein: Youngblood
Fecha de lanzamiento: 26 de julio de 2019
 · Plataforma
PCPS4XOneSwitch
Análisis de los lectores (Wolfenstein Youngblood)
5,5

Wolfenstein: Youngblood

“Mediocre”
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Plastikkman / 22 de enero de 2021
Jugabilidad:
Gráficos:
Sonido:
Innovación:
1
Insignificante

Los bugs destruyen tu partida

Se buguea la partida en varios sitios cuando sucede eso entras en bucle y tienes que iniciar una partida nueva, y no se ha aportado ninguna solución para estos problemas la unica solución que hay es borrar el juego y no volverle a poner en la vida, una pena porque matar nazis siempre ha sido divertido, jejeje Lo he intentado en múltiples ocasiones y cada vez pasa una cosa rara la última vez que lo intente en la primera pantalla el general wrinkler desaparece y no lo puedes matar para pasar el nivel, también me ha pasado lo de hermano dos que habla otra persona en el primer comentario....
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Leoblood88 / 4 de diciembre de 2020
Jugabilidad:
Gráficos:
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Innovación:
8
Muy Bueno

Error hermano 2

El juego está presentado muchas fallas una de ellas es que al matar al jefe del nivel HERMANO 2 te da un punto de control para salir de la torre, pero después al cargar la partida el bug de ese punto de control sale que aun no lo has matado.. Por ende no puedes utilizar el ascensor y no puedes salir del nivel... No le veo solucion alguna mas que volver a pasar el juego.. Con todo lo que ha costado..AYUDAAAA!!!!
1 VOTO
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Peddro19 / 4 de mayo de 2020
Jugabilidad:
Gráficos:
Sonido:
Innovación:
5
Flojo

Una reseña más - Wolfenstein: Youngblood.

Una de las gratas sorpresas que la actual generación les ha propinado a los jugadores fue, sin dudas, el renacer de Wolfenstein. Bajo el desarrollo de MachineGames, una de las sagas más antiguas y aclamadas por la comunidad, pionera del género de disparos en primera persona, volvió a gozar de altísimos estándares. En 2019, luego de tres excelentes videojuegos, Wolfenstein: Youngblood fue puesto a la venta para ampliar los horizontes de la franquicia, e inclusive elevar el listón que sus predecesores dejaron en las alturas. En el presente análisis daré mi opinión acerca del susodicho, Wolfenstein: Youngblood; ni más ni menos que el sucesor independiente del magnífico Wolfenstein II: The New Colossus. Por supuesto, se trata de un título de acción en primera persona realizado por MachineGames y Arkane Studios. Wolfenstein: Youngblood es el primer videojuego canónico de la saga no protagonizado por "B.J" Blazkowicz, sino por sus hijas: Sophia y Jessica. Por lo menos a primera vista, este quizá sea el cambio más notorio de la obra que hoy nos ocupa en función a sus antecesores. El designio de presentar nuevas figuras, a través del traspaso generacional, es evidente y no una mala idea. La historia transcurre durante los años ochenta, en el marco de una realidad distópica con tintes retrofuturistas dominada, al completo, por el régimen nazi. El jugador encarnará a una de las gemelas Blazkowicz y, acompañado de la otra, se encargarán de combatir a los alemanes tanto para derrocar al malvado gobierno, como para rescatar a su padre, secuestrado bajo las órdenes del cuarto Reich. Lamentablemente, a excepción de ambas protagonistas, que sí gozan de cierto carácter, todo lo relacionado al argumento de Wolfenstein: Youngblood exhibe demasiados errores. Sobre todo porque la historia se desarrolla a través de, como mucho, siete cinemáticas que además de breves no resultan en absoluto interesantes, e inclusive interrumpen el ritmo de la campaña. A su vez, la narrativa se ha construido tan mal, y dispone de tan pocos elementos, que al usuario le será imposible ponerse en la piel de un miembro de la resistencia. Aquella sensación de peligro ante la amenaza de un rival prácticamente insuperable, implícita en los anteriores videojuegos de la saga, en Wolfenstein: Youngblood no existe. Las gemelas tienen a su progenitor cautivo pero actúan como si nada, mientras que en el núcleo de la resistencia el fervor de la batalla no es siquiera palpable. De hecho, daría el efecto de que los insurgentes fueran inmunes al desgaste de la rebelión; la narrativa elude totalmente su presencia. Sin embargo, los citados no son más que síntomas de la pérdida del argumento como un elemento de importancia para el conjunto. Las virtudes de aquella historia que tanto enalteció a sus predecesores, excelentes a la hora de representar la guerra como una catástrofe y poseedores de un muy carismático elenco, son las que Wolfenstein: Youngblood se ha dejado en el camino sin ánimos de reemplazarlas por otros elementos, y sin importarle las peripecias que eso conlleva. Está claro que en materia argumental la obra que hoy nos ocupa significa un amplio retroceso, una dolorosa involución con respecto a Wolfenstein II: The New Colossus. El hecho de haber prescindido por completo de la trama le quitó enteros al conjunto y, además, hizo del presente un videojuego carente de impronta si se lo juzgara bajo los estándares de la propia franquicia. Por último, cabe destacar que Wolfenstein: Youngblood viene traducido y doblado al español, y goza de un buen trabajo de voces. Por supuesto que de contar con una jugabilidad a la altura, muchos de los inconvenientes generados por el argumento quedarían en un segundo plano. Sin embargo, la experiencia de Wolfenstein: Youngblood es en gran parte aborrecible por su aspecto jugable, del cual he logrado rescatar muy pocas virtudes. Igual, me explicaré sin prisas. Si hay algo que distingue con notoriedad al presente título de sus antecesores, es el factor cooperativo en línea de la aventura. Absolutamente todas las mecánicas, todas las misiones, las bases del videojuego en sí, están concebidas para la acción de dos participantes. No me caben dudas de que Wolfenstein: Youngblood será un título muy divertido si se lo disfruta junto a un colega. Sigue tratándose de aniquilar nazis a mansalva, frenéticamente, es cierto. No obstante, de acceder a la campaña en solitario, es decir, la modalidad por antonomasia de la franquicia, la experiencia se transformará en una pérdida de tiempo. Si prescinde del cooperativo en línea, al usuario lo escoltará alguna de las gemelas Blazkowicz, la opuesta a la que haya elegido. De aquí que esté siempre acompañado durante el transcurso de la aventura. Por desgracia, su inteligencia artificial ofrece un rendimiento tan deliberadamente pésimo, que ya de por sí representa uno de los mayores problemas del conjunto. No es solo que le sea imposible aniquilar a más de dos enemigos por contienda, sino que la máquina suele situarse en mitad de la línea de fuego, por lo que recibe demasiados golpes. Además, muchas veces el progreso de la misión quedará obsoleto por sus errores, aquellos denominados "bugs", y la única solución será reiniciar la partida. Cabe destacar que ambas gemelas cuentan con tres vidas compartidas, que se irán perdiendo cuando una caiga en combate y la otra falle en el intento de revivirla. Al momento que las vidas compartidas lleguen a cero, la misión acabará fracasando. Entonces, debido a la ineptitud de la inteligencia artificial para emplear las coberturas y no caer derrotada en el mismo epicentro de la lid, más de una vida compartida se esfumará gratuitamente, ya que el jugador tampoco alcanzará a socorrerla. Sin embargo, las dificultades provocadas por un deleznable sistema cooperativo no se quedan allí. Tan aberrante como la inteligencia artificial es la contextura de las misiones, íntimamente ligada al subsistema de progreso. Wolfenstein: Youngblood ofrece una de las campañas más monótonas y aburridas entre los de su mismo género actuales. Los enemigos que aparecen en las primeras encomiendas son homólogos a los de las últimas, y la estructura de las misiones, tanto principales como secundarias, solo admite dos modelos según cada una. Modelos que, para colmo, nunca reciben una inyección de aire fresco. Por ende, el usuario, durante casi doce horas, estará recorriendo exactamente los mismos escenarios, con la misma distribución de rivales, persiguiendo objetivos distintos en teoría pero idénticos en la práctica. Más temprano que tarde, tamaña repetitividad se vuelve cuanto menos agotadora. Además, debido a la vertiente cooperativa en red de la obra que hoy nos ocupa, las misiones pecan de una desesperante ausencia de puntos de control. Si en cualquier momento de un encargo el jugador abandona la partida o fracasa, tendrá que retomarlo desde cero. Casi no existen puntos de guardado que rescaten su avance, que le ahorren la labor de iterar ese aburrido trayecto. Solo están al final, lo cual se torna, realmente, muy desalentador. Por otro lado, el subsistema de progreso no hace más que deteriorar el transcurso de la experiencia, ya que para resolver algunas misiones será preciso tener mayor nivel que para otras. Esto es insólito porque le entrega a Wolfenstein: Youngblood ciertos matices de rol que no necesita y que tampoco le favorecen. A su vez, dicho subsistema se encuentra muy desbalanceado. Las mejoras del armamento casi no poseen relevancia en la aventura, por ejemplo, y demás impericias. Lo único funcional radica en las habilidades del personaje, pero gran parte de ellas resultan accesorias. Cada uno de los defectos mencionados hasta aquí, provocados por la pésima implementación del cooperativismo local, generan un círculo vicioso. Hacer muchas misiones secundarias con tal de poseer el nivel necesario para realizar una principal es aburrido, se siente como una pérdida de tiempo. Si encima estas carecen de puntos de control, el hecho de que la inteligencia artificial caiga durante los combates con simpleza hace del fracaso una rutina, y con igual simpleza tira por la borda todo el progreso del encargo. Por supuesto, repetir tan soporífero recorrido por cuestiones ajenas a la habilidad propia, suscita en el jugador una mezcla de rabia y frustración. No obstante, Wolfenstein: Youngblood ya de por sí es un execrable título, no solo por la intrusión del multijugador. Los enemigos son esponjas de balas; los jefes finales no tienen siquiera intríngulis; las secciones de sigilo resultan pésimas y las armas tampoco se perciben tan contundentes como deberían, mientras que el diseño de niveles se torna confuso y desinspirado. Lo que acaso podría salvarse es el "gunplay", que hasta cierto punto hace de la obra que hoy nos ocupa una mínimamente entretenida, frenética, pero sus numerosos defectos terminan condenándola con severidad. Por desgracia, ni siquiera en lo circundante al aspecto técnico Wolfenstein: Youngblood se acerca a la calidad de sus antecesores. De igual manera, es propicio aclarar que, pese a su condición de mediocre, se trata de lo mejor que el conjunto tiene para ofrecer. Si hay algo que no puede negársele a la obra que hoy nos ocupa son las virtudes del diseño artístico, el único elemento a través del cual el jugador consigue conectar con el mundo que le rodea. Los escenarios gozan de la ambientación característica de los anteriores títulos de la saga, medio lúgubres y colmados de simbología nazi, pero siempre vistosos. Sin embargo, tal diseño artístico no consigue suplir la insulsez de un disfuncional músculo gráfico. Lo cierto es que Wolfenstein: Youngblood no se ve tan bien, ni siendo optimista, como Wolfenstein II: The New Colossus. Sus texturas no poseen la suficiente potencia, ni cuentan con el adecuado lujo de detalle, para un trabajo de tamaña envergadura. Claro que resulta muy extraño, más teniendo en cuenta que entre ambos títulos hay dos años de diferencia, e inclusive utilizan el mismo motor, denominado id Tech 6. Por otra parte, a un nivel tan irregular como los gráficos se halla todo lo relacionado al sonido. Mientras que los efectos de audio gozan de calidad, la banda sonora brilla por su ausencia. Este último rubro nuevamente deja a Wolfenstein: Youngblood por debajo de su ascendencia, entre cuyos temas había algunos para el recuerdo. Por último, cabe destacar que el presente título, en su versión de Xbox One S, goza de un buen rendimiento. Su tasa de sesenta fotogramas por segundo es sólida, y más allá de los deslices de la inteligencia artificial aliada, no cuenta con marcados errores de programación. Considero que he dejado más que clara mi postura acerca de Wolfenstein: Youngblood. Su inclinación hacia el cooperativo en línea o local, que establece cimientos muy distintos a los de entregas anteriores y, por ende, conlleva cambios estructurales, no le ha favorecido en absoluto. Sin lugar a dudas, la obra que hoy nos ocupa representa un experimento fallido. Múltiples defectos la posicionaron por debajo de sus antecesores, pero también le han imposibilitado valerse por sí misma. O sea, no hacen falta analogías para comprender que Wolfenstein: Youngblood no es, ni remotamente, un buen videojuego. En el futuro, MachineGames deberá sopesar si devolverle a la saga aquellas megalómanas campañas de corte clásico, o seguir apostando por la fórmula multijugador; ya teniendo constancia de los resultados de cada vertiente. En cualquier caso, tan solo anhelo lo mejor para la marca Wolfenstein.
2 VOTOS
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Milanichmathew / 28 de abril de 2020
Jugabilidad:
Gráficos:
Sonido:
Innovación:
8
Muy Bueno

Dignas Herederas.

Merecidas palabras de elogio emiten mis opiniones con respecto a Bethesda Softworks y su grupo para llevar a cabo una aventura en cooperativo (o en solitario) de la mano de las herederas al trono de BJ Blazcowickz y Anya Oliwa. De la mano ya sea de Sof, o Jess quien con las mismas habilidades y con muy poca diferenciación, otorgan personajes carismáticos, rudos y a la vez débiles, pero que se saben poner al tanto de los acontecimientos que ocurren en Paris. A cargo de liderar la revolución francesa contra la opresión nazi en ese país, las hermanas llevaran a cabo tareas para desmantelar nuevamente los planes del régimen, encontrar a su padre, y terminar con la tiranía reinante. Opiniones diversas, puestas en marcha de un plan para desprestigiar a un título que en sus principales líneas se maneja de forma notable. Absurdos dichos de que no constituye un Wolfenstein, que quizás viendo la estructura de juego, las misiones, subidas de nivel para estar a la altura y demás podría considerarse así, pero la base jugable ahí está, la encontramos en esta nueva aventura de las chicas Blazcowickz, con su frenética acción, sus disparos sangrientos y brutales y una historia que si bien he de reconocer que no es de las mejores de la saga, se defiende bastante bien. Apartados gráfico que superan la segunda entrega numerada, que si bien no son punteros en este mundillo, pero se defiende bien, con una tasa de imágenes bastante estable, fluidez, y gran reacción de los mandos. La verticalidad esta manejada muy bien, y el diseño de niveles están más que correctos, resulta algo corto y repetitivo el mapeado, que no se hace más que recorrer una y otra vez los mismos escenarios. En lo sonoro, como siempre nos acostumbró Bethesda, está a gran altura, con melodías duras, acordes a lo que va ocurriendo en pantalla, subtitulado al español con una altura difícil de superar, pero esto que relato obviamente no es nuevo, desde el primero con sus DLC y su segunda entrega siempre sucedió asi. Lo criticable fue, es y será que perdió la esencia Wolfenstein, y esto solo ocurre en el sentido de su historia principal, su jugabilidad, su parte dura de FPS ahí está, es cierto que no está BJ, pero sus hijas con esa carisma lo sustituyen muy bien, otorgando un título redondo, pulido en sus mecánicas, y con una buena historia que constituyen una nueva generación de Wolfenstein, que en mi caso, me dejo bastante satisfecho.
3 VOTOS
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Sack6 / 12 de diciembre de 2019
Jugabilidad:
Gráficos:
Sonido:
Innovación:
5,5
Mediocre

Repetitivo y sin gracia

Sin duda este es el peor Wolfenstein de todos. Si le veo algo positivo a este juego es que se puede jugar a dos jugadores toda la historia. La jugabilidad la veo floja, los enemigos como van por niveles no se mueven cuando les disparas, solo ante un disparo fuerte o explosion. Y las ejecuciones son siempre las mismas. La historia es más bien breve comparado con las entregas anteriores. Practicamente todo son misiones secundarias y los jefes finales son bastante similares. Gráficamente la verdad es que se ve muy bien y a 4K en una Xbox One X. En ese apartado bien todo. Está doblado al español. Blaskovich conserva su voz original. No recomiendo nada este Wolfenstein. Sientes que estás perdiendo el tiempo al jugarlo.
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