Su nombre ha aparecido en los créditos de prácticamente todos los videojuegos de la serie Pokémon. Y sin embargo, apenas sabemos detalles de la vida de Junichi Masuda, quien ha dirigido y producido la mayoría de títulos recientes de la franquicia. Un desarrollador cuya trayectoría no tiene nada que envidiar a la del genio que capitaneó Game Freak en su génesis
Cuando pensamos en la historia de Pokémon, todos pensamos, irremediablemente, en Satoshi Tajiri. Es normal, pues al fin y al cabo, el desarrollador fue el ideólogo de la franquicia, además de responder a ese cliché que tanto nos gusta del genio de la tecnología. Sin embargo, evocar solo a Tajiri cuando pensamos en la serie Pokémon es hacerle un flaco favor a la franquicia. No solo porque éste apenas ha aparecido acreditado, salvo como productor ejecutivo, en el desarrollo de la mayoría de juegos de las dos últimas décadas. Sino también porque supone menoscabar el papel creativo de las docenas de desarrolladores que se han encargado de producir todos estos títulos más recientes. Además, hay otros nombres igual de importantes al de Tajiri en la cronología Pokémon, como el de Ken Sugimori, director de arte de casi todos las producciones de Game Freak, o el de Tsunekazu Ishihara, que ha guiado sabiamente el destino de The Pokémon Company, la empresa encargada de gestionar la franquicia, desde su misma concepción.
Incluso me atrevería a decir que hay un nombre que podría superar en importancia, tras todos estos años, al de Tajiri. Si os menciono a Junichi Masuda, es posible que a muchos os suene de haberlo visto mencionado en los créditos de algún juego de la saga. De hecho, no sería muy descabellado afirmar que, de una manera u otra, ha aparecido acreditado en todos los Pokémon desde su primera generación. No es para menos, pues Masuda ha dirigido, personalmente, la mayoría de juegos de la serie principal.
La historia de Masuda es sorprendentemente parecida a la de Tajiri. Al igual que él, Masuda dedicó buena parte de su infancia a la caza y colección de insectos, el mismo hobby que inspiraría años más tarde la génesis de Pokémon. Y como tantos otros chavales de su generación, vivió durante su adolescencia el boom del videojuego japonés, en la forma y figura de mitos como Space Invaders, Pac-Man o Super Mario Bros. Desde muy joven Masuda empezó a visitar los salones recreativos a diario y a desarrollar sus propios videojuegos en sus ratos libres, exactamente igual que Tajiri. Lo único que distinguía a estos creadores es, que mientras Tajiri siempre persiguió incansable su sueño de dejar huella en la industria del videojuego, Masuda, recién cumplida su mayoría de edad, decidió olvidarse de todas aquellas fantasías de juventud y buscar un trabajo de oficina.
El primer título de Game Freak sería Quinty, conocido en occidente como Mendel Palace
En realidad había otra diferencia clave entre Tajiri y Masuda. Además de todos sus estudios y conocimientos técnicos, Masuda era un melómano. Le apasionaba la música clásica -en sus propias palabras de compositores como Stravinsky, Shostakovich, Hoist y Ravel- y aprendió a tocar el trombón en el instituto. Una pasión que en cierto momento combinó con su afición por el desarrollo y la programación, componiendo incluso su propia música. En aquel momento histórico, a finales de los ochenta, Tajiri ya era un famoso columnista de la temprana prensa del videojuego japonés, quien capitaneaba además un fanzine de bastante éxito llamado Game Freak. Los biografos de Tajiri coinciden que entonces éste decidió dejar a un lado su labor como crítico para crear sus propios videojuegos, convirtiéndose en el director de su propio estudio de desarrollo. El primer título de esta reconvertida Game Freak sería Quinty, más conocido en occidente como Mendel Palace, un sencillo puzzle en la línea de títulos de Namco como Dig Dug o Mappy. Aunque Tajiri tenía un problema: no contaba con ningún músico en plantilla.
Fue un amigo en común quien les presentó. Parece que el flechazo fue instantáneo. En Masuda, Tajiri no solo encontró un alma gemela, alguien que compartía sus gustos e inquietudes, sino también un músico que podía encargarse de la música y sonido de los proyectos de Game Freak. Por eso, aunque al principio Masuda colaboraba en Game Freak únicamente en sus ratos libres, cuando acababa su jornada laboral, al finiquitar Quinty decidió abandonar su trabajo y fundar formalmente, junto a Sugimori y Tajiri, el estudio profesional de desarrollo de videojuegos tal y como lo conocemos en la actualidad. Así, Masuda se convirtió, no solo en el músico oficial de Game Freak, sino también en uno de sus principales programadores, y uno de los pocos que se mantuvieron junto a Satoshi Tajiri en las peores horas del estudio, cuando éste estuvo en numerosas ocasiones al borde de la bancarrota.
Game Freak se mantuvo a flote desarrollando pequeños proyectos para terceros
Game Freak se mantuvo a flote desarrollando pequeños proyectos para terceros, algunos de ellos para la propia Nintendo, como Mario & Yoshi, un juego de puzzles para NES, o Mario & Wario, uno de los pocos títulos que aprovecharon el ratón de Super Nintendo más allá de Mario Paint. Durante todos estos años, en paralelo, Tajiri y compañía estuvieron trabajando en las primeras iteraciones de Pokémon, que por fin verían la luz en Japón, tras un agónico desarrollo, a principios de 1996. Estas primeras versiones, entre las que estaban las icónicas edición Roja y Azul, contaron con Masuda como programador, aunque su mayor labor fue encargarse, en solitario, de todos sus aspectos sonoros. El desarrollador creó los efectos de sonido del juego y, efectivamente, todas sus piezas musicales, algunas de las cuales, como la apertura o el tema de batalla, han sido versionados hasta la saciedad desde entonces. Piezas que Masuda compuso en su casa, en un Commodore Amiga, que más tarde convertía al formato Game Boy gracias a un software desarrollado por él mismo.
El éxito de Pokémon se hizo de rogar, pero cuando llegó, sorprendió a todo el mundo. Nadie se hubiera podido imaginar que la obra de Game Freak conseguiría romper tantos moldes, hasta el punto que, a día de hoy, es considerada la franquicia audiovisual con mayores ingresos de todos los tiempos. Sí, incluso por delante de Marvel, Star Wars o Dragon Ball. A los Pokémon Rojo y Azul siguieron las ediciones Plata y Oro, que aprovecharon las virtudes de la recién estrenada Game Boy Color, para los que Tajiri decidió contar con Masuda, no solo como compositor, sino como su mano derecha ejerciendo de subdirector. Está claro que Tajiri confiaba plenamente en su compañero, pues de cara al desarrollo de la tercera generación, Rubí y Zafiro para Game Boy Advance, el líder de Game Freak decidió hacerse a un lado para que Masuda dirigiera el proyecto en solitario.
Nadie sabe muy bien por qué Tajiri se retiró de semejante manera. Incluso sus apariciones oficiales menguaron de súbito. La versión oficial es que dejaba el desarrollo de videojuegos para capitanear el rumbo empresarial de su estudio, aunque os confieso que siempre he dudado de esta afirmación. Especialmente de alguien que siempre demostró semejante pasión por su oficio. Puede que su ritmo de trabajo, que en una entrevista confesó que consistía en trabajar veinticuatro horas seguidas y luego dormir otras doce, acabase por pasarle factura. En cualquier caso, Masuda quedó al mando de la dirección de todos los proyectos de la franquicia, dirigiendo o produciendo personalmente la mayoría de ellos, por lo que la visión de lo que entendemos por Pokémon, hoy en día, es más la visión de Masuda que la de Tajiri. Una, que el desarrollador definió así: "En general, quería reproducir un mundo ideal, que fuera pacifico, sin problemas ecológicos ni racismo. La relación entre los seres humanos y los personajes Pokémon es mucho más cercana que la relación entre dueño y mascota, que es la que imagino como la relación ideal. Quiero que todo el mundo sienta algo cuando interactúe con este mundo. En Japón, la gente a veces no cede sus asientos a los ancianos en el tren. Quería mostrar un mundo de bondad. No se trata solo de qué es lo bueno y qué es lo malo; quería mostrar que hay formas de actuar incluso mejores de lo normal".
La versión oficial es que dejaba el desarrollo para capitanear su estudio
Junichi Masuda ha demostrado saber desenvolverse a la perfección tanto en el desarrollo de videojuegos como ante las multitudes. Se deja ver habitualmente en ferias y congresos, donde suele ser vitoreado por sus seguidores, que en no pocas ocasiones son niños que no llegan ni a adolescentes. En España lo vimos no hace mucho, en 2014, cuando visitó el Salón del Manga para promocionar el lanzamiento de Pokémon X e Y. Una jornada que complementaron con la visita a los alumnos de cuarto de primaria de un colegio de Barcelona, donde un puñado de chavales de diez años apenas podían asimilar que estuvieran ante uno de los responsables de haberle dado forma a su querido Pikachu.
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