Barbapapa / 23 de junio de 2020 Jugabilidad: Gráficos: Sonido: Innovación:

6,5 Discreto

Un gran poder conlleva una gran responsabilidad
Tras jugar Captain Spirit, el capítulo que funciona como carta de presentación de Life is Strange 2, tenía buenas sensaciones -por lo menos en el apartado jugable-, ya que ahí se introdujeron puzles necesarios para completar algunas de las tareas que proponía. Tristemente sólo se trataba de un espejismo.
Lo que si mantiene es una notable mejora gráfica respecto a sus precuelas y una localización impecable a nuestro idioma (únicamente los textos), Mantiene también la calidad de su banda sonora, aunque está vez más rácana en temas.

La historia pinta bien, y nos pone en la piel de una pareja de hermanos que se convierten en fugitivos tras un terrible incidente con la policía mientras recorren el oeste de Estados Unidos de norte a sur... aunque el detonante del viaje ya me sembró dudas desde un primer momento.
Hay que tener en cuenta que todo se desarrolla en los inicios del mandato de Trump y de que los chavales son de raíces hispanas, y pese a algunas pinceladas (de brocha gorda) los desarrolladores no terminan de mojarse en asuntos políticos.

Mi principal decepción con el juego viene por que es muy tramposo con el tema de las decisiones. Me explico, soy de los que en este tipo de aventuras se mete en el personaje todo lo posible; aquí controlamos a Sean y se supone somos los responsables de Daniel, pero no importa lo mucho que tratemos de protegerlo y de no dar la nota para no ser descubiertos, ya que el crío siempre se sale con la suya y la acaba liando, dando al traste con nuestros planes y teniendo que poner pies en polvorosa episodio tras episodio.

Se supone que la resolución y consecuencias de nuestros actos son el eje principal, y realmente no somos más que una marioneta en manos de un programa informático, en este caso del pequeño Dani.
Por cierto, sin comerlo ni beberlo acabé siendo un delincuente merecedor de la silla eléctrica.

Milanichmathew / 3 de mayo de 2020 Jugabilidad: Gráficos: Sonido: Innovación:

8,5 Excelente

The Wolves Brothers.
Acudir a un atractivo como el de los videojuegos para demostrar las vicisitudes humanas fue, es y será una idea fantástica. Emociones miles, enojos, rabias, rencores, desilusiones y un larguísimo etc, se demuestran en la última obra del estudio Dontnod.

Ya se vio lo que era capaz el estudio con Max, Chloe, “Captain Spirit” y esta vez le toca el turno a dos extraordinarios personajes, dos personajes como son los hermanos Díaz, que denotan carisma por todos sus rincones. Esta familia “americana” tocada por las miserias del destino, deberá hacer frente una vez más a los designios fatales del mismo.

Ya es conocido por la gran mayoría de que van estos títulos, pero en el caso de no saberlo, son videojuegos de estilo aventura gráfica y que los mismo son divididos en diversos episodios. Pero el punto aquí es la forma fenomenal que tiene Dontnod a través de estos episodios de mostrar una aventura alucinante, una historia de amor, una historia de heroísmo, una historia de personas simples y comunes que deben enfrentar el mundo.

La sencillez “compleja” de ir desarrollando esta historia se torna fascinante, con sus subes y bajas, con sus momentos frustrantes, con sus paranoias de la vida, con su elegancia típica que tienen al narrar, además de una pulcritud para exhibir los dotes y carisma de una brillante banda sonora, con melodías de ritmo agobiante o excitante o nostálgico según se dé la ocasión, pero quizás el fallo es que utilizan el mismo motor gráfico de siempre, no es notorio la evolución con respecto a rótulos anteriores, pero no llega a la cota alta que ya estos títulos están mereciendo hace bastante tiempo.

Sin embargo, estos pequeños fallos o desfasajes quedan máximamente olvidados por su peculiar estructura de patentizar las emociones y hacer sentir al público en general una emoción sin igual. Quizás con estas palabras puramente de elogio y admiración no deje entrever que el mismo presenta algún que otro fallo puntual, pero obviamente quedan dejados de lados por la cantidad de sensaciones varias que pueden llegar a demostrar.
Ambos “lobos” quedan estampados en una obra de gran calibre, quizás una de las mejores del estudio en cuestión, el tiempo tiene o tendrá la última palabra y según las proporciones de el mismo es cuestión de solo sentarse, relajarse y dejarse llevar por la emoción.