Ha pasado demasiado tiempo desde que pudimos disfrutar en nuestras consolas de un gran juego de snowboard, y SSX ha vuelto para recordarnos cómo se hacían las cosas. Intuitivo, descarado y ágil, SSX se desliza por los confines de la generación como si lo llevara haciendo toda la vida.
¿Qué se le debe pedir a todo buen juego sobre una tabla que se precie? En el fondo, y a diferencia de otras disciplinas deportivas, no importa tanto el concepto simulación o arcade como el dinamismo y la diversión. Y SSX tiene las dos cosas. Tras un olvidadizo SSX On Tour, la franquicia ha sabido recuperar la esencia de los juegos que la hicieron grande: SSX3 y SSX Tricky.
De una ha rescatado el esquema basado en montañas, sorprendentes pistas y carreras vertiginosas, así como las diferentes modalidades de carrera por puntos o por posiciones; mientras que de Tricky se recupera la espectacularidad de sus trucos, las bonificaciones por innovar y no repetir siempre los mismos movimientos y la calidad de animaciones. Todo en una red tan bien tejida que prácticamente es imposible no sentarse y pasárselo bien sin tener que superar tediosos menús y cargas. La mejor definición de un Plug And Play, vaya.
¿Descenso mortal?
Probablemente muchos recordarán su anuncio en el E3, aquél en que SSX parecía retornar con un cariz un tanto oscuro y con el subtítulo de Deadly Descent, que parecía darle un toque de peligrosidad a nuestros descensos. El SSX de hoy en día no tiene nada que ver con ello. O casi. El equipo ha decidido volver a los orígenes, donde lo importante eran las combinaciones, la agilidad de nuestra respuesta a los mandos y el pasarlo bien descendiendo una montaña mientras escuchas una genial lista de reproducción musical.
Pero si alguien echa de menos la propuesta de ese “Descenso Mortal”, SSX no se ha olvidado de ella del todo. Una parte del juego se dedicará a esta modalidad, donde lo importante no será llegar a la meta el primero o ser el más creativo con la tabla, sino algo tan sencillo como seguir vivo. Para ello, y como un retorno inesperado a los 90, nuestro snowboarder tendrá una armadura y una barra de salud que le acompaña y que irá descendiendo vertiginosamente como no esquivemos los árboles que nos salen al paso. Huelga decir que las pistas abiertas se convierten aquí en peligrosos circuitos cerrados llenos de obstáculos donde, si tienes valor, también puedes intentar marcarte algún truco que otro. Por eso de chulear.
Estas barras de salud son exclusivas de este modo. Lo que comparte nuestro personaje en todas las modalidades es su nivel de progreso. Ya nos prevenían algunos gurús del videojuego: tarde o temprano, todos los juegos tendrán puntos de experiencia y niveles… Estos se consiguen ganando circuitos y haciendo los trucos y combos más arriesgados. Además de poder comprar mejores trajes por la pura y banal estética, algunas tablas, botas y armaduras tendrán ventajas propias (las perks de toda la vida de un Call of Duty) que servirán a modo de bonificación para saltar mejor o conseguir más puntos, estabilidad o agilidad.
Como decimos, SSX se ha fijado mucho en su pasado para impulsar la franquicia hacia delante. Donde más se nota la diferencia es con las pistas, mucho más numerosas y con más circuitos en cada uno de los picos dispuestos por el mundo. Perdemos quizá la espectacularidad de meternos en ciudades o pistas locas propias de SSX3, pero ganamos en efectos climatológicos y ambientales, con unos fondos que quitan el hipo en los saltos, mientras que se mantienen el concepto día/noche de los clásicos para “ambientar” mejor cada circuito, sobre todo en los Descensos Mortales.
De toda la vida
Con el mando entre las manos, SSX es familiar. De repente, como aparecidas de la nada, se despiertan neuronas de nuestro cerebro, mecánicas de una jugabilidad de otra generación que son pulidas y rescatadas. Si has jugado a SSX en profundidad verás cómo toda esa habilidad inherente vuelve a ti después de tanto tiempo, mientras que si eres un jugador totalmente nuevo no te será difícil cogerle el truco; Aunque ojo, no es fácil en un principio recordar todos los patrones de salto, grindar, y a su vez no repetir trucos ya utilizados que te penalizarán en el marcador de combos. Además, siempre tendrás que tener el cuenta el peligro de intentar “extender” el truco más de la cuenta y enfrentarte a una aparatosa caída. Pero el que no arriesga, no gana.
Cuando hayamos realizado muchos trucos se activará el especial, basado en las letras TRICKY, que nos permitirá duplicar nuestro marcador para lograr las máximas puntuaciones y terminar el primero en el contador; mientras que en el modo carrera únicamente nos tendremos que preocupar por tomar bien los saltos de cara a la caída y apretar bien el botón de “turbo” para descender más rápido.
La punta del Everest
Sin duda, un sistema tan dinámico como efectivo. Si en SSX3 teníamos una “gran finale” con una carrera de trucos impresionante dividida en tres tramos que duraba media hora y que era un ejercicio de concentración superlativo, no dudamos que este SSX va a coger el testigo y hacer algún que otro homenaje. De hecho, su productor, al ver ciertas similitudes con SSX3, nos confesó en petit comité (mira por donde, le sacamos una exclusiva por fanboys), que un futuro contenido descargable podría inspirarse en las pistas de esta tercera entrega para añadir nuevos circuitos.
Por si todo esto fuera poco, la RiderNet (el equivalente a ese gran Autolog que impulsó Hot Pursuit) conectará nuestro SSX con el de nuestros amigos, comparando puntuaciones y carreras para picarnos aún más. La decisión del equipo en cuanto al modo multijugador es que, aunque puedes competir contra alguien “in situ” vía online, el juego es igual de divertido si descargas el “fantasma” (una carrera grabada de un amigo) y compites contra él. Y es que en el fondo es un gran argumento para todos esos jugadores que quieren competir contra amigos pero que, por falta de tiempo, no consiguen ponerse de acuerdo para echar una partida. La carrera transcurre igual (con la ventaja incluso de que no existe lag alguno) y aquí no importan tanto los choques como en un juego de coches.
SSX es un juego inteligente, bonito, con una escala de azules gloriosamente plasmados en HD. Quizá, por poner alguna pega, hemos echado en falta los 60 frames por segundo de rigor, que le habrían dado al conjunto la fluidez que un juego de estas características se merece. Es una manía que desaparece cuando pones la tablas sobre la nieve, te deslizas a toda velocidad y tomas tu primer salto. En ese momento ya sólo importa no pegártela contra el blanco.