Dawn of War devolvió en 2004 la ilusión a unos aficionados escarmentados por tantos títulos que habían hecho un pésimo uso de la brillante licencia de Games Workshop. El juego original fue un título sobresaliente, la expansión Winter Assault una excelente prolongación, pero Dark Crusade promete ser la mejor con diferencia. Cambios radicales para un juego de estrategia con mayúsculas.
El universo Warhammer ha sido una fuente de inspiración recurrente en el mundo de los videojuegos en los últimos años. Han surgido numerosos títulos para PC de desigual calidad, y se han tocado diferentes géneros como la estrategia o la acción. Pero sin duda el juego que mejor logró trasladar el violento y despiadado mundo a nuestras pantallas fue Warhammer 40.000: Dawn of War, un brillante juego de estrategia que elevó a Relic al estatus de compañía de culto. El lanzamiento de 2004 utilizaba las fórmulas habituales de la estrategia en tiempo real, capturando a su vez la esencia Warhammer y ofreciendo un entretenimiento sobresaliente.
El único punto oscuro del título era la corta duración de la campaña individual, pero Relic se puso rápidamente a trabajar, y preparó Winter Assault un notable paquete de expansión que ofrecía dos nuevos modos historia, un gran número de mapas multijugador, una nueva raza jugable y una mejora general del código del juego para un funcionamiento todavía más óptimo en cualquier equipo.
”La mejor expansión de la historia”
Relic ha tirado la casa por la ventana para Dark Crusade, y preparan la que será según sus palabras “La mejor expansión de la historia de los videojuegos”. Un proyecto muy ambicioso que incluirá dos nuevas razas, un nuevo estilo de campaña en el que tendremos libertad a la hora de elegir que nuevo territorio atacar, y por último la posibilidad de personalizar nuestros héroes.
Nada ha obstaculizado la fase de desarrollo de Dark Crusade, ni siquiera el hecho de que una parte importante del equipo de la compañía estuviera trabajando en dar los últimos retoques al descomunal Company of Heroes. Warhammer es una licencia muy querida por THQ y Relic, y están dispuestos a tratarla con mucho cariño y mimo.
La campaña individual nos llevará a luchar por el control de Kronus, un planeta ansiado por todas las facciones del título. El planteamiento para afrontar el modo individual recuerda tremendamente al del original Command & Conquer, que ofrecía un mapa en dos dimensiones por turnos sobre el que elegíamos que movimiento daríamos después, de una forma algo limitada y más sencilla que el modelo Risk habitual.
Esta fórmula que hemos vuelto a ver últimamente en Rise of Nations, o en la primera parte de El Señor de los Anillos: La Batalla por la Tierra Media, nos permitirá escoger el orden en el que afrontar las misiones alejándonos de los rigores lineales de la campaña del primer Dawn of War. Se ha trabajado en crear una historia plenamente cohesionada que no sufra por la libertad a la hora de avanzar en ella. Por cada territorio que conquistamos obtenemos algunos beneficios estratégicos tales como aumentos en los recursos. Podremos emplear estos bienes para mejorar nuestras tropas, o para reforzar nuestras posiciones en los territorios ocupados para disponer de unas defensas sólidas cuando seamos atacados por el enemigo.
Nuevas razas
Para llegar al total de 7 facciones que encontramos en Dark Crusade se han añadido dos nuevos bandos. Los más espectaculares son sin duda los Necrons. Una raza con siglos de vida a sus espaldas, que tiene un temible aspecto biomecánico que recuerda a los exoesqueletos de la saga Terminator. Los Necrons llevan largo tiempo muertos, pero se ha producido un renacer en su raza para tratar de controlar Kronus. Este hecho les da una de sus principales fuentes de poder, su capacidad de volver a la vida.
Con una excelente animación veremos como las piezas destruidas por el combate se vuelven a ensamblar, y como las tropas regresan al combate. Poderosas unidades aéreas, brutales aunque tremendamente vulnerables escarabajos, y la clásica infantería potente en el disparo y con la comentada habilidad de volver a la vida. Por si todo esto fuera poco la facción dispone de su líder “Necron Lord”, una versión corregida y aumentada de las tropas a su servicio que, como es costumbre en Warhammer, dispone de una mayor resistencia y de numerosas habilidades que pueden desequilibrar el combate en cualquier momento.
La otra raza nueva, los Tau, parece a primera vista menos apasionante que los Necrons. Su posicionamiento moral se asemeja más al de los clásicos “buenos de la película”. Una raza relativamente pacífica, abierta a alianzas y muy avanzada tecnológicamente. Con un combate cuerpo a cuerpo mediocre, son las distancias su verdadero punto fuerte. Sus unidades basarán su fuerza en la gran movilidad de la que disponen, y en el uso de potentes rifles para acabar con sus enemigos antes de que se les acerquen demasiado, lo que resultaría fatal. Su líder, Tau Commander, dispone de un jet-pack para potenciar sus desplazamientos y de potentes armas como lanzamisiles o rifles de plasma.
Esperando impacientes
En lo tecnológico muy pocas novedades, el mismo motor gráfico y ninguna novedad relevante, pero el uso de los múltiples parches que van apareciendo van depurando el juego cada vez más, y si ya desde su primera entrega se podía hablar de una optimización estupenda, en estos momentos es una de las mejores de los últimos años en la estrategia. El nuevo diseño de las razas debutantes es el principal atractivo, y tras verlas en movimiento podemos asegurar que no defraudan en absoluto.
Como se puede comprobar ha habido muchos cambios, y algunos de ellos tremendamente radicales como los referentes a las modificaciones en la campaña y la incorporación de nuevas facciones. El título ofrecerá pues una mayor profundidad estratégica, y ejércitos muy bien equilibrados para las escaramuzas y el multijugador. Apenas falta un mes para el lanzamiento de Dark Crusade, y todos los fans de la estrategia ya cuentan los días para saber si Relic cumplirá las expectativas.