Magia, criaturas de fantasía, tesoros ocultos y héroes te esperan en el nuevo juego de estrategia por turnos de Paradox Interactive. Un título en el que podrás encarnar a un auténtico señor de la guerra y gestionar con mano de hierro un vasto imperio en el mundo de Ardania. ¿Logrará convertirse en un nuevo referente?
Si lo tuyo son los juegos estilo Civilization y te encantan los mundos de fantasía, seguramente estarás muy interesado en el nuevo título de estrategia por turnos en el que trabaja Paradox Interactive y el estudio Ino-Co. Uno de esos juegos que no tiene pinta de inventar nada nuevo en el género, pero que a cambio promete ofrecer incontables horas de disfrute gracias a su adictiva fórmula de juego basada en el clásico “un turno más y acabo”. Para ello, se ha usado el mundo de Ardania, seguramente conocido por los seguidores de la serie estratégica Majesty, para transportarnos a un entorno hostil en el que tras miles de años de conflictos armados, los señores de la guerra se han hecho con todo el poder. Y en la piel de uno de estos guerreros, será nuestra la tarea de comandar a uno de los tres ejércitos en liza, no-muertos, humanos y monstruos, con el único fin de aplastar a los enemigos.
Todo a través de un sistema de juego tan clásico como intuitivo en el que nos encontraremos con las opciones habituales en el género, tanto en la faceta militar como en la gestión del imperio. Por lo tanto, aparte de movilizar a nuestros batallones y ordenarles atacar a los rivales durante cada turno, también podremos construir diversas estructuras en nuestras ciudades para mejorar la recolección de recursos, aumentar sus sistemas defensivos, ampliar el repertorio de hechizos mágicos y tipos de tropas con las que contar, así como mejorar las habilidades de estas unidades con variados centros de entrenamiento.
En este planteamiento, la recolección de los tres recursos primarios –oro, maná y alimentos- será vital para desarrollar el poderío militar de nuestro imperio, para lo cual se nos incitará a explorar a conciencia el tablero de juego en busca de vetas de las que extraer oro, granjas que generen alimentos, tesoros ocultos, o fuentes mágicas. Sin embargo, una de las mejores vías para aumentar nuestros ingresos será mediante la conquista de otras ciudades y pequeñas aldeas, que podremos someter con la fuerza bruta o mediante la diplomacia, que promete jugar un papel importantísimo en el desarrollo de las partidas.
Las opciones básicas como declarar la guerra, formar alianzas, intercambiar recursos o firmar treguas estarán disponibles desde el primer momento, como en la mayoría de juegos de estrategia, aunque parece que el equipo de desarrollo estudia incluir alguna que otra opción más. Pero no todo será tan sencillo como enfocar a una ciudad, escoger una de estas opciones, y esperar resultados positivos de inmediato. Cada una de las tres facciones en liza ofrece unidades, habilidades y hechizos propios, pero también esta elección determinará la forma en la que el mundo que nos rodea se comporta con nosotros. ¿Qué significa esto? Que un ejército de no-muertos difícilmente podrá firmar alianzas con una ciudad de humanos, aunque a cambio, tendrá muchas ventajas si habla con ejércitos de su mismo tipo.
Al inicio de la partida, también tendremos que seleccionar al Señor de la Guerra que nos representará durante el juego, ya sea escogiéndolo de una lista de héroes predefinidos, o creándolo desde cero nosotros mismos estableciendo sus atributos físicos, habilidades innatas y poderes especiales. Una buena forma de personalizar algo más a nuestras huestes con bonificaciones en forma de una mayor cantidad de maná, mejor capacidad para generar recursos, etc. Sin embargo, lo que verdaderamente hará grande a nuestra facción será el poderío de nuestros hechizos mágicos –que habrá que investigar previamente-, con los que podemos atacar al rival, mermar los sistemas defensivos de una ciudad, añadir bonificaciones a nuestras tropas e incluso tele-transportarlas a través del tablero para dar un golpe de efecto a la partida.
En este sentido, el sistema de combate será el habitual en el género, con una clara apuesta por la fórmula piedra-papel-tijera, aunque con el elemento mágico de fondo que la modificará en parte. De este modo, al atacar y defender, el juego tendrá en cuenta el número de tropas que integran a cada batallón en liza, así como el tipo de unidades que lo componen. En este caso, por poner un ejemplo sencillo, los arqueros serán muy efectivos contra los lanceros, pero tremendamente débiles frente a las cargas de caballería, que no tendrán muchos efectos sobre un grupo de infantería con lanzas y picas. Fortalezas y debilidades que deberán ser explotadas con cabeza y siempre pensando en el componente mágico del que hablábamos, ya que un hechizo bien lanzado podrá contrarrestar incluso las situaciones más desfavorables.
Con todas estas opciones, podremos alzarnos con la victoria de cuatro formas distintas: acabando con los Warlock contrarios, capturando las Tierras Santas, lanzando un hechizo conocido como Unity que costará sudor y sangre desbloquear, o asesinando a cualquiera de los poderosísimos dioses que caminarán sobre el mundo de Ardania. Alternativas que se desarrollarán en una gran variedad de tableros de juego en los que habrá todo tipo de peligros, tesoros ocultos e imperios con los que entablar guerras o alianzas.
En definitiva, como decíamos, Warlock: Masters of the Arcane no parece que vaya a revolucionar el género de los juegos de estrategia en tiempo real, pero tratándose de un juego desarrollado por un equipo de expertos que no suelen decepcionar en el mercado de los compatibles, las expectativas en torno a esta nueva apuesta de Paradox por la estrategia son bastante altas.