Si por algo se va a recordar este 2021 es por la celebración del aniversario de la mascota de SEGA, Sonic the Hedgehog. Éxitos recientes como Sonic Mania o el taquillazo que supuso su primera película parecen haber puesto a nuestro erizo favorito de nuevo en el candelero. Muestra de ello es este DLC que llega al universo de Minecraft. Os contamos qué nos ha parecido.
Como parte de esta celebración, además de relanzamientos de juegos como Sonic Colors Ultimate o ese esperado Sonic Origins donde reviviremos los títulos 2D más emblemáticos, el simpático erizo también se ha dejado pasar por Minecraft, el eterno título de Mojang, dentro de un DLC que ya está disponible. Este paquete, similar a otros procedentes de otras franquicias como Halo o Star Wars, busca acercar a los jugadores de Minecraft experiencias procedentes de otros mundos y, en este caso, nos permite revivir niveles clásicos de la saga desde una nueva perspectiva y, sobre todo, con una apariencia completamente distinta.
Esta integración de Sonic en Minecraft nos permite visitar tres zonas diferentes: Green Hill, Chemical Plant y Sky Sanctuary, las cuales podremos explorar a nuestro gusto, eso sí, si nos ganamos el acceso a ellas. En sí cada una de las zonas cuenta con una única fase que volveremos a recorrer con ligerísimos cambios, con el objetivo de mejorar nuestra puntuación, ya sea recogiendo anillos o eliminando enemigos, para poder desbloquear nuevos niveles. Sí que es cierto que en este punto puede hacerse algo repetitivo, ya que tendremos que recorrer las mismas fases varias veces para superar el umbral de puntuación exigido para visitar otras.
Aunque los diferentes niveles se muestran en tres dimensiones y gozamos de cierta libertad de movimientos, el recorrido en sí es bastante lineal y, como el resto de los títulos de la saga, permite que demos rienda suelta a nuestras ansias de velocidad y recorramos el escenario como una exhalación. Eso sí, no hay que perder de vista los anillos, ya que necesitaremos recoger una cantidad determinada de ellos para poder revisitar los niveles, ni a los enemigos, porque un simple toque hará que perdamos todos los anillos que tuviéramos. Nada nuevo para los seguidores de la saga, claro está.
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Pese a que he mencionado que los niveles en sí son bastante lineales, a aquellos que nos gusta la exploración se nos premia con la posibilidad de recoger las míticas esmeraldas del Caos. Creo que no hace falta que os diga qué pasa si logramos obtenerlas todas… Las tres fases cuentan con ambientaciones diferentes: no hace falta presentar Green Hill mientras que Chemical Plant nos transporta a un ambiente industrial, con alguna zona subacuática en la que tendremos que tener cuidado de no ahogarnos, por último, Sky Sanctuary nos lleva a una suerte de templo en los cielos.
Además de infinidades de anillos, también nos encontraremos con elementos recurrentes de la saga como esos televisores que nos proporcionan vidas extra, los muelles que nos permiten saltar o recorrer grandes distancias a enorme velocidad o, por supuesto, los loopings. En sí, es una carta de amor a aquellos primeros títulos de la franquicia y resulta un homenaje bastante cuidado: eso sí, no esperéis una experiencia ni profunda ni longeva sino saciar vuestra curiosidad de cómo se vería y jugaría Sonic en el mundo de Minecraft.
Un buen detalle para este treintañero
Por cierto, no solo podremos controlar al erizo azul, Tails y Knuckles también se han apuntado a la experiencia y, dentro de la tienda del juego, podremos tener acceso a otros personajes como Amy o Shadow. No hay grandes diferencias en el control entre ellos, todos pueden hacer el spin dash aunque las animaciones varían levemente, además de usar un útil sprint para apurar segundos al cronómetro.
Para aquellos completistas, este DLC de Sonic viene con una tabla de logros que harán que nos esforcemos al máximo por completar determinadas tareas. Además, se nos permite escuchar temas de la banda sonora de la saga y descubrir otras curiosidades relacionadas con la franquicia.
Visualmente considero que se ha hecho un buen traslado de los niveles de Sonic the Hedgehog a la estética de Minecraft y, salvo en los personajes que, obviamente, se ven cuadriculados, casi podría parecer una de las primeras aventuras 3D de Sonic (salvando las distancias). Por cierto, como en el Minecraft original, podemos decidir si ver o no a nuestro personaje en pantalla. Las melodías nos retrotraen de nuevo a nuestra infancia a los mandos de la Mega Drive y acaban de cuadrar un apartado artístico respetuoso, hasta donde se puede, con la obra original.
En conjunto, este cruce entre Minecraft y la franquicia Sonic the Hedgehog nos deja como resultado un curioso juego de plataformas 3D que, pese a carecer de la profundidad de grandes propuestas del género, sí que puede servir para acercar a la saga a aquellos que la desconocen y, sobre todo, para seguir celebrando el aniversario de uno de los personajes más relevantes y carismáticos de la industria. ¡Por muchos años más, Sonic!