Crysis 3: Impresiones exclusivas

Crysis 3: Impresiones exclusivas
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Potente, ágil y, sobre todo, muy amplio. Crytek sigue esforzándose en sacar el mejor partido a una generación agotada tecnológicamente gracias a su poderoso motor gráfico. Volvemos a ponernos a los mandos de Crysis 3, un shooter en el que conviven lo orgánico y lo artificial, y donde disparar y caminar por sus escenarios se convierte en un arte en sí mismo.

Uno de los conceptos más interesantes de Crysis 3 es el de las siete maravillas. Esa capacidad de mezclar paisajes imposibles no deja de ser el auténtico motor que siempre ha movido a los chicos de Crytek, casi por encima del CryEngine. Las siete maravillas del mundo unidas en un mismo sitio, una misma ciudad, que ahora con Crysis 3 se duplica gracias a esa mezcla de lo orgánico y lo artificial en lo que se ha convertido Nueva York como consecuencia de la nanocúpula, que ha dejado la urbe en una completa cuarentena, alienada del mundo exterior.

Así, como las siete maravillas, las altas hierbas de una sabana se fusionan con cañones y presas inspirados en la gran muralla china. Y los bosques de la Amazonia más profunda invaden los rascacielos que desafiaban las alturas cual torre de Babel. Este es el punto de partida y la razón de ser de Crysis 3, título que además presenta una jugabilidad pulida y retocada para que funcione mejor que nunca.

Nanotraje, metralla y tecnología punta
Fields es una prueba de ello. Este nivel que probamos en exclusiva nacional supone nuestro segundo contacto con la nanocúpula, pero también la primera vez que la vemos en todo su esplendor. Pese a que nuestro nanotraje ya no nos indica las diferentes tácticas para enfrentarnos a una situación, el sigilo o la acción directa siguen siendo perfectamente combinables. El arco es el protagonista destacado en esta nueva entrega, siendo el único arma que puede utilizarse junto al camuflaje activado. Y, también al mismo tiempo que la posibilidad de marcar a nuestros enemigos para saber siempre en qué posición están, todas ellas características que hacen que Crysis 3 siga con su componente estratégico intacto.

Los efectos de luz, las texturas, los modelados... El motor de Crytek luce sobresaliente en todo lo que se propone.
Los efectos de luz, las texturas, los modelados... El motor de Crytek luce sobresaliente en todo lo que se propone.

Pero Fields es un entorno mucho más dado al "correr y disparar". Al principio del nivel, la hierba puede ocultar nuestra posición y deberemos piratear unas minas para no levantar alarmas innecesarias, pero una vez dentro de un complejo industrial, veremos el lado más agresivo de Crytek, con enemigos que pondrán a prueba todo lo que hemos aprendido a lo largo del primer nivel. En medio del tiroteo, empezamos a notar la razón de ser de este final de trilogía. La gran tecnología utilizada en el primer juego se fusiona con el motor del segundo título adaptado a consolas para que todos los efectos y las físicas se combinen por fin en uno. El escenario es destructible hasta extremos sorprendentes, con un gran número de objetos que saltan por los aires, maderas y paneles que se desquebrajan y como no, los clásicos barriles rojos que explosionan.

Por supuesto, la clave sigue siendo el nanotraje, muy similar a la versión 2.0, pero que nos permitirá cosas tan interesantes como fusionarnos con armas alienígenas espectaculares como una especie de fusil francotirador que dispara rayos, y que utilizaremos para destruir torres de control. El nanotraje, además, es el telón de fondo para contar la historia de Prophet, que vuelve a ser héroe, intentando enmendar sus propios errores y entender cómo han podido torcerse tanto las cosas. Pero no estaremos solos. Psycho, personaje que conocemos desde el primer Crysis y que controlábamos en Warhead, servirá para canalizar gran parte de la trama que encontramos en Crysis 3. Le veremos desde una perspectiva totalmente diferente; abatido, sin nanotraje y con heridas tanto físicas como emocionales que han agravado aún más su carácter cínico e irónico.

Las armas lucen mejor que nunca. Ahora podremos usar algunas alienígenas, aunque tendrán ciertas limitaciones para no abusar de ellas.
Las armas lucen mejor que nunca. Ahora podremos usar algunas alienígenas, aunque tendrán ciertas limitaciones para no abusar de ellas.

Acción y destrucción
Lo mejor de Crysis 3 es, en el fondo, este conjunto de tantos elementos mezclados entre sí. No te puedes quedar sólo con la amplitud de sus escenarios, porque perderías el detalle de cada hierba y cómo se comporta ante las diferentes situaciones en las que te encontrarás. Es como si en Crytek hubieran decidido superarse a sí mismos, marcándose la apuesta de lograr lo mejor en un entorno orgánico y uno artificial, pero con la particularidad de hacerlo todo al mismo tiempo. Y, definitivamente, el empaque es prometedor incluso desde su versión alfa, que se comporta de una manera muy sólida. Notar el viento meciendo las hojas, la luz que se filtra a través de la cúpula y después a través del cristal de tu casco… todo mezclado con el polvo levantado por la última granada para componer una sensación impactante. Por si fuera poco las armas acompañan perfectamente al espectáculo visual, presentando un diseño muy acertado y, sobre todo, muy variado en cuanto a su ejecución.

Crysis sigue sorprendiendo como el primer día por esa capacidad de aproximarse a todas las situaciones con un montón de recursos a tu alcance. Es cierto que el escenario no llega a extenderse tanto como vimos en su momento en el primer Crysis, y que a la Inteligencia Artificial le siguen faltando algunas neuronas, sobre todo cuando estamos en combate cercano, pero el derroche de adrenalina y pirotecnia en cada enfrentamiento sigue estando totalmente vigente. El resto, como jugador, depende de ti.

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