Restayu / 14 de enero de 2020 Jugabilidad: Gráficos: Sonido: Innovación:

8 Muy Bueno

Ya no se hacen aventuras gráficas como las de antes
Esta fue una de las primeras aventuras gráficas que me jugué en mi añorado y difunto Pentium III allá por el 1998, y sinceramente poder llevar esta obra maestra hoy en día en el bolsillo es todo un lujo. 
Da igual las veces que me lo pase, los comentarios de George Stobart me siguen pareciendo cachondísimos, cada personaje con el que interactuamos rezuma humor y mimo en el detalle. Es uno de los pocos juegos en el que me sé de memoria cada diálogo, donde está cada personaje, cada escenario hasta el mínimo detalle, y aún así me sigue apeteciendo jugarlo.
Escuchar la músiquilla que suena cada vez resolvemos un puzzle me produce más gozo y satisfacción que oir como se destapa una Estrella de Galicia buen fría en una calurosa tarde de verano, con una sed del carajo.
Es una pena que ha día de hoy las aventuras gráficas estén casi tan muertas como los templarios de los que se habla en este juego.