Little King’s Story creó escuela al proponernos dirigir nuestro propio reino con cetro de hierro en Wii. El videojuego logró con su simpatía y simples mecánicas (heredadas de Pikmin) convertirse en una pequeña joya. Ahora su continuación quiere repetir reinado, pero con más detalle, posibilidades y séquitos a los que dirigir con un solo dedo. En el lanzamiento de PS Vita, solamente habrá un juego que nos corone como reyes.
El de Little King’s Story fue uno de esos, no poco frecuentes, casos en los que la crítica se comporta mejor que las ventas con un videojuego. Y es que el título desarrollado por Cing (la extinta desarrolladora creadora de Another Code o Hotel Dusk) se convirtió en uno de los mejores títulos del 2009 para Wii. El valiente, original y muy simpático título de gestión estratégica en tiempo real se ganó el favor de los cerca de 200.000 usuarios que se atrevieron a degustarlo a lo largo y ancho del mundo.
No obstante, Cing ya no existe. Su situación de bancarrota por las deudas contraídas la llevó a la quiebra hace más de un año. Pero ello no ha impedido que su particular licencia, ahora ya casi con vida propia, siga adelante, con una continuación que, misteriosamente, no sabemos quién la dirige exactamente, pero que cuenta tanto con el respaldo de Konami como de Marvelous AQL (responsable de títulos que curiosamente se asemejan mucho al presente, como Harvest Moon).
Ellos serán los principales artífices de traer el próximo 22 de febrero a Europa, como título de lanzamiento exclusivo para PS Vita, al prometedor New Little King’s Story. Una secuela del original que, como es lógico, mantendrá sus claves jugables, pero expandiéndolas con más posibilidades, un renovado argumento y, por supuesto, los controles táctiles únicos de la portátil de Sony.
Pequeño gran reinado
Para esta continuación contamos con un planteamiento jugable similar al que ya vimos hace unos años. Un esquema de juego que, heredando las virtudes del conocido Pikmin, nos invitaba a ponernos en el papel de un joven rey con el deber de reunificar a su reino. Una tarea que vuelve a repetirse, ahora con el Rey Corobo como protagonista y un nuevo enemigo conocido como “The Nightmare”, el cual está atemorizando a la población de las tierras que nos ha arrebatado.
Nuestra misión, por tanto, está muy clara: recuperar la confianza de nuestros súbditos al tiempo que iniciamos la reconquista de nuestros territorios, unificando el reino para unir fuerzas y enfrentarnos al mal. Un objetivo muy similar al del Little King’s Story original, y que ciertamente conserva su matriz jugable, basado en el control libre, y en perspectiva cenital, de un monarca de 14 años cuya única arma es un cetro, pero no uno cualquiera, sino uno capaz de imponer respeto y admiración.
Así, y dentro de un marco tan cómico como entrañable, nos sumergiremos en un mundo casi mágico donde todas y cada una de las personas del reino rendirán pleitesía y servidumbre a nuestro paso. Sólo así podremos encontrar aliados que nos acompañen, tanto para construir nuevos edificios que expandan nuestros dominios (se dice que ahora serán mucho más amplios que en el pasado), como para luchar contra los peligros que nos acechen.
Reclutar para construir, luchar y evolucionar. Esa es la clave también en New Little King’s Story, y se llevará a cabo no con complicados menús, sino en absoluto tiempo real, mandando a los séquitos, uno a uno, para llevar a cabo las distintas tareas disponibles, desde cortar un tronco que obstaculiza el paso a construir un puente o acabar con un terrible jefe. Un sistema de juego que recoge las dinámicas de Pikmin, ahora incluso con un número mayor de seguidores (desde consejeros a guerreros) que en el título anterior.
Además, existe una gran novedad con respecto a Wii. Si bien podremos seguir interactuando con los clásicos controles (“sticks” y botones), también se añade la oportunidad de enviar órdenes con sencillas y cómodas pulsaciones sobre la pantalla táctil. Así, con un simple toque podremos hacer que cualquier persona que veamos se una al grupo, lance un ataque contra un rival o se dirija a una zona de construcción para colaborar a terminar la faena. Sin duda, una incorporación interesante que ayudará a mejorar la fluidez de juego.
Solamente nos queda por averiguar si esta continuación innovará en el aspecto de conectividad, permitiendo que otros usuarios compartan partida. Los desarrolladores aún no han aventurado nada al respecto, aunque es de esperar que tengamos alguna sorpresa, ya que PS Vita es una máquina que se presta mucho a este tipo de opciones.
Algo que sí podemos confirmar, y más habiendo ya apreciado el título en varias ocasiones, es que New Little King’s Story va a superar gráficamente, y de forma amplia, a su predecesor. La definición visual, uno de los aspectos más deficientes en la edición para Wii, se ha mejorado hasta conseguir un nivel de detalle elevado, hasta más realista, en combinación con la que es una de las más importantes novedades: una redefinida dirección artística.
No es que se echen por la borda los diseños caricaturescos del original (de hecho se mantienen) pero sí que se aprecia una nueva dirección, sensiblemente más adulta, lo que ayuda a dotar al rey y a sus súbditos de una personalidad más remarcada y distintiva. Todo acompañado de un aprovechamiento de las capacidades de “hardware” de PSVita, lo cual se traduce en una representación de entornos más cuidada, modelados complejos y un avance en lo concerniente a efectos de iluminación, sobre todo visible gracias a las transiciones día/noche, que regresan (y con implicaciones no meramente ornamentales, sino también jugables).
Para completar el conjunto, otra de las claves características del anterior Little King’s Story reaparece: su característica banda sonora. Y lo decimos, para los que no lo sepáis, porque vais a estar acompañados en vuestro reinado por una música a la altura, procedente de reconocidas composiciones clásicas de Mozart o Chopin, entre otros. No es para menos. El nuevo trono en el que quiere colocarnos Konami y Marvelous AQL el próximo 22 de febrero promete ofrecernos poder absoluto con un carácter muy portátil.