John-Marston-RDR / 11 de abril de 2019 Jugabilidad: Gráficos: Sonido: Innovación:

9 Magnífico

Encanto visual y jugable
(Nota: se evitarán en la medida de lo posible las comparaciones con la versión de Wii, que no he jugado. Aún así la nota de innovación se verá reducida por motivos obvios. En esta página hay una comparación muy gráfica entre las dos versiones: https://www.nintenderos.com/2019/02/comparativa-de-las-funciones-de-mas-kirby-en-el-reino-de-los-hilos-en-3ds-y-wii/).


Es posible que los juegos de Kirby no sean los más sobresalientes del género, y desde luego tampoco son los más exigentes. Pero tienen algo que los hace únicos y diferentes al resto: su atmósfera, su derroche de colores, su simpatía, su amor… en definitiva esa magia tan propia de los juegos de Nintendo, que al final no es sino la conjunción de talento y cuidado en todo lo que se hace hasta el detalle. Y Kirby, esa bola rosa tan simpática, derrocha magia por todos sus poros. O más bien deberíamos decir costuras, porque en este Kirby’s Extra Epic Yarn todo está hecho de hilo.

Pero antes de hablar de su apartado artístico, debemos pararnos en el apartado jugable, aunque en el fondo, como veremos, no pueden tratarse como aspectos aparte. La fórmula jugable de los Kirby, por el simple hecho de que funciona (y muy bien), ha sido siempre bastante conservadora y no ha variado significativamente de unos juegos a otros. Aquí, sin embargo, los creativos de Good Feel han llevado a cabo un cambio sustancial: Kirby no puede absorber ni a sus enemigos ni a nada (¿cómo iba a hacerlo, si es de hilo?), y, además, tampoco puede morir. Nunca veremos la pantalla de “game over”.

¿Fácil? Sin duda. ¿Aburrido? Ni mucho menos. El interés de cada nivel radicará en recoger todas las cuentas posibles, que son la moneda del juego, así como los diversos coleccionables ocultos. La fórmula es sencilla pero aseguro que engancha: al mero placer de recoger las cuentas se suma el peligro de ser dañado o caer al vacío, que te hace perder unas valiosas cuentas difíciles de recuperar y que además reinicia a 0 el contador de “racha”, que computa la cantidad de cuentas recogidas de forma consecutiva. Y para conseguir la medalla de oro en todos los niveles necesitaremos de bastantes cuentas y una racha aceptable.

El arma con la que cuenta Kirby no es su portentosa barriga, sino un látigo con el que descose a sus enemigos e interactúa con el escenario. Existen las tradicionales habilidades, ahora en forma de sombrero, pero son excesivamente desiguales entre sí (la de la espada, la más divertida, la del tornado, la más útil) y tampoco aportan demasiado a la jugabilidad. 

Un elemento jugable que sí es muy importante son las transformaciones. Aparecen en muchos niveles como un tramo especial en el que Kirby se convierte en robot, delfín, tren, nave espacial... (y muchas más, pero lo mejor es que lo descubras tú mismo) para precisamente transformar las mecánicas del juego y hacerlo más rico y divertido. En general todas funcionan muy bien y además se ha puesto un gran mimo en los detalles. Por ejemplo, en una fase manejando a Kirby delfín, llegamos a un lugar secundario, opcional, en el que de pronto se puede jugar con unas pelotas y tirar a canasta. Estos gestos sorprendentes y entretenidos son los que marcan la diferencia.

Lo verdaderamente sobresaliente del título es la manera en que las mecánicas de Kirby se integran perfectamente con el escenario y cómo interactúan entre sí. Con su látigo Kirby no solo descose a sus enemigos, también abre cremalleras para desvelar una parte oculta del entorno, se cuelga de botones, forma ovillos, tira de cuerdas que quiebran o encogen plataformas, despega pegatinas que dejan tras de sí cuentas o coleccionables, enciende antorchas, dispersa pétalos de flores, activa poleas metamorfoseado en peonza, hasta deshace flanes…

Las posibilidades son muchas, el derroche de creatividad es realmente desbordante y hace de cada nivel una experiencia diferente a la anterior. Y es el mundo de telas e hilos el que lo hace posible. Como afirmaba el productor en un Iwata Asks, “la idea básica del juego consistía en proporcionar a los jugadores algo divertido a través de distintas formas de expresión y mecanismos derivados de esas formas de expresión”.

Estas formas de expresión son una auteńtica delicia visual, un placer para los sentidos. El reino de los hilos entra por los ojos, con su riqueza cromática, la variedad de entornos que presenta y el encanto de sus personajes y elementos de costura. Una estética, en definitiva, que encaja a la perfección con el mundo de Kirby, pero a la que cabe poner un “pero”. El juego presenta una resolución más baja que el juego de Wii, algo comprensible dadas las limitaciones técnicas de la 3DS. Lo que no se entiende es que no cuente con efecto 3D, que sin duda le habría sentado de maravilla y habría compensado el déficit de la resolución. No es un inconveniente decisivo y al poco de la partida se olvidará, pero está ahí. Por lo demás, en momentos muy concretos se puede producir una pequeña caída de frames, aunque es algo extremadamente puntual; en líneas generales el juego funciona muy bien.

Decíamos que el reino de los hilos entra por los ojos, pero también por los oídos. Los efectos acústicos son muy suaves y agradables, y la banda sonora capta el espíritu del reino a las mil maravillas. El repertorio es amplio, con un claro protagonismo de un piano que nos transmite unas sensaciones muy gratas, entrañables, tiernas. Un piano que invita a la relajación y a pensar que todo irá bien, y cuyas melodías se te quedarán clavadas en la cabeza durante varios días.

En suma, Más Kirby en el Reino de los Hilos es un juego encantador, bello y divertido, sin más pretensión que la de hacernos sentir bien y que pasemos un buen rato. Lo que se debe entender es que el hecho de que sea fácil no es un hándicap, sino que es precisamente lo adecuado y lo que corresponde a este universo de blandura y cargado de sensaciones. Algo que queda patente en las pocas fases que presentan algo de dificultad, pues se sienten incómodas, casi fuera de lugar; o también cuando nos “enfrentamos” a los pacíficos Waddle Dees: acabar con ellos es casi traumático. Al final, terminar la historia nos llevará algo menos de 10 horas, pero eso será solo el principio.

Los juegos de Kirby siempre son ricos en contenido post-game, y este no es una excepción. En primer lugar se nos propone recoger los coleccionables ocultos de cada nivel. Con ellos podremos decorar la casa de Kirby, una bonita funcionalidad que bien es verdad que podría haberse explotado un poco más.

El plato fuerte en cualquier caso es el modo diabólico, en donde habrá no solo que superar los niveles sin ser dañado, sino que además aparecerán unos pequeños diablillos que hostigan y buscan dañar al pobre Kirby por todos los medios (aunque quizá lo que más moleste de ellos es que durante su presencia dejamos de escuchar las fantásticas melodías del nivel). Es interesante cómo con en este modo se cubren todos los espectros jugables: si el “modo plácido” no te interesa, aquí las cosas se ponen difíciles: el reino de los hilos deja de ser ese lugar pacífico y confortable, y salir indemne de algunos niveles puede suponernos algún que otro quebradero de cabeza. En este modo es donde las habilidades encuentran su razón de ser y despliegan todo su potencial, ya que nos vendrán muy bien para acabar con los enemigos y los impetuosos diablillos.

Por otro lado tenemos los minijuegos. El primer bloque lo forman numerosas pruebas situadas en niveles ya superados, y en donde se nos proponen competencias de velocidad, recogida de cuentas, eliminación de enemigos, etc. 

El segundo bloque de minijuegos es de mayor empaque y nos coloca a los mandos de Dedede y Meta Knight en unos niveles de gran frenetismo e intensidad. Las pruebas del rey gordinflón recuerdan justamente a las del minijuego de Dedede de Triple Deluxe, en donde el timing lo es todo. Y en las del caballero oscuro tendremos que abrirnos paso pegando espadazos a diestro y siniestro. Son minijuegos fantásticos, pero desgraciadamente se acaban antes de los que nos gustaría. Ambos tienen entidad más que de sobra (sobre todo el de Dedede) para convertirse en pequeños juegos aparte, como ocurrió con los de Triple Deluxe y Robobot, aunque tristemente no creo que esto vaya a ocurrir, ahora que el ciclo de 3DS toca a su fin.

Todas estas funcionalidades alargan la vida del juego extraordinariamente, y no de forma meramente artificial. Superarlo al 100% ya dependerá de la destreza de cada uno, pero en mis manos inhábiles ha llegado a la cifra de 35 horas, lo cual está muy bien para ser un plataformas.


Lo mejor:

+ Soberbio apartado artístico.
+ Las mecánicas de Kirby, muy variadas y divertidas.
+ Diseño de niveles rico y sorprendente.
+ Amplio post-game y posibilidad de una partida más exigente.
+ La banda sonora está a un gran nivel.

Lo peor:

- La ausencia de efecto 3D.
- Los minijuegos de Dedede y Meta Knight son muy divertidos, pero se acaban mucho antes de lo que nos gustaría.

Jugabilidad, apartado artístico y banda sonora perfectamente hilados en Más Kirby en el Reino de los Hilos para tejer un todo único y sorprendente. Un juego que busca la complicidad del jugador, con la apelación a una partida curiosa, relajada, divertida, casi con la mirada de un niño: si el jugador lo comprende saldrá enormemente recompensado. Pero tampoco se olvida de los más experimentados, con la posibilidad de una aventura más desafiante a la par que muy completa.