Phantom Brave se encuentra de nuevo con sus incondicionales en PSP, gracias a un "port" que rescata la esencia jugable del original y la potencia con ligeras mejoras gráficas y nuevos contenidos, preparados para dar a conocer a aquellos que la desconocían, la táctica-rolera de Nippon Ichi. Te contamos cómo se invocan fantasmas tácticos-roleros en una PSP
La acción táctica más estratégica ha tenido un privilegiado lugar en PSP gracias a exponentes tan notables como Final Fantasy Tactics: The War of the Lions, la serie Disgaea o Mytran Wars. No obstante, nunca viene mal una nueva aportación, sobre todo si goza de la calidad de un título como Phantom Brave, cuyo "remake" fue lanzado en EEUU durante el año pasado para Wii, aunque no en Europa, donde tendremos que conformarnos -por el momento- con una versión para PSP prácticamente idéntica que llegará, por cierto, en formato digital (PlayStation Network).
Y para los que les suene el título del juego, comentarles que probablemente sea porque ya hayan oído hablar de él por su lanzamiento en PlayStation 2 allá por el 2005. Y es que el RPG táctico creado por Nippon Ichi (japoneses responsables de la serie Disgaea, entre otros) pretenden ahora, seis años después, rescatar aquella destacada obra -que recibió una puntuación de 81 en Metacritic- para llevarla a la portátil de Sony mediante una serie de reformas tanto visuales como de contenido.
En pocas palabras, un "port" que, conocido con el nombre de Phantom Brave: The Hermuda Triangle, quiere verse de nuevo tanto con sus fieles incondicionales como, sobre todo, con aquellos que se sientan atraídos por descubrir un esquema de juego donde una fuerte narrativa, un enfatizado estilo "anime" y una estructura de juego puramente estratégica, levantan una de las promesas jugables más roleras para Wii de cara a los próximos meses.
Entre fantasmas, una vez más
Con respecto a las novedades más relevantes de esta versión, cabe citar que gozamos de nuevos items, de más técnicas y de personajes inéditos. Además, se han mejorado los controles, permitiendo un manejo más sencillo gracias a un sistema de menús más eficaz. Y, aparte, se han añadido multitud de mejoras aquí y allá para crear unas dinámicas que potencien la jugabilidad. Entre otros aspectos, ahora es posible repetir batallas ya superadas y hasta disfrutar de una modalidad especial conocida como "Another Marona" (con nueva historia incluida).
Sin embargo, en sí, el código central del programa se mantiene intacto, así como una argumento que nos vuelve a situar en el fantástico mundo de Ivoire, formado por un conjunto de islas que sólo tienen en común el estar bañadas por un claro mar azul. Aunque lo que más nos importa como jugadores es que en una de ellas (la Isla Fantasma) residen nuestros protagonistas, Marona y Ash, una cazarrecompensas y un fantasma que viven -suponemos más la primera que el segundo- de los encargos que reciben de la población.
No obstante, hay mucho más que todo eso en la historia. Ash es un antiguo guerrero que murió luchando junto a los padres de Marona, y ésta ha heredado una serie de poderes (en concreto, "Chastreuse Gale") que le permiten comunicarse con los fantasmas y usarlos a su favor. Un extraordinario poder que le ha hecho ganarse el apodo de "la poseída" entre los lugareños, aunque pronto demostrará que más que una recadera loca, es una auténtica heroína que acabará por enfrentarse al malvado ser (Sulphur) que acabó con sus progenitores.
En definitiva, un guión profundo, dividido por capítulos y que se autogestiona mediante muchas secuencias de conversación interrumpidas por una serie de enfrentamientos tácticos que, por supuesto, suponen el alma máter de Phantom Brave: The Hermuda Triangle. Un videojuego que -es conveniente saberlo- basa su progresión en un ritmo pausado y una prolongada curva de aprendizaje (una prueba de ello es que existen numerosos tutoriales).
La cantidad de variables a manejar no es escasa, aunque es relativamente sencillo hacerse con una mecánica de juego apoyada en el típico esquema por turnos dentro de un escenario de combate, donde a un lado se disponen nuestras unidades y al otro las enemigas. El objetivo es sencillo: acabar con todos los rivales antes de que lo hagan con nosotros, aunque con un matiz tan original como diferenciador. Al contrario que en otros videojuegos, aquí no escogemos escuadrón antes de entrar en batalla, sino que partimos con un único personaje, Marona, que posee la facultad de invocar a sus fantasmas usando como fuente algún objeto del entorno: un árbol, una roca, un arbusto, una concha de mar...
Y lo más impactante es que, dependiendo de dónde lo hagamos, los fantasmas (de diversas clases, por cierto: soldados, curanderos, brujas...) se materializarán con variados atributos. De esta forma, mientras que la invocación sobre plantas potencia la inteligencia, la invocación sobre piedras aporta más vitalidad y potencia de ataque. En resumen, detalles estratégicos a tener en cuenta para ganar unas contiendas que irán progresando en dificultad.
Así fue Phantom Brave en PS2 y así sigue siendo en PSP. Con sólo un cursor somos capaces de mover unidades, ordenarlas atacar o incluso recoger objetos que actúen como herramienta de ataque contra enemigos. No faltan tampoco diversos tipos de ofensiva por personaje, un amplio abanico de armas (espadas, hachas, lanzas, mazos...) y todo un conjunto de atributos (velocidad, salud, resistencia...) para diferenciar, por ejemplo, a un curandero de un luchador.
La reinvocación de Phantom Brave
Las claves de cualquier RPG táctico están aquí presentes, gracias a la posibilidad añadida de adquirir experiencia en cada batalla, de subir el nivel a nuestros fantasmas o de adquirir dinero para ir a la tienda del mercader. Esto último, por cierto, lo hacemos en nuestra propia isla (la Isla Fantasma), y es que uno de los elementos distintivos del videojuego es que poseemos un mapa del mundo para movernos de un lado para otro. De esta manera, si no queremos seguir hasta la siguiente misión, siempre podemos volver a nuestro hogar para reabastecernos.
Realmente, el concepto de juego, en esta toma de contacto, parece mostrarse igual de fresco que en 2005, aunque los años adolecen. La causa está en que el título presenta "sprites" y fondos poco detallados para la época en que nos encontramos. Tal vez por ello se haya dedicado esfuerzo en hacer los gráficos más nítidos, que además facilitan la lectura de textos, aparte de que se han renovado unos iconos y cursores que, encima, ahora están animados.
Sólo faltaba que el apartado sonoro también se reformara (con nuevas remezclas y un sonido más claro), y -al igual que en Wii- también se ha introducido, así como la opción de seleccionar voces en japonés o en inglés. Realmente, sólo nos falta ver el título con subtítulos en castellano para creernos que este "port" de Phantom Brave puede convertirse en uno de los lanzamientos más destacados para PSP durante el próximo 2011.