Arradum / 29 de julio de 2019 Jugabilidad: Gráficos: Sonido: Innovación:

9,5 Imprescindible

En busca del descubrimiento: el arqueólogo estelar
Outer wilds es, ante todo, un videojuego de aventura espacial. Hoy en día casi todos los juegos presentan un mundo abierto de una manera u otra, pero pocos evocan lo que ha logrado Mobius digital: el puro deseo de ver que hay ahí fuera, metiéndote de lleno en toda clase de peligros y situaciones épicas.

El protagonista empieza en una hoguera de su pueblo natal situado en Lumbre (el planeta), poco antes de saltar al espacio por primera vez en su vida como parte del proyecto espacial de su especie. La primera tarea es coger los códigos de embarque en el museo... después el jugador es completamente libre: puede seguir en el museo para conocer más sobre el sistema solar que va a visitar, utilizar un simulador de su nave para practicar vuelo, ir a las minas a moverse en gravedad cero... en esencia la aldea es un tutorial intrínseco en el propio mundo de Outer wilds, el cual eres libre de descubrir o no. 
Y es que esta es la filosofía de la obra: el deseo de descubrir. Siempre eres libre de ir a uno y otro planeta, satélite o estación del sistema solar, y una vez allí investigar lo que quieras e ir más allá en los misterios que presentan estos lugares, sus antepasados namai (la raza predecesora de este sistema solar) y la tecnología superavanzada que dejaron. Hasta podrías completar el juego en los primeros minutos (si supieses como, claro).

Ahora bien, hay un último ingrediente que sirve como combustible inicial de nuestra curiosidad. Al rato de salir al espacio, una preciosa y mística canción comenzará a sonar durante alrededor de un minuto y, cuando esta termine, la estrella de este sistema colapsará generando una preciosa y mortal supernova de la que no podremos huir. Morimos. Se nos muestra en unos segundos todo lo que hemos vivido hasta morir. Y despertamos en la hoguera de Lumbre. Esto da paso a la mecánica más importante del juego, la cual está perfectamente implementada técnica (casi todas las localizaciones y "puzles" del juego se verán afectados por ello de maneras muy imaginativas) y narrativamente (sí, hay una razón para que esto suceda, si vas tirando del hilo acabarás encontrándola y quien sabe, quizás salves tu planeta natal): cada vez que muramos tendremos que empezar de cero... un momento, ¿de cero? Pues no, porque en la nave mantendremos un registro perfectamente organizado de manera visual y esquemática de todos los descubrimientos que vayamos realizando hasta la fecha (a modo de memoria del jugador, para facilitarnos un poco la labor). 
En resumen, es un gran ejemplo de narración mediante la interacción, donde nuestras acciones serán las que dicten la historia: el dónde, el quién, el cuándo, el por qué y el cómo haremos casi todo lo que ocurra durante la travesía gracias al conocimiento que hay por todo este sistema solar.

Con este escenario, una meticulosa red de misterios del pasado cuyas respuestas decidirán el destino del protagonista, una gran banda sonora que es utilizada en los momentos más acertados y un apartado visual que saca el máximo partido que puede a su no tan potente tecnología (aviso de que en contadas ocasiones hay ciertas bajadas de frames en consola, pero suelen ser al principio de los ciclos y fuera de momentos críticos) y presupuesto, nos queda un resultado sobresaliente.

En serio, quizás no sea un juego para todo el mundo dado su carácter más "indie" y alternativo, sumado a que en ocasiones es realmente difícil descubrir todo sin utilizar guías... pero si alguna vez has deseado descubrir mundo, si te fascina la idea de ingeniártelas para avanzar un poco más (en lugar de avanzar porque ahora tu personaje es más poderoso o tiene tecnología que le permite llegar algo más lejos...), si te mola la exploración espacial pero no te apetece enfrentarte a un mundo generado proceduralmente... te recomiendo probarlo y descubrir lo mucho que tiene que ofrecer esta gran obra. Puede que te haga vivir un puñado de grandes momentos.